Entre las novedades de mayo de Norma Editorial llegaba “Horimiya 10”, un nuevo tomo de este romance escolar escrito por Hero y dibujado por Daisuke Hagiwara. En él seguimos las andanzas cotidianas de Hori y Miyamura, una joven pareja que descubre poco a poco cómo afrontar la vida juntos.
Si no sigues el manga o no estás al día, te recomiendo leer primero las primeras reseñas de esta serie que seguimos desde sus inicios, donde te cuento qué esperar de ella sin spoilers. Si continúas leyendo, podrás encontrarte con datos de la trama hasta el volumen 9.
En este anterior tomo asistimos a uno de los momentazos de la historia, en el que Miyamura le pidió a Hori matrimonio. Una escena potente que parecía devolver al manga el ritmo perdido y centrar un poco la trama. Pero solo lo parecía. Pues después de semejante confesión, el día a día de la pareja continúa con la normalidad y la naturalidad a la que ya nos tiene acostumbrados “Horimiya”. Una naturalidad que es su baza más interesante y que nos hace seguir devorando tomo tras tomo a pesar de que la historia no parece dirigirse hacia ninguna conclusión en concreto.
Así, la vida sigue sucediéndose como breves, divertidos y a veces tiernos sketches en “Horimiya 10”: Hori y Miyamura pasan su primer fin de año juntos, Sengoku y Remi nos cuentan cómo se conocieron, Sawada se cuela en casa de Miyamura por la noche, los Hori le hacen la vida imposible al presidente y su padre y Miyamura se queda a dormir en casa de su novia.
A través de estas pequeñas aventuras cotidianas vamos conociendo cada vez más a los protas y también al resto de personajes, que nos desvelan casi casualmente parte de sus historias.
La pareja principal rebosa de una química que los hace funcionar muy bien juntos; si bien Miyamura en solitario, por los traumas de su pasado, es mejor personaje que Hori. Ella se ha quedado un poco plana en comparación, pues poco nos han contado además de esas rarezas que la hacen tan carismática.
En cuanto a los secundarios, no se limitan a rotar alrededor de los protagonistas, sino que tienen sus propias historias, problemas y particularidades. Aunque no tan exploradas como las de Hori y Miyamura, forman un conjunto interesante del que se va sabiendo más poco a poco.
El humor y la rutina de “Horimiya 10”conforman un manga ligero y muy entretenido, que se deja leer de una sentada y que parece tratar, simplemente, de la vida que transcurre de escena en escena. Cuyo propósito al final tampoco es concreto para ninguno de los lectores.
Con guiones casuales, algo cómicos y muy naturales, Hero sigue construyendo un manga distinto y adictivo.
Visualmente satisfactorio
Entrando ya en su apartado gráfico, debemos agradecer la excelente labor de Daisuke Hagiwara. Su estilo es limpio, elegante y estilizado. Sus fondos muy sencillos, casi inexistentes, dejan caer toda la atención sobre los personajes, cuya intensa expresividad conquista. Sus diseños se apartan un poco del estilo shojo más clásico; tienen personalidad y resultan muy característicos. En definitiva, se trata de un manga visualmente satisfactorio.
“Horimiya 10” continúa así en la línea de los tomos más recientes. Dejándonos entrever que esta historia no tiene más propósito que mostrarnos la cotidianeidad de un grupo de jóvenes que viven lo mejor que saben: de forma estrafalaria, dramática y a veces tierna.