El primer tomo de esta nueva aventura (ECC, 96 páginas, bimensual) abre con “Green Arrow: Rebirth”, un número que plantea bastantes cosas pero, como parece ser la tónica del resto de rebirths, no ahonda demasiado en ningún aspecto. Sirve, eso si, como declaración de intenciones del autor, ya que queda bastante claro que pretende seguir con ese tono más oscuro del final de la etapa del new 52. Dicho autor es, por cierto, Benjamin Percy, quien ya estuviera al mando de cara al final de dicha etapa y que ahora podemos encontrar también en “Teen Titans”.
Nos encontramos pues con un Oliver complejo, contradictorio y lleno de conflictos, en una ciudad (Seattle) más turbia y llena de secretos. En este punto he de decir que, aunque a los que escribimos este tipo de críticas nos encanta decir cosas como “la ciudad es un personaje en sí mismo” o “tiene una personalidad propia que contribuye a forjar la del resto de personajes”, en este caso, de no ser por la aparición ocasional de la Space Needle, la ciudad me resulta indistinguible de cualquier otra, ya sea la Star City de la televisión o la Gotham de Snyder, con sus sociedades secretas y sus conspiraciones.
Lo más destacable del número, en mi opinión, es la respuesta a una demanda (y ya les valía) que sobrevoló toda la anterior etapa del personaje, como era la ausencia de Canario Negro. El propio guionista añade un “…por fin” de lo más revelador que nos deja claro que el personaje tendrá la relevancia que se merece. Una relevancia que se pone de manifiesto en los siguientes números, en los que comparte aventuras con Oliver (en más de un sentido), sirve como excusa para un intento de explicación de las incongruencias del mismo concepto del protagonista, tiene su propia trama paralela y es el centro del obligatorio cliffhanger. Todo en los primeros tres números.
Y no es que hayan sobrecargado al personaje de Dinah, es que todo el cómic es así. Si en el número de presentación decía que no ocurre casi nada, en el resto ocurre demasiado: Una trama con una organización que se dedica a la trata de blancas con indigentes (algo que me parece haber visto ya mil veces en diferentes medios), el drama familiar de Ollie y su hermana-ninja, Canario Negro (ascensión y caída de la confianza en número y medio), los malos son banqueros (esto me ha encantado), traición corporativa y caída en desgracia del protagonista (¿Iron Fist?), muerte de un personaje que causa trauma (pero que solo has visto en 2 viñetas o así), la historia de John Diggle, ¿Shado? (ahí me perdí del todo)… Ah, y también hay un nerd que, creo, es el alivio cómico de la serie.
Y reconozco que mucha de mi estupefacción nace de mi ignorancia sobre la etapa inmediatamente anterior, pero ¿no es exactamente ese el propósito de un re-lanzamiento, re-numeración o re-birth?¿Que pueda entender algo sin necesidad de un bagaje previo? Además, resulta irónico que haber visto la serie, de la que se han importado numerosos conceptos y personajes, me complique mucho más la tarea de entenderlo todo. Es como esas pesadillas en las que tu familia o tus conocidos tienen sus caras y nombres pero no son realmente ellos. Verdaderamente apresurado y confuso.
Aunque le concedo que Oliver / Green Arrow me ha parecido mucho más profundo y humano de lo que esperaba, aunque el dibujo por momentos le haga parecer carente de inteligencia emocional.
Y eso que el apartado gráfico resulta de lo más interesante del tomo…
Durante el número introductorio y toda la primera parte del arco tenemos dibujos de Otto Schmidt, un artista siberiano que, todo hay que decirlo, no cosechó muy buenas críticas durante su fugaz paso por Marvel (“Secret Wars: La saga de Korvac”), pero cuyo estilo estilizado y casi cartoon encuentro, curiosamente, bastante interesante para el tono del personaje. Con unos tonos bastante coloridos que contrastan con la ambientación oscura que propone la serie, Schmidt destaca en la narrativa de acción y en la caracterización y expresividad de los personajes (me encanta que recuperen la barba de Oliver y que incluso se bromee sobre ello), pero flojea bastante en la profundidad de los fondos, demasiado a menudo inexistentes.
Mi conclusión es que trata de una serie con bastante futuro, pero que ha planteado un inicio mucho menos accesible de lo que me esperaba. Pero una vez establecido el punto de partida para todas las tramas y, conocidos los personajes, si el desarrollo de ambos aspectos se hace a un ritmo menos apresurado podemos estar ante un producto de los más interesante. Lo que inevitablemente si dividirá al público es la parte gráfica, entre quienes busquen la solidez de un autor regular y la variedad (con sus inevitables inconsistencias) de ir alternando entre varios estilos (y eso que aún nos faltan nombres por ver). Eso ya por gustos.