En fin, que “Gung Ho”. ¿Qué es “Gung Ho”? Es un término tomado de las cooperativas industriales chinas, “Gong Hé” ( 工合 ), que a su vez es una abreviatura de "Gongye hézuòshè" (工業合作社 ), que viene a significar “trabajar en equipo”, “trabajar en armonía”. En 1943, a instancias de Rewi Alley, empresario neozelandés que trabajó en la implantación de esas cooperativas industriales chinas, el Mayor de los Marines Evans Carlson tomó el término como grito de guerra del segundo batallón del Cuerpo de Infantería de Marina. De ahí pasó, por simpatía, a todo el cuerpo, independientemente del batallón.
“Gung Ho”, en su significado de “trabajo en equipo” es perfecto para el trasfondo de este cómic, dado que nos movemos en una sociedad continuamente asediada en la que el hecho de que cada elemento trabaje en perfecta coordinación con el resto es fundamental para la supervivencia del grupo.
Pero bueno, vamos a sumergirnos en el cómic: los hermanos huérfanos Zack y Archer Goodwoody –el primero algo más serio, el segundo bastante díscolo- son expedidos a “Fort Apache” desde su último destino. Parece que ambos están pasando por una adolescencia difícil, y son totalmente indómitos, así que los envían a la llamada “zona de peligro” en primera línea contra la plaga blanca. La última oportunidad para estas dos “ovejas negras” para redimirse.
“Fort Apache” en una comunidad casi marginal, permanentemente en alerta y en la que parecen estar buena parte de las “ovejas negras” del resto de Europa. Además, veremos que tienen sus problemas de convivencia, sus castas (atentos al detalle de los “clavos rojos” como indicador de respeto) e, incluso, la corrupción. Bien es cierto que, allá donde hay escasez y los recursos han de ser racionados, los corruptos afloran. ¿Escasez? ¿Racionamiento? Sí, porque hablamos de una colonia fortificada periférica, a la que los suministros llegan exclusivamente por tren, y parece que no con la suficiente frecuencia.
Y no podía faltar algo de acción: la plaga blanca ataca la colonia. Y los podemos identificar ahora como una especie de babuinos mutados de pelaje blanco, rápidos, agresivos, dotados de cierta inteligencia, y letales. En la colonia los conocen como “destripadores”, y conoceremos dos de los tipos que hay: exploradores y cazadores.
Hablemos ahora un poco de los autores: Benjamin von Eckartsberg y Thomas Von Kummant. Ambos artistas bávaros. En este caso podemos considerar a Benjamin como el guionista de la obra, y a Thomas como el dibujante, pero me temo que esa línea está poco clara, ya que en los extras veremos cómo ambos ponen todo su talento adquirido como artistas independientes y diseñadores publicitarios al servicio de la obra en todo lo relativo al aspecto gráfico.
Además, este álbum tiene su propia banda sonora: no sólo por la canción que Archer compone, y cuya letra y acordes para la guitarra podréis encontrar en la dos últimas páginas de los extras, sino que también podremos disfrutar del “(Don’t fear) the Reaper” –“No le temas a la parca”– , de The Blue Oyster Cult, un éxito de 1976 recogido en su álbum “Agents of fortune” y que estuvo 20 semanas dentro de la lista Billboard de las 100 canciones más vendidas.
Sin más, estamos ante una historia distópica de ciencia-ficción de interesante desarrollo. Incluso este álbum, que no deja de ser una obra de presentación, indica cosas muy prometedoras. El único punto negativo sería que, quizá, deberían haber dosificado un poco más los extras, dado que 37 páginas de extras en un álbum de 120 (un 30,8% del total) parece un poco excesivo, pese al rico trasfondo. Será cuestión de ver si en el resto de álbumes de “Gung Ho” que están por venir observaremos la misma tendencia.
Os animo a que descubráis esta nueva e interesante historia que viene a demostrarnos que desde Alemania llegan también cosas que molan. ¡A ver qué os parece!
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