¿Qué impulsa un proyecto como Iridiscencia? ¿Qué hace que una antología sin apoyo editorial y gratuita supere las 300 descargas y se mantenga en el primer puesto de las tendencias de Lektu durante semanas? ¿Qué ha hecho que alcance las 4.5 estrellas en Goodreads?
Todas estas preguntas y más son las que pretende desvelar este artículo, que ahonda en los orígenes y los porqués de Iridiscencia, esa antología de fantasía, ciencia ficción y terror con representación LGBT+ de la que tanto se ha oído hablar este verano. Y lo hace a través de los ojos (y de las palabras), de sus creadores, de quienes han aportado su granito de arena para hacer de este proyecto una realidad.
El nacimiento de Iridiscencia
El diccionario de la RAE define la cualidad iridiscente como la que destella y refleja los colores del arcoíris. Tal acepción no podría encajar más con la antología Iridiscencia, un recopilatorio de relatos de fantasía, ciencia ficción y terror cuya clave está en la representación LGBT+. Pero no cualquier representación, sino una en la que la orientación sexual de los protagonistas no es el centro de la trama, solo una característica más.
El proyecto nació de la mano de La Maldición del Escritor, un blog colaborativo formado por Rafa de la Rosa, Coral Carracedo, Manu P. Moles y Jorge Fuentes. Como cuenta Manu, en LMDE “animamos a la gente a escribir, a crear y a compartir sus ideas mediante retos, charlas y concursos. Todo ello enfocado a la literatura de género”. Disponen no solo del blog, sino de un grupo de Facebook y una cuenta de Twitter bastante activa, con más de 2.400 seguidores.Y uno de tantos retos propuestos por LMDE fue Iridiscencia. La idea surgió “hablando en un grupo de escritura creativa sobre el tema de la homofobia que hay en la literatura respecto a los personajes y la representación”, nos cuenta Manu, su principal artífice. “Tenía que hacerlo. Tenía que convocar una antología así para demostrar, tanto como estuviese en mi mano, que puede haber personajes LGBT+ cuya historia no gire en torno a su sexualidad”, añade.
Así que se lanzaron a ello y convocaron un concurso abierto a todo el que quisiera presentarse. Como apunta Jorge, “nos gustaba la idea de conseguir que mucha gente escribiera sobre el tema”.
Y vaya si lo consiguieron. El concurso se cerró con 103 relatos presentados, una participación que los miembros de LMDE no se esperaban. Según cuenta Manu, “temíamos que nos llegasen incluso menos de 4 relatos y ya estábamos entrando en pánico por si no teníamos que haber puesto el número [de seleccionados]. Cuando ya teníamos unos 7 u 8 de cada género nos relajamos. Para nada pensamos que nos iban a enviar tantos para un blog como el nuestro. Alucinamos en colorines (nunca mejor dicho)”.
Iridiscencia toma forma
El éxito de la convocatoria hizo que la labor del jurado se complicase. Además de los miembros de LMDE, participaban como jurado Jennifer Moraz y Victoria Durán, y todos ellos coincidían en la gran calidad de los relatos presentados y lo difícil que fue ponerse de acuerdo para seleccionar a los que finalmente formarían parte de la antología. “Fue una tarea algo compleja, principalmente porque éramos un jurado amplio y cada cual tenía claros sus favoritos. Tuvimos que hacer concesiones, negociar y dejar atrás algunos relatos realmente buenos”, dice Victoria.
Lo único indispensable para que un relato fuese seleccionable, como apunta Jennifer, era “que la representación LGBT+ fuera real y no estuviera sustentada en ideas homófobas, tránsfobas, etc. Lo principal era dejar constancia de que se puede escribir cualquier tipo de historia con personajes LGBT+ sin tener que estar justificando su existencia, y de que la trama no tiene por qué girar en torno a si Pepe es gay, se puede contar mucho más”.
A partir de ahí, cada miembro del jurado buscaba las características necesarias en cualquier narración; Para Victoria eran la “claridad del texto y su capacidad para atraer a quien lo leyese”, mientras Coral prefería “fluidez y buen ritmo entre sus distintas partes”.
Así, Iridiscencia quedó compuesta por los siguientes relatos (abajo podréis leer una breve sinopsis de cada uno proporcionada por los autores):
Fantasía
- Loba de pueblo. Nahikari Diosdado
- Las hadas existen. Víctor Guez
- Diablo gris. Ana Morán Infiesta
- Al-jinn. Ana Roux
- Sobre caballeros, monstruos y damas en apuros. Manu P. Moles
Ciencia ficción
- Polvo. Carmen Amil
- Albedrío. Cristina Carou
- El vacío perpetuo. Fran P. Holland
- Desconexión. Laura S. Maquilón
- Regreso a casa. Rafael de la Rosa
Terror
- Música para gatos. Yolanda Camacho
- Cuarto Millenial. Irene Morales
- Asedio. Erik Reenberg
- Te colgaré en mi pared. Rocío Remesal
- Casa encantada… de ayudarte. Coral Carracedo
Cuervo trabajó con Manu P. Moles en el concepto de la portada: “desde un principio queríamos mostrar variedad, no solo sexual, sino también de razas, normatividad corporal, edad… decidimos los grupos de personajes que aparecerían en la portada y luego su distribución”, nos cuenta el ilustrador, al que le hizo especial ilusión “pensar que la gente fuera a tener un libro en sus estanterías y que lo primero que vieran al cogerlo fuera mi trabajo”.
Por su parte, Anira empezó escribiendo un relato para participar en el concurso, pero se le pasó el plazo. “Iridiscencia daba muchísima visibilidad al colectivo, además de quebrar el estereotipo de personaje LGBT+ cuya única función es ser LGBT+, así que quise aportar mi granito de arena de otra forma”, nos cuenta. Así que habló con Coral Carracedo y comenzó a trabajar junto con LMDE hasta que dieron con un diseño que les convenciese. Las ilustraciones “no son perfectas, pero estoy bastante satisfecha con ellas”.
El brillo de Iridiscencia
El trabajo ya estaba hecho. Ahora solo quedaba recoger sus frutos. Así, Iridiscencia salió a la luz el 6 de julio en versión digital gratuita a través de Lektu y en papel en Amazon. Y la respuesta fue más que acogedora. En unos días la antología alcanzó el primer puesto en Lektu (el cual no abandonaría durante semanas). Llegaron los primeros comentarios positivos: reseñas en Goodreads, en blogs, hilos en Twitter… la red social del pajarito azul brilló con las luces de #Iridiscencia, que alcanzó las 330 descargas en Lektu en pocas semanas; una cifra de la cual pueden presumir pocas iniciativas que no estén apoyadas por una editorial.
Los lectores demostraron que querían Iridiscencia, que disfrutaban de ella. Dos palabras resaltaban entre los comentarios: diversidad y necesaria.
Diversidad porque este libro terminó siendo no solo una oda a todas las orientaciones sexuales existentes, sino a todo tipo de personajes de todos los colores, formas y diversidades funcionales.
Necesaria porque, por desgracia, todavía vivimos en una sociedad que castiga esa diversidad en vez de celebrarla. Y ello se refleja en la representación de esos colectivos en la cultura. “La mayoría de historias tratan sobre la condición LGBT+ del personaje y todo gira en torno a ello, cuando no son secundarios y su misión es ser el gay/la lesbiana cuya pareja muere y generar drama”, nos cuenta Manu P. Moles.
A lo que Laura S. Maquilón añade: “lamentablemente, cuando se habla de introducir personajes LGBT+ en una obra, se cree que la intención es hablar de la opresión que sufrimos la gente del colectivo, y no tiene por qué, y menos en géneros como son la fantasía, la ciencia ficción o el terror”.
Fue la oportunidad de dar voz al colectivo LGBT+, de integrarlo en la literatura (y de hacerlo bien), lo que motivó a todos los autores de la antología a participar en el certamen, como nos cuenta Ana Roux: “Plasmar otras realidades distintas a la normativa enriquece la literatura en general y a nosotros mismos como lectores y escritores. La diversidad en los personajes, y no solo cuando están presentes en el tipo de historia donde suelen encasillarse, es algo que se debería explorar todo lo posible; porque además los lectores lo están pidiendo”.
Ahí radica la importancia de proyectos como Iridiscencia. Proyectos valientes y comprometidos, que responden a las necesidades de los lectores y marcan el camino a seguir. Y ya hay quienes lo han seguido, como la editorial LES, que editará su propia antología LGBT+ con algunos de los relatos que no llegaron a ser seleccionados en la antología original. Como bien dice Yolanda Camacho, “Iridiscencia ha abonado el terreno para que nazcan muchos más proyectos similares”.
Entre todos los aspectos positivos que trajo el brillo de Iridiscencia, los autores destacan el cariño de la gente y la repercusión que ha tenido la antología, que les ha servido como plataforma de lanzamiento, motivación e incluso, a alguno de ellos, salvavidas. Como dice Erik Reenberg, “llega un momento en que te preguntas si vales o no, o si gustas a alguien más que no sea a ti. Y este gran triunfo aleja esos demonios tan conocidos por todos los artistas y aporta mucha energía para futuros proyectos”.
“El ambiente de compañerismo que se ha creado entre nosotros no ha hecho más que sumarle a todo lo bueno que rodea a Iridiscencia”, dice Rocío Remesal.
“Encontrar a gente tan ilusionada con el proyecto y con la que descubres que compartes mucho más que el gusto por escribir ha sido muy gratificante”, añade Víctor Guez.
Y es que Iridiscencia ha unido a mucha gente: a La Maldición del Escritor, cuyos miembros han luchado por sacar adelante un proyecto necesario; a los autores, que aportaron sus ideas y talento para crear el contenido de la antología; a los ilustradores, que plasmaron la idea en imágenes; y a los lectores, que respondieron con calor y entusiasmo, que decidieron que Iridiscencia importaba, y que necesitamos más y mejor representación, más autores y editoriales involucrados.
Porque es verdad que cada vez hay más productos culturales con una buena representación, como son los libros juveniles de Seliria, la saga Horizonte Rojo de Rocío Vega o la serie Sense 8 (todas ellas recomendaciones de Manu P. Moles); pero también es cierto que aún nos queda un enorme trecho por andar, y propuestas como Iridiscencia, que ha juntado una idea tan necesaria con el talento de 15 grandes escritores, demuestran que sí se puede dar ejemplo. Que sí se puede marcar la diferencia y señalar el camino con todos los colores del arcoíris.
Y hasta aquí este reportaje sobre Iridiscencia. Pero como no se puede hablar de un libro sin detenerse en su contenido, a continuación tenéis una sinopsis de los relatos escrita por los propios autores, además de una breve trayectoria profesional y mi opinión personal de cada uno:
Fantasía
Loba de pueblo, de Nahikari Diosdado
“Trata de mujeres-lobo vascas haciendo cosas de mujeres-lobo vascas. En él se muestra la infancia de la protagonista entremezclada con la peliaguda situación actual en la que se encuentra. Contiene sororidad a tope”.
Esa palabra, sororidad, no podría definir mejor este relato. Sororidad y una narrativa cuidada y amigable que atrapa al lector casi sin que se dé cuenta. Todo un acierto empezar la antología con él.
Nahikari Diosdado también ha publicado el relato Mamá, el cerdo de mira mal tanto en digital como en papel, y participa en el Proyecto De-Tinta Social: Salud Mental.
Las hadas existen, de Víctor Guez
“Javier ha accedido a los deseos de su madre de ir de acampada. Sin embargo, todo se tuerce cuando esta desaparece y un misterioso ser, que parece sacado de un cuento de hadas, acude a él con la promesa de llevarle hasta ella”.
Este relato apuesta por las bases de la fantasía clásica a las que el autor da un giro, demostrando que se puede sorprender con los elementos de siempre. Pero todo eso no tendrá mucha importancia porque te vas a dedicar a shippear a los protagonistas.
Aunque lleva escribiendo muchos años, para Víctor fue su primera publicación, y su alegría no pudo ser mayor. Según nos cuenta, “[sentirse] afortunado es poco. Sabía que iba a ser algo grande, algo importante, pero no me creía con el talento suficiente como para formar parte de ello. Luego dijeron mi nombre y casi me caigo de la silla. La sorpresa fue enorme. Estoy muy, muy agradecido”.
Diablo gris, de Ana Morán Infiesta
“Diablo Gris es un western sobrenatural ambientado en un escenario ficticio. En él, una pistolera y una chamán, a las que unen lazos muy especiales, deberán combatir a un brujo capaz de arrasar todo un pueblo si lo pillas con el día malo”.
Ana sorprende con una ambientación atípica en las historias de fantasía, y con una relación entre las protagonistas también poco frecuente, pero muy poderosa, que no te dejará indiferente.
Esta autora tiene a sus espaldas varias publicaciones tanto individuales como colectivas, entre las que destaca El renacer de la concubina del demonio, “una novela negra con elementos fantásticos donde los personajes femeninos llevan el peso de la acción”.
Al-jinn, de Ana Roux
“Al-jinn cuenta la historia de una mujer desesperada que, para ayudar a su familia, vuelve a la tierra de sus padres y se ve envuelta en el robo de un objeto mágico”.
Otro relato que presenta una ambientación distinta, evocadora, y mezcla la magia de Las mil y una noches con la voluntad inquebrantable de su protagonista, cuyos motivos enternecen.
Las historias de esta autora pueden encontrarse en No son molinos: una antología de cachaba y boina de la Editorial Cerbero; en las antologías II Premio Ripley: relatos de ciencia ficción y terror de Triskel Ediciones y Visiones 2018 (convocada por la AEFCFT). El pasado septiembre salió su primera novela corta Hijas de la guerra, también con la Editorial Cerbero.
Sobre caballeros, monstruos y damas en apuros, de M.P. Moles
“Un relato clásico donde un caballero se ve en la necesidad de salvar a una mujer de un monstruo que la secuestró años atrás. Algo que la mujer nunca ha pedido. Al mismo tiempo, un aprendiz de mago pasa las noches en la herrería hablando con el herrero”.
Manu nos trae de nuevo a la fantasía clásica, actualizándola con nuevas realidades y roles y con personajes feos, gordos o bajitos; ya sabéis, la gente normal que casi nunca aparece en la literatura. A ello se le une un sistema mágico novedoso (con easter eggs incluidos), una narrativa cercana y una pizca de humor que te arrancará una sonrisa.
Otras publicaciones del autor son el relato de terror Cabras, Cuando habla un dragón, la primera parte de una novela (ambos autopublicados) y, aunque aún no puede revelarlo, alguna cosilla pendiente con editoriales.
Ciencia ficción
Polvo, de Carmen Amil
“En medio del polvo y del calor abrasador, Alba recorre el desierto en el que se ha convertido España en busca de un reducto donde aún queden recursos. Pero los supervivientes a este apocalipsis climático no son especialmente simpáticos”.
Polvo transmite esa sensación agobiante de la tierra seca que se te mete en la boca y en la nariz. Es desasosiego puro, y un relato que te lleva a plantearte si hay lugar para el ser humano en el futuro de este planeta.
Carmen Amil ha publicado la novela Sin bragas y a lo loco con Escarlata ediciones, además de 10 días para Navidad y El camino al norte.
Albedrío, de Cristina Carou
“En la sociedad controlada por Ángel desobedecer significa la muerte, como está a punto de comprobar Allan cuando la Víbora surge del Inframundo para salvarlo. Enfrentado a una verdad que sacude su mundo, debe decidir si unirse a las serpientes rebeldes y luchar por su libertad”.
Poco más añadiré sobre el relato de una servidora, salvo que se trata de una distopía con elementos bíblicos y cargada de acción, cuya protagonista es de armas tomar.
Algunos de mis otros relatos los podéis encontrar en la antología Mundos fantásticos, Quasar II, Antología Fieles o, a partir de Halloween, en la Antología Colores.
El vacío perpetuo de Fran P. Holland
“En la Tierra ya no hay lugar para aquellos que buscan progreso; el futuro ahora está en Marte. La última nave colonia se dirige al planeta rojo, pero lleva a bordo algo más que la desesperanzadora noticia de que no habrá más viajes espaciales”.
Uno de los relatos que más me ha enganchado por el desarrollo de su protagonista y porque, entre los disparos y la muerte, el autor nos hace reflexionar sobre qué nos define como seres humanos y sobre el futuro de nuestra raza.
Para Fran, Iridiscencia también fue su primera publicación. Cuando lo seleccionaron “agarré la mesa con las dos manos, eché la cabeza hacia atrás y grité, grité muy fuerte. Todavía no me creo que forme parte de algo tan bonito”.
Desconexión, de Laura S. Maquilón
“Sha’Nya despierta para hallar que la conexión neuronal que la unía con Celia se ha roto. Para seguir adelante, Sha’Nya necesita averiguar por qué, y para eso tendrá que encontrar a Celia, que vive al otro lado de la galaxia”.
Coral Carracedo definió Desconexión como “el relato que hace llorar”. Una historia diferente y muy emotiva, con una protagonista no antropomorfa que vive a mundos de distancia, pero que igualmente logra desgarrarnos con la fuerza de sus sentimientos.
Además del relato gratuito que tiene en Lektu, Laura ha publicado este año en tres antologías: Damas verdes (y también algún caballero), SuperSonic nº 11 y 1818: Aventura. Este octubre la editorial Sportula ha publicado su primera novela corta, El pasado es un cazador paciente.
Regreso a casa, de Rafa de la Rosa
“Nahuel despierta con la incesante luz de alarma. Por más que busca, no encuentra al resto de la tripulación del Ultimatos, la nave en misión de reconocimiento en el exoplaneta Gliesse 667 C. Lo más peligroso es el camino de regreso a casa”.
El de Rafa es un relato de ciencia ficción clásica que recuerda a películas como Alien y que no podría ser más angustiante. ¿Por qué, qué hay peor que estar atrapado en una nave espacial con un polizón no deseado?
El autor ha autopublicado la novela Las hijas de Lilith, además de una novela corta, Compañeros de caza, con la editorial Cerbero.
Terror
Música para gatos, de Yolanda Camacho
“Mi relato cuenta la historia de Sara, una cartera que se prenda de una chica a la que siempre entrega cartas muy misteriosas. Habla de amor, de idealización y de los problemas que puedes llegar a tener por robar correo de otra persona”.
La de Yolanda es una historia sobrecogedora pero a la vez dulce, que mezcla características de varios géneros y con un gato algo peculiar como personaje.
Además de participar en varias antologías como No son molinos de la Editorial Cerbero, Yolanda ha publicado Agramonte con esta misma editorial y El butacón beige con Cazador de ratas.
Cuarto Millennial, de Irene Morales
“Xoán y Javier tienen un canal de youtube, Cuarto Millennial, en el que comparten sus incursiones en lugares encantados con la esperanza de demostrar la existencia de lo paranormal. Un día, les llaman para cubrir un exorcismo”.
Fantasía urbana sobrenatural que nos sumerge en la cultura millenial y cuyos personajes no podrían ser más geniales. Ese toque de humor a lo Supernatural me cautivó.
Irene fue seleccionada en el VIII Certamen Universitario de Relato Corto Jóvenes Talentos Booket, al que presentó otra historia LGBT+, además de en otros concursos. Aficionada a los fanfics, actualmente está a la espera de respuestas editoriales para dos de sus proyectos.
Asedio, de Erik Reenberg
“El invierno se recrudece con la misma virulencia que los bombardeos. Una ciudad asediada por alemanes e invadida por seres que habían permanecido bajo nuestras camas, ocultos en los miedos. Hasta ahora”.
El de Erik es un relato que pone en la balanza a los monstruos de los cuentos frente al ser humano, pero sabe darle a la desasosegante realidad de las protagonistas un matiz de esperanza.
Iridiscencia fue la primera publicación del autor, que le dio impulso para autopublicar su relato Las súplicas de Maggie Wall en Lektu. Actualmente trabaja en su propia convocatoria de dinosaurios en el viejo oeste.
Te colgaré en mi pared, de Rocío Remesal
“Harry sabe que hay algo raro con el libro que ha traído Leonard Goldbar al parque. No solo porque sea un cuento infantil, sino porque parece que estuviera vivo y algo perverso lo moviera”.
Hay algo oscuro en el mundo de los niños, y Rocío ha sabido explotarlo en un relato que pone los pelos de punta. Nunca pensé que un libro podría dar miedo.
Finalista en varios concursos de relatos como Mundos Fantásticos, publicado en Lektu, donde tiene su relato Esencial. También publicó una novela, El mundo de los Susurros: Pesadillas, con la editorial Mr. Momo.
Casa encantada… de ayudarte de Coral Carracedo
“Clara despierta en una casa que no reconoce y sin memoria de los últimos 7 años de su vida. Su casa domótica le informa que tiene una enfermedad neurodegenerativa y está encantada de ayudarla en su día a día… o no”.
Demostrando que la ciencia ficción puede ser terrorífica, Coral nos presenta un relato angustiante por su cotidianeidad y sus implicaciones. ¿Y si llega el momento en el que nuestro propio hogar se vuelve contra nosotros?
La autora tiene relatos publicados en el I Premio Ripley, Alucinadas IV y el 2º número de la revista Windumanoth.