El planeta Tierra está inmerso en el caos, con las conmociones sociales, económicas y militares esperables en cada rincón del globo. Ambos bandos disponen de las armas avanzadas proyectadas para un posible enfrentamiento extraterrestre: cazas interceptores de última generación y ala en delta invertida, a semejanza del Sukhoi SU-47 , que escoltan bombarderos de gran carga bélica que parecen un cruce entre carguero y submarino, que recuerdan vagamente al ekranoplano clase Luna desarrollado por la Unión Soviética a mediados de los años 80 del pasado siglo.
No dejemos sin mencionar los carros de combate con un montaje doble en la torreta, que no dejan de recordarme al prototipo alemán de la Segunda Guerra Mundial del crucero terrestre (Landkreuzer) Ratte Р1000. Parece que las tropas leales al presidente Blades van progresando, pero las fuerzas parecen ir muy parejas y el infame Carroll parece tener una carta escondida en la manga, y se la hace saber a una periodista escogida. ¿Alguien podía olerse que él tuvo algo que ver en el primer contacto con los alienígenas? Habréis de leer el cómic para averiguarlo.
Esta nueva capacidad de Astra como genio precoz, así como la metamorfosis de Gómez hacia un híbrido humano-alienígena, permiten a los tripulantes de la Clarke el esbozar un plan para obtener información de los alienígenas. Mientras, parece que el presidente Blades no se encuentra tan seguro en los Estados Unidos. ¡Menos mal que conserva una pegada extraordinaria!
En este punto aprenderemos más sobre la relación entre los astronautas y los alienígenas, y es una parte muy importante porque nos da a entender cómo los alienígenas han tenido buenas razones para elegir venir a nuestro sistema solar, y tienen tanto la capacidad para comunicarse con los humanos como para poder modificarlos (como demuestra la precocidad de Astra y la modificación corporal de Gómez).
Mientras, seguimos aprendiendo sobre el pasado de los investigadores de los fenómenos extraterrestres.
Continuamos con las tribulaciones de la tripulación humana, que han descubierto, además de la situación de guerra global en la Tierra, la existencia de un asteroide cuyo punto de impacto es nuestro planeta. Obviamente, es del tamaño suficiente para ser considerado un evento ligado a la extinción total. Los miembros de la Clarke, obviamente, comienzan a emplear los medios de los que disponen y todo su ingenio para intentar evitar ese luctuoso suceso ante la impasibilidad y falta de colaboración por parte de los alienígenas del Candelabro. Los eventos bélicos en la Tierra imposibilitan la utilización de las armas avanzadas para desintegrar el asteroide, así que intentarán manipular los sistemas del mismo Candelabro para proteger la Tierra. Aunque… ¿Es posible que las intenciones de los alienígenas no estén tan claras? Quizá sus motivaciones no sean tan evidentes como pueden parecer. ¡Os invito a descubrirlo! La trama es buena, y vamos viendo cómo, poco a poco, las piezas comienzan a encajar.
Me encanta el argumento, y ese aromilla noventero que exhala en cada viñeta, así como las pequeñas escenas ligeras que destacan en un entramado la mar de interesante, como las sesiones recreativas que se monta Manesh aprovechando la capacidad tecnológica de los alienígenas (lo tuyo con respecto a Kyoko no es ni medio normal, colega); o la iniciativa de la primera dama estadounidense.
Otro estupendo detalle es el tono sepia que se utiliza para las escenas de flashback relativas a Los antecedentes del contacto extraterrestre, así como a la construcción de la infraestructura espacial de la que ahora dispone la Tierra.
Hablemos ahora del trabajo de los autores, y esta vez no seré tan indulgente como en los dos números anteriores: por parte de Charles Soule, seguimos ante una historia interesante, pero observamos cómo parece empezar a tener dificultades para encajar las piezas de todos los frentes abiertos: las maniobras políticas de Carroll,
sus declaraciones a la periodista, el transcurso de la guerra, las tramas y subtramas que suceden en el Candelabro… parece dar la impresión de tener claro hacia dónde quiere llevar la historia, pero no los desarrollos de las subtramas hasta llegar a ese final. Así y todo, sigo considerando que es una potente historia que podría adaptarse a una serie de televisión.
Así y todo, llamo la atención sobre los cuidados paisajes: las vistas de Londres, Filadelphia, los alrededores de Berlín, Moscú…
No ha perdido el pulso, no os penséis otra cosa. Simplemente, parece que el género bélico no es lo suyo.
Pese a estos pequeños flecos, sigo pensando que “La carta 44” de Norma Editorial es un referente en lo que a la ciencia-ficción aplicada al cómic se refiere. E insisto en que merecería una serie de televisión.
En fin: las piezas están puestas sobre el tablero. Ahora es el momento de ver cómo se desarrolla la partida. ¿Qué papel tendrá el peón que han desplegado los alienígenas? ¿Cómo? ¿Que a qué peón me refiero? Leed, queridos lectores, leed y disfrutad.