Entre las novedades de agosto de Norma Editorial llegaba “Kageno también quiere disfrutar de la juventud 2”, continuación del shojo con el que Yuka Kitagawa nos sorprendió este verano.
Si todavía no conocéis a la solitaria, tímida y torpe Kageno, podéis leer la reseña del primer tomo, donde os cuento sin spoilers de qué va el manga. Y quienes ya hayáis conocido a la divertida pareja protagonista, venid a descubrir qué os depara este segundo volumen.
Después de su primera falsa cita con Mitsunaga, Kageno no puede evitar venirse arriba con las perspectivas de un verano junto a él, por más que la cercanía del chico le provoque continuos mini infartos. Pero para tener unas vacaciones de ensueño, primero ha de aprobar todas las asignaturas. Un reto que Mitsunaga en modo profesor sexy le ayudará a superar.
Tras el verano se acerca el cumpleaños de su amigo, y la pequeña y torpe chica hará lo imposible para encontrar un buen regalo, mientras se dan toda una serie de malentendidos que acabarán con Kageno soñando con una confesión… ¿pero y si no fuera un sueño?
“Kageno también quiere disfrutar de la juventud 2” nos plantea de nuevo una trama colmada de situaciones típicas del shojo: segundas citas, cumpleaños, celos, malentendidos y confesiones frustradas. En definitiva, nada que no hayamos leído ya.
No obstante, Yuka Kitagawa logra darle tres vueltas de tuerca a cualquier escena típica gracias a una protagonista única, cuyas inseguridades, torpeza y timidez, presentadas con un tono muy humorístico, conforman un carácter encantador. La personalidad de Kageno hace que todo se desmadre y que el pobre Mitsunaga no sepa cómo atajarla. Precisamente este contraste entre el chico (que tiene un rol de interés amoroso masculino más habitual) y ella es una de las bazas principales del manga.
Aunque más allá del humor y el contraste también tendremos escenas dulces, tiernas, románticas y también algo sexys, pues al fin y al cabo estamos leyendo un shojo.
Este dúo y su característico carisma hacen que los dos primeros tercios del tomo se devoren en un instante. Es a partir de aquí cuando la personalidad de Kageno se convierte en un arma de doble filo, y la simpatía que sentíamos por ella derivará en un poquito de rabia. El último tercio se hace, pues, un poco cuesta arriba, si bien conserva los puntos de humor y entretenimiento necesarios para mantener el interés, y se recupera con un final dulce que te deja, además, con la miel en los labios preguntándote qué ocurrirá después.
Chibis y distintos estilos manga
Otro de los elementos más característicos de la serie es su apartado gráfico. Si bien la autora sigue las líneas base del estilo shojo en sus personajes, Kageno supone todo un punto y aparte. Y es que ella aparece en forma chibi el 90% de las veces, acentuando de esta forma el tono humorístico. La mangaka no duda tampoco en convertirla a otros estilos manga (como el más ochentero tipo “Sailor Moon”) si la situación lo requiere. Ella supone, pues, todo un chute de expresividad gráfica y roba la atención del lector con sus continuos cambios.
Un manga que se atreve a presentarnos una protagonista rompedoramente distinta, que te encandilará con sus tonterías, su determinación y su bondad.
No puedo esperar a ver cómo sigue disfrutando de su juventud.