En fin, nos quedamos en el tomo anterior con que una joven chica campestre llamada Emmy descubre que es la reencarnación de Hester Beck, una bruja malvada que usó sus poderes para crear a ciertas criaturas: demonios menores, duendes, fantasmas… Pero Emmy, tras ser consciente de su procedencia y de su poder decide emplearse para mejorar la calidad de vida de la gente de Harrow County. No sólo actúa como una especie de enlace entre esas criaturas y la gente del pueblo, sino que ha aprendido a usar sus poderes en favor de sus vecinos: es venerada por sus habilidades curativas, y recibe regalos por ellos. También consigue que los vecinos del pueblo aprendan a convivir con esas criaturas arcanas que, por otra parte, se conforman con bien poco. Eso sí: Emmy se niega a efectuar rituales oscuros. Por eso le niega al Sr. Webb cierta solicitud.
Emmy ignoraba que tenía una hermana gemela: Kammi. Y Kammi acude a ella. Es una muchacha adinerada, y que parece contenta de conocerla. Pero pronto se delatará: tiene un espíritu mucho más oscuro y unas motivaciones muy distintas a las de la humilde Emmy. Y eso provocará una confrontación de imprevisibles consecuencias.
En fin: ¿se impondrá la oscura Kammi a las dulces intenciones de Emmy? En fin, tendréis que leer el cómic para poder averiguarlo-
En todo caso, la ansiedad de la gente del condado de Harrow es uno de los puntos más fuertes del cómic, y es un ejemplo de cómo realizar un cómic de terror. A medida que vanza la narración, se va haciendo más patentes tanto el miedo como la paranoia subyacente en la gente del pueblo., especialmente teniendo en cuenta los violentos antecedentes que vimos en el primer tomo. Se percibe esa sensación de malestar, esa inquietud.
Cabe destacar el encuentro que Emmy tiene con una de las criaturas, un gran ser de aspecto bovino que vive escondido en un cobertizo, que es el que, a la postre, le da el mejor consejo que ha recibido hasta el momento: que en un momento dado podría perder la capacidad de manejar los sentimientos de la gente del pueblo como hace hasta ahora, y que esos seres sobrenaturales pueden no estar allí para ayudarla.
Cullen Bunn ha sido capaz de crear un ambiente desasosegador en una muestra del género que podríamos llamar “gótico rural americano”. Un planteamiento novedoso.
Con respecto a Tyler Crook, pese al aspecto falsamente básico e inacabado de su dibujo, consigue una gran expresividad en sus personajes –sobre todo en los sentimientos más sutiles escondidos en el rostro humano- y, mediante el uso de sus acuarelas, consigue unos fundidos de color que, sobre todo en las escenas más oscuras, sumergen al lector en la inquietante historia.
No nos dejemos las quince páginas siguientes del sketchbook que la edición nos ofrece: estudios de personajes, los bocetos de las portadas, la composición de páginas y dos fanarts invitados: los de Jock y Bryan Fyffe.
La digna conclusión de la primera saga de una obra que explora los terrores de lo desconocido, tanto en el lado real como en el sobrenatural que, al final, parece que no son tan diferentes.