HikiTras una larga exposición al maestro del terror Junji Ito (gracias al amplio catálogo que nos ha ido trayendo estos meses ECC) este reseñador necesitaba un poco de aire fresco, alguna novedad de mi género preferido que reseñar con buenas ganas. Fue entonces cuando llegó a mí el nuevo manga que la editorial acababa de publicar, Hiki, y decidí darle una oportunidad. Y no me arrepiento de ello.

Lo primero que llamó mi atención de la obra fue el estilo (bueno, eso sería mentir, lo primero que me llamó la atención fue que la autora se llamaba “Banana”), que mantenía ese aire que relacionamos mentalmente con los Shoujos o con el Shonen Ai. No obstante, aviso ya que eso no debe permitir que nadie se eche atrás a la hora de darle una oportunidad a la obra, sino todo lo contrario, me atrevería a decir que sirve de aliciente por el drástico contraste que plasma, tema del que hablaré más adelante.

Para saber a qué atenerme con esta obra investigué un poco sobre la señora Banana. Y, efectivamente, estos géneros no le son desconocidos. Fue por eso que mi sorpresa al leer Hiki fue aún mayor, al descubrir lo versátil que puede ser esta autora, pues en este caso ha conseguido una magnífica obra de terror dejando de lado los temas recurrentes en sus otras obras sin que eso le pase factura. Cuando un autor puede crear contenido de calidad fuera de su zona de confort, es un muy buen indicativo de su capacidad.

Hiki

Bueno, vayamos por partes. ¿De qué va Hiki? Es un manga de terror psicológico en el que un joven llamado Rin encuentra, junto a su amigo Yada un antiguo mapa que pintó cuando era pequeño, pero del cual no recuerda nada. Intentando descubrir el propósito del mapa, decididos a recordar para qué lo pintaron, acaban encontrando una cómoda abandonada en pleno monte. Desde el momento en que Rin abre sus cajones, abre, literalmente, la puerta a un ser terrible, que parece querer algo de él. ¿Quién es esa chica que aparece cada vez que Rin abre algo, y por qué insiste en llamarlo… hermano?

HikiHaciendo gala de la maestría de los japoneses para perturbar psicológicamente con cualquier pequeña cosa, Nangoku Banana idea un problema que se presenta de una forma tan peculiar como agobiante. Igual que Freddy Krueger solo aparece en sueños, y Sadako entra en escena siete días después de ver una cinta de vídeo, Sakiko aparece cada vez que Rin abre algo. ¿Os imagináis ver su rostro cada vez que abráis un cajón para sacar vuestra ropa? ¿O al buscar comida en la despensa? Sin duda un concepto que hará que más de uno se lo piense dos veces antes de ir a por un tentempié nocturno a la nevera.

El ritmo está muy bien llevado, y el desenlace se va cuajando poco a poco hasta sorprendernos con un grato giro final, abusando (para bien) del concepto de Sakiko hasta sus últimas consecuencias. 

En cuanto al estilo, como decía antes, da una impresión, en un inicio, de “Slice of Life” o de romance. Te anima a relajarte y disfrutar de sus personajes y sus escenarios. Pero entonces te sorprende con un brusco cambio de estilo en lo correspondiente, únicamente, a Sakiko, que rompe completamente con todo el estilo pacífico que se ha creado hasta el momento. Un estilo que, aún fuera de ese contraste, resultaría perturbador, pero que al estar tan bien mezclado destaca con más fuerza.

En mi opinión, una acertada apuesta por parte de ECC, y una aún más acertada si decides darle una oportunidad al terror de Hiki. O, quizás, prefieras no abrir sus páginas, por temor a lo que pueda salir de ellas…

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.