Anzu tiene tres amores en su vida: su gato Momoiki, el chocolate y los videojuegos. Nada más. Su aversión a las relaciones románticas la ha mantenido alejada de los chicos y de sus jugueteos adolescentes hasta que, cierto día, un misterioso personajillo amarillo (el mago Riri) se presenta en su vida para presentarle un reto: con el objetivo de fomentar la natalidad en Japón, en su futuro inmediato su vida se llenará de chicos atractivos que entrarán en su vida con el objetivo de que, de entre ellos, encuentre alguien para ella. A cambio, sus tres mayores “amores” hasta entonces pasarán a un segundo plano.
Ella, ofuscada por todo esto, se opondrá a tal objetivo y se convertirá desde entonces en “la asesina del romance”. Se intentará oponer a todo plan de Riri por emparejarla… pero las cosas no siempre salen como Anzu tiene pensado que salgan. Sobre todo, cuando ella tiene la oportunidad de conocer algo mejor a un compañero suyo de instituto detrás del que van, sin éxito, todas las demás chicas: Kazuki.
“La asesina del romance” es un pequeño cajón de sorpresas, capaz de albergar en su interior más y mejores elementos de los inicialmente prometidos
Con esta premisa básica, y algún personaje más que sirven para darle fluidez y solidez a la historia (como Junta o el señorito Hijiri Koganei, otros dos de los chicos guapos que entran en la vida de Anzu), este anime de corte claramente adolescente y premisa súper ñoña desarrolla una historia de humor bastante clásico tanto en su tono como en su estilo. Con el rostro, ese espejo del alma, como constante y machacón recurso visual para mostrarnos el estado emocional de cada uno de los personajes.
Sin embargo, el no tomarse en serio nunca a sí misma, a través del uso de la ironía y algo de sarcasmo para algunas de sus subtramas (la relación de clase que separa, inicialmente, a Anzu de Hiriji Koganei); o el autodefinirse como “anime romántico” cuando, en su interior, se albergan otros mensajes más complejos, como el no fiarse de las apariencias o la importancia de la figura paterna en el desarrollo de la personalidad o las relaciones tóxicas o la importancia de las redes sociales… hacen que las sorpresas se vayan sucediendo con cada uno de los episodios.
Ligera, divertida e inocente
La serie se nos muestra, así, como un pequeño cajón de sorpresas, capaz de albergar en su interior más y mejores elementos de los inicialmente prometidos.
Además, lo hace con tanta gracia, es tan ligera, divertida e inocente que, cuando te das cuenta de los mensajes positivos que se albergan detrás, ya es demasiado tarde para huir, estás irremediablemente atrapado/a. Esto es lo que consigue que, si se dejan a un lado los prejuicios, este anime pueda convertirse en un producto transversal capaz de llegar a todos los públicos. Algo a la altura, todo hay que decirlo, de muy pocos animes de este tipo.
Por esto es por lo que te traemos hoy aquí ‘La asesina del romance’ (Netflix) y nos atrevemos a recomendártelo encarecidamente como uno de esos animes con sorpresa en su interior que no te debes perder. Además, son doce capítulos de veinticinco minutos cada uno, perfectos para maratonear y buenos, también, para disfrutar en tragos pequeños.
¿Qué más se puede pedir?
Por cierto, aún no está confirmada, pero nos ha gustado tanto que apostaríamos sin dudarlo a que tendremos una segunda temporada (material hay, el manga original del que deriva aún tiene también muchas otras cosas que ofrecer).