Kingdom Come: Deliverance II es una verdadera secuela de su predecesor, aunque se ha desarrollado y escrito de tal manera que resulta perfecto tanto para los recién llegados como para los fans de siempre. El juego se ha anunciado en un evento global digital que se puede volver a ver en el siguiente enlace.
De regreso al apasionante mundo de la Bohemia del siglo XV (Europa Central), Kingdom Come: Deliverance II continúa donde lo dejó su predecesor, poniendo a los usuarios en la piel de Henry, el fiel hijo de un herrero, envuelto en una historia tumultuosa, de venganza, traición y autodescubrimiento. En esta apasionante secuela, los jugadores atravesarán un paisaje medieval meticulosamente diseñado, desde los humildes confines de una forja de herrero hasta la grandeza de las cortes reales, todo mientras navegan por las traicioneras corrientes de un reino desgarrado por la guerra civil.
Lo nuevo en Kingdom Come: Deliverance II
En dos mapas nuevos, del doble del tamaño del juego anterior, los jugadores pueden explorar el hermoso y diverso paraíso de Bohemia (un lugar del mundo real que aun puedes visitar en la República Checa) con el majestuoso Castillo Trosky y luego visitar un entorno urbano de la ciudad minera de plata de Kuttenberg (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco). Con más de cinco horas de secuencias inmersivas que narran el viaje de Henry, los jugadores se sentirán cautivados por el drama que se desarrolla en cada paso.
El sistema de combate de Kingdom Come: Deliverance II ha sido renovado para hacerlo más accesible y al mismo tiempo mantenerse fiel a su naturaleza, desde elegantes manejos de espada hasta mortíferos ataques a distancia, como las recién agregadas ballestas o las primeras armas de pólvora. El juego también es una experiencia RPG fiel a su esencia, en la que puedes adoptar múltiples enfoques para las misiones, hacer evolucionar a Henry de la forma que creas conveniente y perderte en un mundo dinámico y receptivo.
Únete a Henry en su búsqueda de redención y venganza en la Bohemia del año 1403, a finales de este año y recuerda: «¡La fortuna sonríe a los audaces!»
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