Como nos recuerda Jorge García en el epílogo, “Grandes Autores de Batman: Dennis O’Neil – Veneno” recopila los números 16 a 20 de Legends of the Dark Knight, colección lanzada en 1989 que abordaba los años formativos del personaje en manos de diversos y talentosos autores bajo el influjo del trabajo realizado por Miller y Mazzucchelli en “Batman: Año uno”.
El infierno que O’Neil pensó para Batman en “Veneno” comienza con el hombre murciélago corriendo por un túnel de alcantarillado en busca de una niña que está atrapada en él. No tarda mucho en encontrarla, pero cuando intenta liberarla un enorme trozo de cemento le cierra el paso. Mientras el nivel del agua no para de subir, Batman lucha por apartar el bloque. El agua no para de subir y Batman sigue luchando. El agua sube. Batman lucha. Demasiado tarde, demasiado débil. Sissy Porter ha muerto.
Desolado, al protector de Gotham le queda una última misión esa noche: informar al padre de Sissy de la terrible noticia. Para nuestra sorpresa, el Dr. Porter está más preocupado por el destino de las pastillas que ha creado, que por el trágico final que ha tenido el secuestro de su hija.
Pero vuelve a fracasar y la perspectiva de ser un héroe “a ratos” le hace recurrir a las drogas de diseño que el Dr. Porter está encantado de suministrarle: un esteroide que convierte los 285 kilos de la mole de cemento que le impidió rescatar a Sissy en una anécdota y, aparentemente, sin ningún efecto secundario nocivo.
Sin embargo, las apariencias engañan. En la segunda parte de “Veneno” el caballero oscuro comienza a notar los efectos adversos de su nuevo aliado: falta de autocontrol, deterioro de su capacidad intelectual (“a lo mejor ya no tengo necesidad de leer”, le espeta a Alfred mancuerna en mano) y sobre todo, dependencia.
Un sometimiento a las cápsulas del que el Dr. Porter y su amigo, el misterioso General Timothy Ashton Slaycroft, tienen intención de sacar partido; y del que Batman sólo podrá librarse con la ayuda de su más fiel compañero, Alfred.
O’Neil empuja a Batman al abismo para ver qué hace despojado de su mayor capital: la fuerza de voluntad. Cuanto más bajo cae más consciente es del atolladero en el que se ha metido, pero la falta de confianza que lo llevó a utilizar la droga como solución le impide resolver el problema.
Los villanos forman un dúo realmente atractivo al actuar por una causa común pero por motivos distintos. El Dr. Porter persigue la gloria científica y el General Slaycroft convertirse en el yugo de Estados Unidos, lo que según avance la trama creará fricciones entre ambos que funcionan muy bien como contrapunto al enfrentamiento con Batman.
En cuanto a la edición de ECC Cómics, “Grandes Autores de Batman: Dennis O’Neil – Veneno” sigue la línea de la colección, ofreciendo un tomo en formato cartoné con 144 páginas que incluyen el texto final de Jorge García y las portadas correspondientes a los números originales firmadas por el gran José Luis García López.
“Veneno” sitúa a Batman ante la disyuntiva de aceptar sus limitaciones o quebrantar su propio ser para evitar a toda costa el fracaso en su lucha contra el crimen. Un dilema clásico, renovado y ejecutado con maestría en un arco narrativo que mantiene la calidad y el interés de principio a fin.
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