¿Y por qué? Porque las 72 páginas de este cómic en cartoné bitono rezuman conocimiento y amor por la obra de Pink Floyd. Además, me encanta ver una cosa: normalmente los seguidores de este grupo británico suelen dividirse entre partidarios de David Gilmour, partidarios de Syd Barret o partidarios de Roger Waters. Y se nota que el autor es de los de Roger Waters, como el que esta reseña suscribe. Pero vamos a dejar de divagar y vamos al lío:
“In the Flesh” es la primera novela gráfica de Rafa “AleS” Amat, y este título dice mucho. Tras escuchar la canción del mismo nombre , me quedo con una frase que le pega a este título como un guante: “If I had my way, I’d have all of them shot”. Porque, en este retazo de vida del protagonista, veremos mucho asesinato, y mucha sangre. ¿Y por qué elegir “The Wall” como álbum de referencia para este cómic? Porque veremos mucha filosofía, misantropía y muerte… Como dice el álbum una y otra vez: “All in all it’s just another brick in the Wall. All in all you’re just another brick in the Wall”. Cada paso que da es, simplemente, otro ladrillo en el muro que construye para calmar sus luctuosas necesidades. ¿Cómo? ¿Queréis saber más? ¡Vamos allá!
Bueno… Todo comienza con la policía aporreando una puerta. Para esta escena suena “Vera“. El protagonista se vuelve hacia la puerta… y, a lo que pregunta, solo puedo responder: “Vera, Vera… What has become of you? Does anybody else in here feel the way I do?”. Tras ese momento, hacemos un flashback. El flashback es la seña de identidad de este cómic, y podremos ir hilando la historia de Rober. Sigamos:
Encadenando el significado de la letra de “Young Lust” nos encontramos en una rememoración de pornografía y sordidez protagonizada por la camarilla del protagonista cuando eran algo más jóvenes, en la que podremos entrever ciertos turbios intereses, profundizar un poco en la psique del personaje principal y conocer las peculiares teorías de Pablo, el que pone un nombre al monstruo asesino que protagoniza el cómic: “mi necesidad”. Además, reviviremos una traumática experiencia en un pub de Londres, que termina con una frase que rememora el “Ooh, I need a dirty woman…”: “Por el camino seguro que encontraré alguna zorra con la que entretenerme el resto de la noche”. ¡Y continuamos!
Y a partir de aquí, despierta el monstruo, exactamente como le pasa a Pink en la película “The Wall” (Alan Parker, 1982): primero la chica del autobús, luego Mónica (“Shine on your Crazy Diamonds” y “Wish you where here” –se dice que escrita a la memoria de Syd Barrett- y cierra con “In the Flesh”) y, luego, pasamos a conocer a Alice, ya de nuevo en Londres.
Además, es cierto lo que recomienda el autor: hay que leer el cómic al tiempo que se escucha “The Wall”, dado lo similar del desarrollo entre la historia de Rober y la de Pink: en ambos casos se trata de personas que arrastran un determinado trauma y que, cansados de todo lo que rodea su cometido, se refugian en “su necesidad” como única opción para romper con el muro que, involuntariamente y que, paradójicamente debido a sus acciones, van construyendo a su alrededor. ¡Es fabuloso cómo encajan las dos historias sin que tengan absolutamente nada que ver! Esta historieta de sexo, Filosofía y sangre podrían haber sido el objeto de una melodía creada por Pink Floyd perfectamente.
En fin, en compañía de Rober, y a través de las letras de este conocido grupo de rock sinfónico y progresivo, recorreremos los distintos y atroces crímenes del protagonista a la vez que iremos montando el puzzle de su vida y motivaciones mediante oportunos flashbacks a la vez que seremos testigos de sus esfuerzos por llevar una doble vida: por un lado la del modélico estudiante de Filosofía, y por otro su aspecto asesino que ha logrado mantener oculto hasta ahora, pero… ¿Logrará conseguirlo en una tierra extraña al tiempo que su grupo fetiche se desintegra? Os invito encarecidamente a descubrirlo y perdeos en las páginas de este cómic mientras escucháis “The Wall”. ¿Conoces y te gusta el grupo? ¡No tienes excusa! ¿No lo conoces, o lo conoces muy poco? ¡No hay mejor excusa para iniciarte y disfrutarlo!
Un cómic para tener y para regalar. De éstos de editan muy poco, y está llamado a trascender su época. ¿Qué queréis conseguirlo y leerlo? ¡Es sencillo! Podéis haceros con él aquí .
Además, aporta muchos extras: cinco páginas con estudios de portadas, de personajes, guión, proceso de elaboración, entintado, la biografía del autor y los agradecimientos a todos los que hicimos posible la edición de este notable cómic. Y no me arrepiento de ello, queridos lectores.
Dejaos atrapar por esta lectura, iniciaos en la música de Pink Floyd (si no, simplemente, disfrutadla), haceos con este cómic, y… “Welcome to the Machine”.