Entre las novedades de agosto de Norma Editorial nos llegaba “Horimiya 11”, una nueva entrega de este manga guionizado por HERO y dibujado por Daisuke Hagiwara. En él, el grupo de amigos de los protagonistas crece y estrecha lazos, con las complicaciones y las risas que todo ello provoca.
Para quienes no conozcáis el manga o no estéis al día con él, podéis leer las reseñas de anteriores tomos, donde os cuento sin spoilers de qué va la obra, ya que este artículo contendrá datos de la trama.
Una trama que sigue en calma chicha, sin grandes sobresaltos ni un rumbo fijo. Se limita, pues, a mostrar el hilarante día a día de Hori, Miyamura y el resto de su grupo, otorgando mayor importancia en este volumen al grupo de secundarios. Así, Toru y Yuki se verán en la tesitura de definir lo que sienten el uno por la otra; a Miyamura le sale un acosador bastante majete, debido al cual tendrá problemas con el olfato de Hori. Por otra parte, los chicos irán a dormir a casa de Sengoku, Yanagi se unirá a su grupo y finalmente descubriremos más sobre Shu (que hasta ahora ha aparecido muy poco) y su familia. Todo ello entre celos, peleas, escenas tiernas y mucho, mucho humor.
Pues esta es la principal arma de “Horimiya 11”, un manga que en sí mismo se estructura a partir de gags. Los mangakas apuestan por mostrar lo hilarantes que pueden resultar las situaciones cotidianas (siempre vistas desde la característica perspectiva japonesa, claro). Y es que, que tu novia te olfatee al llegar para ver si has estado con otros hombres o hacerle la puñeta a tu hermana pequeña cuando trae al crush a casa resultan escenas de lo más naturales para este grupo de amigos. Esa naturalidad que rebosa es la otra gran baza de la serie, que no parece tener un objetivo fijado, una meta, un desenlace a la vista. Y aunque resulte muy entretenida y divertida, también nos hace preguntarnos hacia dónde va, qué es lo que quiere transmitir a un lector que podría llegar a aburrirse de leer la vida pasar.
A “Horimiya 11” lo salvan a su vez sus personajes, a cuyas personalidades algo excéntricas (no hay ni uno normal y eso es lo divertido) ya se les ha cogido cariño. Llama la atención que los protagonistas, aunque con sus momentos, pierdan el foco en este tomo. Son los secundarios, y en concreto algunos que habían salido bien poco, quienes adquieren la mayor parte del protagonismo, así como la dinámica de grupo. Los veremos interactuar mucho juntos, especialmente a los chicos.
Apartado gráfico minimalista e impecable
Texto e imagen están equilibrados y la narrativa es dinámica, al cambiar continuamente de escena.
En definitiva, “Horimiya 11” sigue en su línea, sin ninguna sorpresa ni avance destacable en una trama que ya no estoy segura de que merezca tal nombre.