Un fenómeno social con la envergadura transcendental como la que la guerra ocupa en la historia de la humanidad merecía un análisis histórico a la altura. Máxime si tenemos en cuenta la importancia de los tratados, libros u opúsculos que han considerado este tema alguna vez, encabezados por nombres como los de Flavio Vegecio Renato, Sun Tzu, Julio César o Carl Von Clausevitz; por referirnos sólo a algunos de los más populares. Y las escasas referencias que el trabajo histórico ha tenido hasta el momento en cuanto a la guerra se trata, casi siempre realizado desde la perspectiva individual en el análisis de batallas o campañas, pero muy pocas veces con un análisis longitudinal de la completitud del que aquí coordina y edita Geoffrey Parker con el título de ‘Historia de la Guerra’ (publicada en 2010 por Akal Universitaria, en Serie Historia Moderna n. 296).
En sus páginas, a partir del siglo V antes de Cristo y hasta el final del siglo XX, se traza un recorrido por las guerras de la historia articulado a partir de las variables estructurales que de forma más relevante influyeron en su progreso: la socioeconómica, garantizando los recursos –la mayor parte llegados a partir de tributos o contribuciones obligatorias- para el mantenimiento de unas campañas cada vez más costosas; la sociopolítica, decisiva cuando queremos observar la naturaleza de los actores que se enfrentarán, y los límites estratégicos y tácticos a los que ello les expone –no hablamos del mismo fenómeno si nos referimos a ejércitos particulares o a estados combatientes; la cultural, explicativa cuando queremos enfrentar la tan espinosa cuestión de los límites de la guerra, de cuáles son los objetivos y hasta donde son capaces de llegar las partes, comenzando por los cambios temporales de la idea de victoria militar; y la tecnología, trayendo al primer plano los avances producidos tanto en las áreas directamente relacionadas con la guerra (novedosas estrategias y tácticas, el diseño y/o el desarrollo del armamento y los pertrechos, etc.), como en otras indirectamente vinculadas pero con una aplicación decisiva (las nuevas técnicas de construcción, de ingeniería o de fabricación dislocan continuamente la idea de guerra, inaugurando nuevas fases y etapas).
Se agradece la advertencia inicial de los autores sobre su elección de centrarse en este trabajo (con la intención de convertirlo en manejable y útil para un lector no especializado) en el modelo cultural occidental, surgido en la Europa continental. Con ello persiguen el origen y la evolución del modelo que actualmente sirve para la organización militar y la concepción estratégica y táctica de la práctica totalidad de ejércitos en todo el planeta. Recogiendo las incesantes transformaciones en la forma de la guerra que han tenido lugar desde los Hoplitas y el modelo de la Grecia antigua hasta nuestros días: desde el pretender la exclusiva defensa territorial de las ciudades Estado en campañas de cortísima duración, hasta la derrota por aniquilación en campañas de larga duración y alto poder de destrucción.
A este respecto, nos ha llamado poderosamente la atención un cierto desequilibrio temporal: con el período comprendido entre los siglos XVIII y XX constituyendo prácticamente la mitad de la obra. Hubiese sido muy interesante que, haciéndose eco de la historiografía más reciente y de los descubrimientos arqueológicos relacionados que han ido apareciendo, se produjese en el texto una mayor presencia de las (mal llamadas) tribus bárbaras: que combatieron durante siglos al ejército romano desde Britannia hasta el oriente bizantino, y cuya organización militar y capacidad armamentística se vislumbra bastante más pareja de lo que la deturpada imagen popular permite entrever. Siendo incluso, en algunos casos, incorporada y mejorada por el ejército romano.
O incluso, aunque somos conscientes que excede los objetivos iniciales y pudiera despistar al lector del hilo principal de libro, consideramos hubiese sido en alguna medida tan enriquecedor como explicativo, un mayor contraste entre las etapas feudales de oriente y occidente. Destacando unas similitudes y diferencias tan fascinantes como desconocidas, y que sirven para acercar dos mundos esencialmente aislados durante esta época y que, irónicamente, la historiografía de los conflictos bélicos es capaz de acercar en la actualidad.
Otro aspecto que nos ha resultado de interés es la introducción de la variable individual, mostrando un conveniente cuidado en la atribución de méritos y la concesión de relevancia a las figuras individuales que van apareciendo. Este es un tema mucho más espinoso de lo que parece, en cuanto el origen británico de la conocida como Escuela del Gran Hombre, además orientada en importante medida a los considerados por ella como héroes militares o grandes generales, concedía a su aportación el ser la causa principal de los acontecimientos o los grandes sucesos de la Historia; impregnando durante largo tiempo el tratamiento de este asunto de un individualismo metodológico que relegaba a un segundo (o tercer) plano cualquier relevancia de las variables estructurales. La obra coordinada por Parker consigue, sin embargo, un trato individual-estructural no sólo convenientemente explicado, sino matizado y aclarado cuando se hace necesario, presentándole al lector uno de los tratamientos generales más equilibrados y correctos a los que puede tener acceso en castellano.
Junto con un estilo claro y accesible son muy de agradecer, incrementando el valor pedagógico de la obra, los recursos adiciones que refuerzan y aclaran tanto el desarrollo de los artículos que componen el libro (mapas y esquemas sobre las posesiones territoriales, distribuciones sobre el terreno o posiciones y orientaciones estratégicas de los contendientes), como el objetivo general de la obra (cronología sobre las contiendan más relevantes, un vocabulario con los principales conceptos, un índice onomástico para la consulta rápida si estáis interesados en un hecho o figura concreta, o una bibliografía relativa a los distintos capítulos del libro por si queréis mayor información).
Geoffrey Parker supera con solvencia el reto de editar un estudio histórico de la guerra desde una perspectiva longitudinal capaz de superar las inmensas dificultades con las que se han venido encontrando otras obras del género: la fragmentariedad de los análisis, el excesivo individualismo en el considerar los factores contextuales, la opacidad respecto a los factores estructurales y su capacidad de determinar la naturaleza y circunstancias de los hechos… ‘Historia de la Guerra’ supone un paso decisivo en el acercamiento a una obra definitiva que, por su rigor científico y calidad analítica, tardará mucho en ser igualada en nuestro panorama editorial.