Escribo esto no sé si dormido o despierto. ‘Kamikaze’ (HBO Max) ha conseguido narcotizarme de tal manera que aún no tengo claro mi estado de consciencia. Su ritmo lentísimo, su tono bajísimo, sus aburridísimos diálogos, sus escenas mil veces vistas, sus protagonistas sosos y casi robóticos… Salvo escasísimos momentos puntuales en los que apunta a ser algo diferente, encastrados artificialmente en los comienzos y finales de los capítulos, todo lo demás es tedio, aburrimiento, bostezo y aún no sé si también sueño.
Los dos primeros capítulos de ‘Kamikaze’ son, de hecho, casi una oda a Morfeo.
Aún así, la serie cuenta con una premisa interesante: Julie (interpretada por Marie Reuther) es una adolescente pija acomodada de Dinamarca que, de repente, experimenta un cambio radical en su vida. En el primer capítulo aún no sabemos por qué, pero sí que un hecho traumático la cambia. Hasta el punto de que se nos presentan, ya en su cartel promocional incluso, dos polos: de luz, de aspecto, de entorno, de ambientes… Os suena, ¿a que sí?
A partir de este comienzo, toda la serie se entrega a mostrarnos, primero qué pasó para cambiarla, y después, cuál fue el proceso de transformación experimentado por Julie desde ese hecho traumático hasta la actualidad. Si tenemos en cuenta que este hecho fue una pérdida y que debe enfrentarse a ella, el resto de clichés y lugares comunes ya nos los podemos suponer. Todos ellos están aquí presentes, no falta ni uno: los amigos y su apoyo, el psiquiatra, la soledad… seguro que ya os los suponéis todos.
Algunas escenas son sonrojantes
Para más inri, excepto la más que decente actuación de Marie Reuther, todo el reparto restante huele a rebajas y mercadillo de las escuelas de actores. Hay escenas que son, directamente, sonrojantes, hasta el punto de llegar a la vergüenza ajena. Las réplicas de los demás nunca están a su altura, lo que sin duda hace que ella brille con una luz especial, pero que también resta mucha de su credibilidad y verosimilitud a una serie que debería ser tomada muy en serio; más si cabe, habida cuenta del tema que trata.
Porque esta es una serie sobre la pérdida, sí, pero también sobre la adultez y los ritos de paso desde la juventud hacia la madurez, y de la especial dificultad que para una chica representa el combinar este proceso sociobiológico con el buscar, de nuevo, su lugar en el mundo después de una pérdida semejante. Ya os lo dije: la serie tiene un punto inicial que es prometedor, muy bueno, retador incluso, y que Marie Reuther afronta con cierta soltura, pero todo lo demás, todo, es tan aburrido…
La dirección creo que tiene mucha de la culpa
Kaspar Munk es un director acostumbrado a los ritmos pausados, a las narrativas a fuego lento, y eso está bien. Pero aquí la combinación de este ritmo con un inicio frenético y con esos puntos de “aceleración” que, por veces, desequilibran el ritmo de la serie, simplemente, no funcionan. Algunos pueden creer que esto es una probatura arriesgada. A otros quizás les suponga un toque de originalidad. A mí me parece un intento fallido de darle otra vuelta de tuerca a un tema que, por su solemnidad y trascendencia, no puede traspasar ciertos límites sin caer en el absurdo. Cosa que pasa aquí.
Con los dos primeros capítulos ya vistos, y a la espera de que HBO Max ponga a disposición el resto de ellos, esta primera producción exclusiva europea para su plataforma tiene algo de “queda bien” que no me acaba de convencer. Muy cogida por los pelos, ‘Kamikaze’ (HBO Max) trata un tema de trasfondo moral y aire adolescente desde un tono dubitativo y con un reparto que, a pesar de su destacada actriz principal, adolece de la calidad suficiente para darle el empaque que tal tema exige. Además, su tono generalmente lento la hace exasperantemente aburrida y, a veces, incluso, pretenciosa.
No me ha gustado. No me ha interesado. Eso sí, me ha sido un somnífero la mar de eficaz.