Sirva la anécdota para ilustrar la relevancia actual de Pope en el mundo del cómic y, por lo que se ve, fuera de él. A sus 46 años, el artista de Filadelfia se ha labrado una carrera que cualquiera que haya soñado alguna vez con dedicarse a los lápices y la tinta firmaría sin dudar.
El responsable de “Batman: año 100”, por el que ganó dos Premios Eisner en 2007, comenzó su carrera en la revista Geralt y fundó a principios de los noventa el sello Horse Press. Su trabajo en la serie THB lo llevó a fichar en 1994 por el sello japonés Kodasha, donde ha desarrollado gran parte su carrera y cuyo trabajo compaginó con publicaciones en sellos como Caliber, Dark Horse o DC Cómics.
Algunas de las historietas que firmó para esta última son las que ECC Cómics ha agrupado en “Grandes Autores de Vertigo: Paul Pope”. Entre ellas figuran sus primeros trabajos para las líneas Paradox Press y Vertigo y una buena muestra del especial Solo a cargo de Pope.
Inicia el volumen un repaso a los orígenes del marketing en el mundo del espectáculo, personificados en el histórico agente de prensa Harry Reichenbach. Con un estilo clásico, Pope pone negro sobre blanco las mil y una triquiñuelas del publicista, como meter en una habitación de hotel a un león para promocionar “El regreso de Tarzán” o utilizar la mojigatería de sus conciudadanos para promocionar un cuadro.
Le siguen cuatro historietas de diversa temática con guion a cargo de otros autores. En “Cuéntame”, el británico Paul Jenkins plantea un cuento de navidad breve y un poco canalla con estrella invitada, que anticipa un tono sombrío solo superado por el norteamericano Bruce Jones en el relato más oscuro del tomo.
Volvemos al blanco y negro para descubrir a los precursores y figuras más insignes del “Glam Rock”, en una historieta de cuatro páginas que sirve de repaso cronológico a uno de las corrientes estéticas y musicales más influyentes del siglo XX. Tras tanta transgresión, “Danny Nod, ayudante de biblioteca heroico” hace su aparición para salvar un libro de un destino fatal con la inestimable ayuda de su fiel escudero.
A partir de “Historia increíble”, Paul Pope se encarga de guion y dibujo. En esta historia ambientada en el salvaje oeste, un buscapleitos del este, del poco dormir y del mucho leer las fantásticas historias sobre héroes fronterizos publicadas en novelas a 10 centavos, vino a perder el juicio y partió en busca de uno de esos primeros superhéroes: Bill el Salvaje. El resultado es, como poco, electrizante.
Repitiendo fórmula, en “El Problema de Cnosos” el autor estadounidense da una vuelta de tuerca a la leyenda del Minotauro y el laberinto de Creta, revisando los papeles de héroe y villano.
La siguiente pieza es un tributo a uno de los referentes artísticos de Pope, Jack Kirby, mediante una versión del primer episodio de OMAC, el One-Man Army Corps creado por el genio neoyorkino a mediados de los setenta. En el espacio no solo está Hermano Ojo sino también los protagonistas de “Tesoro perdido”, hijos del clan más rico y poderoso de Paruga, que habiendo sido secuestrados por un grupo de piratas estelares tendrán que aprender a sobrevivir y soportar el peso de sus decisiones.
De vuelta a la tierra, “Monstruo fantasma de tamaño real” y “En esta esquina” son las historias más costumbristas del tomo. En la primera, un chaval descubre por primera vez el significado de publicidad engañosa cuando pide un “terrible” monstruo fantasma por correo. “En esta Esquina”, coloreada por el madrileño José Villarubia, nos traslada durante unas cuantas páginas a un pequeño local del Lower East Side de Nueva York para presentarnos a la gente que se da cita en torno a él.
Cierra el tomo de Grandes Autores de Vertigo dedicado a Paul Pope, una historieta de tintes posapocalípticos protagonizada por un robot jugador de fútbol americano. En un San Diego convertido en yermo, la estrella de los Patrulleros Malteses busca infatigablemente acabar un partido que según nos informan los comentaristas del programa que narra el partido, ha tocado ya a su fin.
ECC Comics nos ofrece en este volumen recopilatorio, una demostración de la tremenda versatilidad de Pope. Un artista dueño de un estilo influenciado por creadores tan dispares como Moebius, Kirby o Miyazaki, y una capacidad narrativa hecha para el noveno arte. En definitiva, un autor que no te puedes perder.