La magia se encuentra íntimamente ligada a la condición humana. Forma parte de nuestras vidas, podemos encontrarla en los espectáculos de vodevil, e incluso en nuestra vida diaria, si sabemos dónde buscar.
Cuando se habla de magia, solemos confundirlo con ilusionismo, y aunque puedan parecer términos similares, presentan ciertas diferencias. La magia se puede definir como el arte de hacer cosas extraordinarias y admirables. Dentro de ella podemos destacar dos:
- Magia blanca: aquella que se sirve de métodos naturales para crear efectos extraordinarios, teniendo como variante la conocida como verde por basarse en el efecto curativo de las plantas.
- Magia negra: la que no es aceptada por la sociedad al servirse de supuestos contactos con el diablo para lograr sus fines. Tanto una como otra, aparecen asociadas a la figura del brujo, hechicero o druida.
¿Qué es el ilusionismo?
El ilusionismo, por su parte, abarca la prestidigitación, palabra de origen latino que significa “rapidez en los dedos”, y es el arte de engañar al ojo del espectador a través de diestros movimientos de la mano con los que conseguir la aparición de un objeto, la desaparición del objeto o la transformación del mismo.
En inglés se utiliza el vocablo legerdemain para explicar tanto el ilusionismo basado en la habilidad de las manos como aquel que precisa la colaboración especial de todo tipo de medios mecánicos y artilugios diversos. La práctica del ilusionismo se desarrolla sobre un escenario teatral, aunque la mayor parte de las veces llamemos mago al ilusionista.
El ilusionismo y magia han jugado un papel clave en el cine desde hace décadas y, por ello, a lo largo de este artículo queremos hablar de la historia de la magia en el séptimo arte. ¿Nos acompañas?
Historia de la magia
La magia en Egipto
Las noticias que tenemos sobre el origen de la magia se remontan a la civilización más antigua de la humanidad, la egipcia. En el antiguo Egipto vivía el mago Dedi, muy estimado en la corte del faraón Keops. Destacó por su habilidad para unir cabezas que habían sido cortadas, domesticar leones y, su hazaña más curiosa, hacer que un ganso corriera por la habitación sin cabeza y sin darse contra las paredes.
Cada uno de los logros del mago Dedi ha llegado a nuestros días a través del papiro Westcar, que en la actualidad se conserva en el Museo Estatal de Berlín. Quizás las historias de Dedi no eran más que cuentos para niños, lo que si es cierto es que siempre que hablamos de la cultura egipcia, la magia se revela como algo cotidiano.
Así, las propias pirámides han sido objeto de especulación durante muchos años, e incluso se les han llegado a atribuir propiedades mágicas por la perfección de sus formas. En el mismo nivel se podrían englobar las prácticas de los sumos sacerdotes o la fascinación despertada por los jeroglíficos.
La magia en Grecia y Roma
En la antigüedad clásica, se sabe que algunos profesionales del gremio utilizaban sus extraordinarias habilidades para ofrecer espectáculos de diversión y entretenimiento para el público. Así, uno de los trucos más utilizados, el número de los cubiletes, tiene su origen en el siglo II a. C en Grecia.
En Grecia y Roma, las prácticas de carácter mágico iban más allá del mero espectáculo, pues gracias a la mitología tenemos noticias de la existencia de los oráculos, sacerdotes o sacerdotisas. Estos tenían habilidades especiales para adivinar el porvenir de los incautos mortales.
En el siglo IV, Constantino se convierte en emperador de Roma. Con él va a producirse un hecho que influirá considerablemente en la concepción de la magia: el cristianismo pasó de ser una religión perseguida a adquirir grado oficial. Las conversiones fueron masivas. A pesar de ello, este hecho no causó la desaparición de las creencias paganas, cuya existencia adquirió más importancia si cabe, con la caída del Imperio y las invasiones bárbaras.
La magia en la Edad Media
A comienzos de la Edad Media, las creencias populares dirigidas por los druidas, quienes extraían su poder de la naturaleza, se convirtieron en una seria amenaza para la religión oficial. Las máximas autoridades eclesiales, respaldadas por el poder civil, decidieron tomar cartas en el asunto. Amparados en la sensación de caos y superstición en la que estaba inmersa la sociedad, comenzaron una férrea política de represión que encontró en la Inquisición el instrumento ideal para imponer su ley y eliminar la magia las calles.
Los tribunales de la Santa Inquisición tenían como objetivo principal la persecución y aniquilación de todo tipo de prácticas paganas que se alejaran de los ideales predicados por la Iglesia Católica. Como resultado, miles de hombres y mujeres eran detenidos, torturados y quemados en la hoguera acusados de brujería.
Sin embargo, esta práctica de terror no permitió la extirpación de la magia de la vida cotidiana. Pese a tratarse de una de las épocas más oscuras de la humanidad, ha pasado a la historia por contener la leyenda del mago más grande de todos los tiempos: Merlín, mentor y consejero del Rey Arturo y de los caballeros de la tabla redonda.
La magia en los últimos siglos
A partir del siglo XVI, vuelven a tomar fuerza las noticias relativas a la magia. De esa época está fechada la existencia en Inglaterra de Reginald Scot, autor del libro “El descubrimiento de la brujería” publicado en 1584. Esta publicación puede ser considerada como el primer tratado de magia para el mundo moderno. En él se recogen algunos de los trucos más interesantes de la época.
Durante el siglo XVII, abundan los charlatanes errantes, que se encargaban de recorrer los principales pueblos y ciudades, exhibiendo sus espectáculos en las plazas públicas. Ni que decir tiene que la magia en estos individuos era un mero pretexto, pues se dedicaban a vender las excelencias de milagrosos elixires con los que lucrarse a costa de la ignorancia popular.
Llegan los magos famosos
Ockes Bockes
En esta centuria hay que destacar un mago importante, Ockes Bockes, al que se considera padre del término Hocus Pocus. También se sabe que en estos años se introduce en Europa el arte de las cartas y se da a conocer algunos trucos procedentes de China, como los aros chinos o la bolsa y el huevo.
Giovanni Pinetti
En el siglo XVIII, la magia va adquiriendo una mayor importancia, tanto es así que en las principales ciudades de Europa se abren teatros dedicados en exclusiva a este tipo de espectáculos. En ellos se comienza a innovar con los efectos de luz y escondites secretos, que provocaban gran asombro entre el público. Uno de los maestros en este campo, es el italiano Giovanni Pinetti, quien cosechó un gran éxito en los principales teatros de la época, al tiempo que atrajo la curiosidad de numerosos personajes, empeñados en intentar descifrar sus trucos.
Houdini
El siglo XIX marca una era de nuevos cambios e importantes avances a todos los niveles sociales. Como era de esperar, en el campo de lo mágico no va a ser una excepción. En esta época la magia adquiere el grado de madurez gracias al francés Houdini, quien incorpora la elegancia en sus espectáculos. Sus números causan un gran impacto con exhibiciones de escapismos imposibles. Su libro “Los secretos de la prestidigitación y de la magia”, ha sido considerado como pieza esencial de la magia moderna.
En el siglo XX, la magia siguió siendo un espectáculo teatral durante la primera mitad de siglo, pero la presencia del cine y la televisión contribuyeron a que la magia se universalizara y llegara a todos los rincones del planeta. El primero se convirtió en campo ideal para que todos los brujos, magos, hechiceros, elfos, druidas y demás personajes de leyenda a los que se atribuían poderes sobrenaturales, pudieran adquirir cuerpo fílmico. La televisión contribuyó a dotar de mayor espectacularidad un oficio que sus artífices llevaban desempeñando desde tiempos inmemoriales.
La magia en el séptimo arte
Cuando los hermanos Lumiére presentaron su cinematógrafo en sociedad, consiguieron sin pretenderlo, elevar la magia a un nivel hasta entonces insospechado. El cine parte de la fotografía para conseguir lo que para ésta había resultado imposible: la imagen en movimiento. Resultaba increíble poder ver salir de la fábrica a un grupo de obreros, a una familia charlar animadamente en el jardín de su casa o a un tren venir a gran velocidad hacia el público. Era tal la fascinación que sentían los espectadores al ver imágenes tridimensionales proyectadas en una superficie bidimensional, que no tardaron en calificar el hallazgo como algo mágico.
Tras los Lumiére, el también francés Georges Meliés, contribuirá a esa fantasía merced a sus trucos visuales. Aunque en el caso de Meliés, la magia era algo cotidiano, pues procedía del teatro donde se había ganado la vida como ilusionista, base que siguió explorando y ampliando en su aventura cinematográfica.
La magia y el cine se dan la mano
Estos ejemplos nos permiten indicar que el cine se convirtió casi desde el principio en el campo de actuación ideal para la magia. Un lugar en el que las cosas más increíbles podían hacerse realidad.
Disney y la magia
Si hablamos de magia en el cine, sin duda uno de los principales artífices ha sido Walt Disney. En la mayor parte de sus producciones animadas, es frecuente encontrarnos con un selecto grupo de brujas, magos y hechiceros diversos que se encuentran representados a ambos lados del bien y del mal. Vemos este patrón muy bien definido en títulos como “Blancanieves y los siete enanitos” o “La Bella Durmiente”.
Pero, sin duda, dos cintas sobresalen por encima de las demás: “Merlín el encantador” y “Fantasía”. En la primera se aborda la historia Merlín, desde una óptica bastante ligera, donde el mago es un simpático anciano encargado de la educación del futuro rey Arturo. En la segunda, Mickey Mouse es el aprendiz de brujo que debe lidiar con escobas y demás utensilios domésticos. Esta última, “Fantasía”, supone un canto a la magia, gracias a su excelente combinación de música clásica y dibujos animados.
La magia en el cine de los 80
Pasando al cine en imagen real, nos encontramos con “El mago de Oz”, que relata la historia de Dorothy, transportada por un tornado a un mundo mágico habitado por brujas y seres extraordinarios. Allí, su única esperanza para volver a su hogar, reside en el poderoso mago de Oz, que en realidad resulta ser un mero charlatán de feria.
La década de los 80, sin duda resulta una de las más propicias para las películas que tienen la magia y la fantasía como tema. Así nos encontramos con “Excalibur”, cinta que nos traslada nuevamente a la época del Rey Arturo y el mago Merlín pero desde una perspectiva más oscura que en la versión ofrecida por Disney.
También debe mencionarse “Legend”, el primer intento de hacer un cuento de hadas para adultos de la mano de Ridley Scott. En ella se dan cita elfos, pequeños demonios, hadas, unicornios, sin olvidarnos de Darkness una especie de señor de los demonios y auténtica encarnación del mal. En una línea similar estarían los títulos de “Cristal oscuro”, “Dentro del laberinto” con un brujo interpretado por David Bowie, la saga de la Historia interminable, o “Willow”. Esta última dirigida por Ron Howard, en el único trabajo serio de su carrera como director, viene a ser como una especie de antesala al Señor de los anillos.
La magia en el cine de los 90
En la década de los 90, la fantasía empieza a perder adeptos en el celuloide, de ahí que busque refugio en la pequeña pantalla. La primera producción en llegar es “Buffy cazavampiros”, creada por Joss Weddon a partir de una película para el cine del mismo título que resultó un fracaso en taquilla. Pese a que la protagonista es la típica adolescente americana que dedica su tiempo libre a matar vampiros y seres sobrenaturales, la magia tiene una representación destacada en la serie.
Willow es sin duda uno de los personajes que más han evolucionado, pasando de aprendiz hasta convertirse en una bruja temible capaz de dominar tanto la magia blanca como la oscura. Pero ella no es la única con habilidades especiales para lo mágico, pues no podemos olvidarnos de la interesante colección de demonios, hechiceros, magos, dioses y demás seres que se dan cita a lo largo de las siete temporadas.
La segunda producción televisiva, es “Embrujadas” creada por Aaron Spelling, el artífice de series de éxito como “Sensación de vivir” o “Melrose Place”. “Embrujadas” toma prestada la idea del poder de tres visto en la película “Jóvenes y brujas” gran éxito del cine adolescente de los noventa, para presentarnos a tres hermanas. Cada una de ella tiene un poder diferente y deberán luchar unidas contra los villanos de turno, sin perder ni una pizca de glamour en el intento.
En el cine, al margen de la mencionada “Jóvenes y brujas”, encontramos otros títulos como “Prácticamente Magia” con Sandra Bullock y Nicole Kidman.
Otro de los títulos destacados es “La maldición del escorpión de jade”, de Woody Allen, donde la magia está presente a través de un espectáculo de ilusionismo e hipnosis, al que asisten sus protagonistas, alterándoles considerablemente su existencia.
La magia en el cambio de siglo
Con el nuevo siglo, la magia vuelve a estar presente desde el ámbito de la fantasía y desde la concepción de espectáculo teatral.
Harry Potter – La magia en el séptimo arte
Debe hablarse en primer lugar de la saga de Harry Potter. Basada en la colección de libros escritos por J. K. Rowling y que cuenta en su haber con adaptaciones de todos sus libros. La historia de Harry Potter, nos traslada al colegio Howarts, residencia especial para los aprendices de mago regentado por Albus Dumbledore. En sus labores como profesor, le ayudarán personajes como Minerva McGonagall y Snape entre otros. No debemos olvidarnos de Voldemort, aquel que no debe ser nombrado, representante de las fuerzas oscuras y que tiene una cuenta pendiente con Potter.
El Señor de los Anillos
La otra saga importante es El Señor de los Anillos, con los títulos “La comunidad del anillo”, “Las dos torres” y “El retorno del rey”. Las tres dirigidas por el neozelandés Peter Jackson, basadas en los relatos de J. R. R. Tolkien. De entre todos los personajes con habilidades para la magia y la hechicería los más importantes son Gandalf, mago representante de las fuerzas del bien, Saruman, mago caído en el lado oscuro controlado por Sauron, Señor Oscuro, auténtico señor de los anillos que ansía poseer el más preciado de todos, el anillo único, en poder del hobbit Frodo. También encontramos a los elfos, seres mágicos de gran poder entre los que deben destacarse, Elrond y Galadriel. Esta última es conocida como la bruja del bosque. No podemos olvidarnos de los Espectros del anillo, enanos, orcos, arañas y demás viajeros molestos.
Otras sagas de fantasía
El enorme éxito obtenido con ambas sagas, animaron a los ejecutivos de Hollywood a seguir contando con la fantasía, en títulos como “Las crónicas de Narnia” y “Eragon”. La primera que aterrizó en las pantallas cinematográficas en las navidades del 2005, supone la adaptación del libro “El león, la bruja y el armario” del escritor C. S. Lewis, autor asimismo de los títulos “El príncipe Caspian”, “La travesía del viajero del alba”, “La silla de plata”, “El caballo y el muchacho”, “El sobrino del mago” y “La última batalla”. La primera entrega nos traslada a un mundo fantástico al cual se accede a través de un simple armario, y donde lo más significativo es la terrible Bruja blanca que recuerda en maldad a la vista en el “Mago de Oz”.
Scoop
Scoop de Woody Allen, supone la vuelta del director neyorquino a la comedia ligera tras el cambio de registro visto en “Mach Point”. En “Scoop”, el propio Allen interpreta a un mago de cuarta, al que ha incorporado cada una de sus obsesiones. Lo más destacado es observar al mago en acción, hortera en la forma de vestir, nada elegante ni sutil, con una extraordinaria habilidad para la verborrea, y cuyo número estrella es el desmaterializador, convertido en un imán para los espíritus del más allá.
El ilusionista
Ese mismo año llegó a las pantallas “El ilusionista”, la cinta rodada en la República Checa. Es la adaptación del relato corto Eisenheim the ilusionist, del ganador del Pulitzer Steven Millhauser. La película supone el segundo largometraje de Neil Burger, tras su aclamado debut con “Interview with the Assasin”. Contó con un reparto de lujo encabezado por el camaleónico Edward Norton, secundado por el siempre eficaz Paul Giamatti, Rufus Sewell y la emergente Jessica Biel.
La historia de El ilusionista, nos traslada a la Viena de 1900, una época oscura y supersticiosa, que es testigo del triunfo de Eisenheim, uno de los magos más brillantes que se han visto jamás. Poseedor de una impecable elegancia en la puesta en escena, Eisenheim destaca por su ingenio y popularidad; armas que sin duda no le van a evitar el enfrentamiento con el Príncipe Leopoldo, uno de los hombres más poderosos del momento. Este está obsesionado con desenmascarar cada uno de los trucos del ilusionista.
La película supone una buena oportunidad para contemplar la puesta en escena de lo que debía ser la magia a principios de la pasada centuria, representada en teatros y con la presencia de trucos espectaculares como la desaparición o la levitación, entre otros.
En cierto modo, el mago que encontramos en “El Ilusionista”, se le puede considerar un digno discípulo de las técnicas de Houdini.
La magia en el séptimo arte: el final
Como se ha podido ver a lo largo de todo el reportaje, la magia siempre ha jugado un papel clave en el cine, la televisión y la literatura.
Cada vez son más las historias que introducen la magia en una de sus muchas variedades como una herramienta indispensable para el desarrollo de sus tramas, por lo que, de aquí a un tiempo, quién sabe qué clase de historias veremos en pantalla.