‘HHhH’ (Seix Barral, 2011), acróstico de “Himmlers Hirn heisst Heydrich” (“El cerebro de Himmler se llama Heydrich”, es el título de una de las novelas más potentes del año 2011. Laurent Binet (Paris, 1972) sorprendió a todos con esta ópera prima, magistralmente construida, sólida como el pedernal, desgarradoramente tierna y admirablemente humana. Por ello se llevó el premio Goncourt de primera novela, si bien merecía más, mucho más, consolación a la que contribuyen en parte otros premios posteriores ya de menor envergadura –nada que ver con la gran pieza de caza de las letras francesas.
Tanto es su impacto, a la altura sin duda de su mérito, que la crítica todavía la recibe con confusión. Binet reconstruye hechos históricos de forma escrupulosa, renunciando a la especulación, denunciando la invención, reconociendo que no hay mejor forma de rendir honor a los protagonistas que concediendo exhaustivo rigor al valor de sus acciones y decisiones. La literatura entra de alguna forma en suspenso, o en repenso, si se me permite el neologismo. Hasta ahora la literatura sólo podía ser ficción en mayor o menor grado, pero ficción al fin y al cabo, y de ella nada hay en ‘HHhH’ (Seix Barral, 2011).
‘HHhH’ rompe la rígida frontera de la literatura y la conduce hasta extrañas tierras todavía poco o nada exploradas
Entonces, ¿ante qué estamos cuando el mismo autor rechaza la ficción?, ¿ante qué objeto literario cuando el autor toma la voz narrativa y hace de su proceso de construcción/creación el hilo argumental y el centro de la exposición de los hechos? Laurent Binet, en una entrevista reciente, califica a su libro como de “una alternativa a la novela histórica”. En otras críticas, fragmentos extraídos de las solapas del libro, puede leerse: “entre la Historia y la literatura” o “Entre la novela, la investigación y el ensayo literario…”. Imprecisiones y ambigüedades. Algo así como decir que se encuentra, siendo castizos, entre Pinto y Valdemoro, en medio de ninguna parte, en tierra de nadie, o en vaya usted a saber dónde.
En aras de la justicia y la precisión permitan que me refiera a ‘HHhH’ (Seix Barral, 2011) como una gran obra de “Historia emocional”. Donde los hechos y los protagonistas se respetan con rigor y seriedad, sin por ello la voz narradora despojarse de toda la carga emotiva y el sentimiento que le producen los acontecimientos. No se trata de generar reacciones en el lector, sino de transmitirle las reacciones y las tomas de partido que el descubrimiento de las historias, el proceso investigación, la creación del texto o los acontecimientos y sus protagonistas, han generado ya en el autor. La comunicación autor-lector no sólo no se enmascara, sino que fundamenta en un canal distinto al habitual: la emoción pasa de ser un objetivo a ser un factor más de la novela.
Otra novela es posible
Esto implica un pacto totalmente distinto al conocido hasta ahora. La valoración de la novela debe producirse, además de los conocidos, entorno a otros elementos marginales o no considerados. Esa es uno de los grandes logros y méritos incontestables de Binet: el mostrarnos que otra novela es posible.
En el centro de todo este proceso, por supuesto, hay una gran historia. De nada valdría la propuesta de un nuevo pacto, fundamentado sobre su capacidad para transmitirnos la emoción que le causaron sucesos y personajes, sin una buena base. Y la IIª Guerra Mundial, sin ánimo de resultar frívolo, está repleto de historias capaces de conseguirlo.
En esta ocasión, ‘HHhH’ (Seix Barral, 2011) elige al sanguinario y cruel Reinhard Heydrich (Halle, Alemania; 1904 – Praga, Checoslovaquia; 1942): segundo de las SS –lideradas por Heinrich Himmler, responsable del protectorado nazi de Bohemia-Moravia, y coautor del diseño de la Solución Final con la que el ejército alemán ejecutó a millones de personas –junto al eficaz funcionario Adolf Eichmann. El mismísimo Hitler lo tuvo en alta estima, considerándolo el nazi perfecto, casi el ario ideal, aunque nunca pudo librarse totalmente de los rumores que aseguraban poseía ascendencia judía –surgidos a partir de las investigaciones del III Reich previas a incluirlo en su cúpula.
El carnicero de Praga
Tanta era su crueldad y su dureza que, para el pueblo checoslovaco al que oprimía con mano dura en su época de protector, llegó a convertirse en una pieza simbólica de su todavía firme resistencia patriótica. Invadida casi sin obstáculos gracias a la vergonzante indiferencia de Francia e Inglaterra, Checoslovaquia se consideró, durante casi todo el tiempo, una pieza menor en el tablero de la guerra. Sin embargo, desde la oposición política checa, exiliada en Londres, se pretendía reivindicar un papel principal y una situación crítica, poniendo en marcha para ello un servicio de información y de sabotaje con el que mantener vivos sus derechos ante la opinión pública mundial. Una de estas acciones de reivindicación fue la “Operación Antropoide”, responsable del lanzamiento de dos paracaidistas, simbólicamente uno checo y otro eslovaco, cerca de Praga con la misión de acabar con la vida de Reinhard Heydrich.
‘HHhH’ (Seix Barral, 2011) se centra en esta historia.
Como ven, el punto de partida es de una intensidad innegable. El mayor logro de Binet está, con todo, en otro lugar. Hemos dicho que Binet nos expone ante un reto para reconsiderar, por enésima vez, los límites de ese extraño objeto literario llamado novela. Hemos dicho que ‘HHhH’ precisa de un merecido esfuerzo en intentar ubicar su reto dentro del actual canon, donde encuentra difícil acomodo. Y hemos dicho que todo esto se justifica por su propuesta de un nuevo apasionante pacto creativo entre el autor y los lectores para incluir, en el contrato, nuevas condiciones.
Binet cambia las reglas y se sitúa a la vanguardia
Todo ello desemboca en un argumento final que, a la postre, es el que ha hecho merecedor a Laurent Binet de los mayores reconocimientos: y es que ‘HHhH’ (Seix Barral, 2011) rompe la rígida frontera de la literatura y la conduce hasta extrañas tierras todavía poco o nada exploradas. El pacto ficcional permitía en la novela histórica el uso de hechos reales, pero la ficción continuaba manteniéndose como un requisito inmanente.
Laurent Binet cambia las reglas, excluyendo a la ficción, renegando de ella, centrándose en la antagónica realidad como única materia capaz de hacer justicia a la Historia. Tanto, que ni siquiera la exigua etiqueta de “novela histórica” es capaz de albergar su propuesta, ¡ni aún forzándole las costuras! Ninguna novela hasta ahora había narrado así la Historia. Ojalá vengan muchas tras ella capaces de hacerlo.
Laurent Binet presenta una propuesta de vanguardia en cuanto a la comprensión de la literatura como arte creativa. Y lo hace con una historia apasionante e intrigante, amorosamente humana y gélidamente cruel. ‘HHhH’ (Seix Barral, 2011) me ha entusiasmado, me ha encantado, me ha transmitido sensaciones olvidadas y llevado a terrenos nuevos. Pocas novelas son capaces de causar tanta emoción, de generar tanta pasión como ésta. Una obra maestra excepcional. De principio a fin un texto subyugante, cautivador y eterno.