Gung Ho: una sorpresa procedente del cómic alemán120 páginas a todo color en cartoné. “Gung Ho 1. Ovejas negras”, editado por Dibbuks, es un producto  interesante. Los productos alemanes dentro de la industria del cómic tienden a ser escasos y, a menudo, clasificados dentro del panorama underground. La aparición de un cómic como “Gung Ho” supone un soplo de aire fresco dentro del ámbito perteneciente al cómic centroeuropeo.

En fin, que “Gung Ho”. ¿Qué es “Gung Ho”? Es un término tomado de las cooperativas industriales chinas, “Gong Hé” ( 工合 ), que a su vez es una abreviatura de "Gongye hézuòshè" (工業合作社 ), que viene a significar “trabajar en equipo”, “trabajar en armonía”. En 1943, a instancias de Rewi Alley, empresario neozelandés que trabajó en la implantación de esas cooperativas industriales chinas, el Mayor de los Marines Evans Carlson tomó el término como grito de guerra del segundo batallón del Cuerpo de Infantería de Marina. De ahí pasó, por simpatía, a todo el cuerpo, independientemente del batallón.

“Gung Ho”, en su significado de “trabajo en equipo” es perfecto para el trasfondo de este cómic, dado que nos movemos en una sociedad continuamente asediada en la que el hecho de que cada elemento trabaje en perfecta coordinación con el resto es fundamental para la supervivencia del grupo.

Gung Ho: una sorpresa procedente del cómic alemánBueno, hablábamos de que el volumen tiene 120 páginas, si bien de cómic sólo son 79. El resto son extras que nos ayudan a sumergirnos en el trasfondo de esta obra. Con muy bien criterio, han puesto aquí el que iba a ser el prólogo de la obra. Pero también encontraremos el plano y distribución del puesto fortificado, “Fort Apache”, estudios de distribución, color, bocetos, diseños de personajes, vehículos y entorno, fragmentos de guión, notas sobre el trasfondo, orígenes de la plaga blanca, música, paginado… ¿Música? Sí, amigos lectores, Archer Goodwoody, uno de los protagonistas, toca la guitarra y compone canciones, y los autores no se han limitado a ponerle letra, sino que también desarrollaron los acordes de guitarra.

Pero bueno, vamos a sumergirnos en el cómic: los hermanos huérfanos Zack y Archer Goodwoody –el primero algo más serio, el segundo bastante díscolo- son expedidos a “Fort Apache” desde su último destino. Parece que ambos están pasando por una adolescencia difícil, y son totalmente indómitos, así que los envían a la llamada “zona de peligro” en primera línea contra la plaga blanca. La última oportunidad para estas dos “ovejas negras” para redimirse.

Fort Apache” en una comunidad casi marginal, permanentemente en alerta y en la que parecen estar buena parte de las “ovejas negras” del resto de Europa. Además, veremos que tienen sus problemas de convivencia, sus castas (atentos al detalle de los “clavos rojos” como indicador de respeto) e, incluso, la corrupción. Bien es cierto que, allá donde hay escasez y los recursos han de ser racionados, los corruptos afloran. ¿Escasez? ¿Racionamiento? Sí, porque hablamos de una colonia fortificada periférica, a la que los suministros llegan exclusivamente por tren, y parece que no con la suficiente frecuencia.

Gung Ho: una sorpresa procedente del cómic alemánBueno, Los hermanos Zack y Archer llegan a “Fort Apache” (sí, el nombre viene dado por la película de John Ford de 1948), y son convenientemente ubicados e informados sobre sus funciones y obligaciones en el lugar, así como las normas que rigen la colonia nº 16. Zach parece adaptarse mejor gracias a su carácter taciturno, pero Archer es un díscolo adolescente regido por sus hormonas, y es un imán para los problemas y los castigos administrativos por parte de la autoridad de la colonia. Pero no mucho más que el resto de adolescentes nativos, si bien estos últimos parecen estar más integrados en los engranajes productivos y defensivos de “Fort Apache”. Seremos testigos de los típicos pulsos de fuerza entre chavales e, incluso, de los típicos –mas no por ello admisibles- abusos contra el más débil.

Y no podía faltar algo de acción: la plaga blanca ataca la colonia. Y los podemos identificar ahora como una especie de babuinos mutados de pelaje blanco, rápidos, agresivos, dotados de cierta inteligencia, y letales. En la colonia los conocen como “destripadores”, y conoceremos dos de los tipos que hay: exploradores y cazadores.

Hablemos ahora un poco de los autores: Benjamin von Eckartsberg  y Thomas Von Kummant. Ambos artistas bávaros. En este caso podemos considerar a Benjamin como el guionista de la obra, y a Thomas como el dibujante, pero me temo que esa línea está poco clara, ya que en los extras veremos cómo ambos ponen todo su talento adquirido como artistas independientes y diseñadores publicitarios al servicio de la obra en todo lo relativo al aspecto gráfico.

Gung Ho: una sorpresa procedente del cómic alemánEn cuanto al estilo, no se le puede negar una gran influencia del estilo manga, pero queda muy bien integrado con los fondos y una gama de colores muy bien elegida. El producto es vistoso y tiene calidad. La lástima es que queda muy claro que es un álbum de presentación y, relativamente, pasan pocas cosas. Pero deja muy clara la situación de la colonia, el trasfondo general, el funcionamiento de esta nueva sociedad, los antagonistas y los problemas internos, dejando todo el camino allanado para los próximos números que estén por llegar.

Además, este álbum tiene su propia banda sonora: no sólo por la canción que Archer compone, y cuya letra y acordes para la guitarra podréis encontrar en la dos últimas páginas de los extras, sino que también podremos disfrutar del “(Don’t fear) the Reaper” –“No le temas a la parca”– , de The Blue Oyster Cult, un éxito de 1976 recogido en su álbum “Agents of fortune” y que estuvo 20 semanas dentro de la lista Billboard de las 100 canciones más vendidas.

Sin más, estamos ante una historia distópica de ciencia-ficción de interesante desarrollo. Incluso este álbum, que no deja de ser una obra de presentación, indica cosas muy prometedoras. El único punto negativo sería que, quizá, deberían haber dosificado un poco más los extras, dado que 37 páginas de extras en un álbum de 120 (un 30,8% del total) parece un poco excesivo, pese al rico trasfondo. Será cuestión de ver si en el resto de álbumes de “Gung Ho” que están por venir observaremos la misma tendencia.

Os animo a que descubráis esta nueva e interesante historia que viene a demostrarnos que desde Alemania llegan también cosas que molan. ¡A ver qué os parece!

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