Entre las novedades manga de Norma Editorial de junio aparecía el primer tomo de “Jigokuraku”, el nuevo shonen de Yûji Kaku para los amantes de la acción, la violencia explícita y las batallas todos contra todos.
Esta serie de 8 volúmenes que ha arrasado en Japón narra las aventuras del ninja Gabimaru el vacío, famoso por su despiadada forma de matar. Cuando es capturado y condenado a muerte, la verdugo Asaemon Sagiri le propone un trato: todos sus pecados serán perdonados y será un hombre libre si es capaz de encontrar el elixir de la inmortalidad en una tierra conocida como el Paraíso. Pero no estará solo en esta misión. Otros nueve criminales penados a muerte se embarcarán también en la búsqueda de semejante tesoro para ganar su libertad. Claro que el llamado Paraíso es tan bello como letal, y al final, solo uno puede regresar con el elixir. ¿Conseguirán Gabimaru y Sagiri sobrevivir a este peligroso periplo?
Una premisa de sobra conocida
“Jigokuraku” parte de la premisa ya de sobra conocida del “todos contra todos”, y el manga no engaña al respecto: es eso lo que nos vamos a encontrar. Quitando los primeros capítulos de presentación del protagonista y su compañera verdugo, el mangaka nos lanza de lleno a una batalla campal donde reina la violencia, la crueldad y la sangre, y donde cada uno de los personajes hará lo necesario para intentar mantenerse con vida.
El hecho de que vayan a por un elixir de la inmortalidad o por cualquier otra cosa resulta bastante irrelevante en este tipo de tramas, y es utilizado tan solo para darles a los personajes un escenario apartado sobre el que pelear.
Las verdaderas protagonistas de este tipo de historias son, al final, las batallas y su desarrollo. En este aspecto Yûji Kaku no se corta a la hora de mostrarnos peleas explícitas, sucias y muy dinámicas que agarran al lector por el cuello y no lo sueltan hasta el final del tomo.
¿Un protagonista vacío?
Pero por más que la acción sea la clave, los lectores necesitamos también unos personajes sólidos con los que identificarnos, o al menos, cuya supervivencia nos importe. Sobre ellos recae la tarea de darle a la historia la suficiente personalidad como para destacar entre otras del mismo género.
En el caso de “Jigokuraku” nos encontramos con Gabimaru, considerado el mejor ninja de su clan de asesinos. Después de ser traicionado por los suyos, ha perdido todas las ganas de vivir. No obstante, ninguna de las sentencias a las que lo someten parecen capaces de matarlo hasta que aparece Asaemon Sagiri. Miembro de un clan de samuráis especializado en ejecuciones, su espada es capaz de cortarlo todo, incluso el cuello de un ninja aparentemente inmortal. Es entonces cuando Gabimaru encuentra la verdadera razón por la que se ha mantenido con vida y decide aceptar la propuesta de la mujer.
Sin necesidad de entrar en spoilers, los motivos para recuperar la libertad del protagonista son también bastante clásicos. En este aspecto no aportan novedad alguna, y al final nos encontramos ante el todopoderoso asesino despiadado que luego no lo es tanto. Este rasgo de su personalidad, al que el autor trata de conceder gran peso en la trama, me ha dejado un tanto fría. Pero Gabimaru recupera puntos con su actitud pasota y hastiada de la vida y el mundo en general, que dota del toque de humor necesario a un manga por lo demás bastante serio.
Por el contrario, Asaemon Sagiri sí que resulta interesante. Sus objetivos e inseguridades hacen de ella un personaje bastante más redondo que el de Gabimaru. Sus dudas consiguen calar en el lector, y sus reflexiones sobre el protagonista son las que en el fondo hacen que nos interesemos por él.
La relación entre ambos funciona a su vez a la perfección, y es su química la que hace de ellos un dúo más que sólido tanto en la trama como para el lector.
El resto de personajes por el momento son bastante planos y, salvo un par de excepciones que prometen historias algo más profundas, no van mucho más allá del rol de malvados asesinos. Veremos cómo evoluciona el manga en esta vertiente.
Bienvenidos al Paraíso
Antes dije que el escenario en las tramas “todos contra todos” solo aporta un contexto para donde desarrollar sus batallas. Y aunque en “Jigokuraku” no es realmente diferente, el llamado Paraíso sí que aporta un toque de belleza peligrosa y misterio sobrenatural muy atractivos. ¿De verdad se encuentra allí el elixir de la vida eterna? ¿Qué son esas extrañas flores y criaturas que lo pueblan? ¿Y por qué parece que la mano del hombre está detrás de todo ello?
Habrá que ver cómo el autor resuelve estas incógnitas, pero por el momento el ambiente que les rodea se convierte en un enemigo más de los protagonistas, y uno de los más interesantes.
Un estilo descarnado y brutal
Tampoco carece de cierta belleza más limpia en cuanto a representar ciertos escenarios y emociones asociadas a algunos personajes. Es este equilibrio entre la acción y las escenas más pausadas lo que convierte el arte de Yûji Kaku en muy característico y atractivo.
Un todos contra todos que promete
En definitiva, nos encontramos ante un manga con una premisa más que reconocida, y que no aporta demasiadas sorpresas en cuanto a la trama. Sin embargo, no por ello resulta menos interesante. Su componente de acción brutal y muy gráfica capta enseguida la atención, tiene un dúo protagonista muy prometedor, así como un escenario misterioso e igualmente letal.
Todo ello reunido en un primer tomo que introduce bastante bien los pilares de lo que será el resto de la historia. Ahora solo queda ver cómo evolucionan los protagonistas, qué subtramas es capaz de ofrecernos el autor con los secundarios y las estrategias que unos y otros utilizarán para intentar sobrevivir. Estrategias que, se mire por donde se mire, van a incluir todo tipo de violencia.
Así que, si eres fan de este género, de la acción desenfrenada y no te dan miedo las escenas explícitas, dale una oportunidad a “Jigokuraku”
El primer tomo puede adquirirse a un precio promocional de 4€. Créeme que por ese precio, vale la pena probar.