La ciudad de la muerte es una historia que se sumerge lentamente en la arenosa y pegajosa oscuridad y en la que no hay nada que puedas hacer para evitarlo. Por mucho que luches, por mucho que te desesperes, que grites, lo único que consigues es que te trague más rápido. La novela de fantasía oscura y urbana escrita por Vanessa R. Migliore llega gracias a la publicación del sello Puck, suponiendo el primer volumen de Hilos de magia. El avance del libro está disponible online.
La desgracia recorre caminos desconcertantes llenos de desviaciones, surcos, trampas y ecos incomprensibles. Cuando ésta tiñe las calles de Cyrene con la muerte, Kaia, Medea y Ariadne se verán arrastradas a su laberinto.
Kaia, una invocadora que se mantiene en pie más por terquedad que por voluntad; Medea, una invocadora que se ha mantenido toda la vida sin comprender su propia sombra en pos de vislumbrar la de su padre; y Ariadne, una escritora con las manos atadas por la presión. Las tres tienen poco en común más allá de una amistad que pocos comprenden y que se verá puesta a prueba cuando el mundo se de la vuelta.
En la novela, Migliore nos presenta a la Trinidad: la hermandad de diosas Aracne, Cibeles y Lilith que supone el origen religioso y cultural de la ciudad de Cyrene y de toda Ystaria. Todo sustentado en su naturaleza, sus fortalezas, sus caprichos y sus secretos. Pero no es la única trinidad que se manifiesta en la historia. Las tres protagonistas, a su manera, conforman la suya propia: la de la oscuridad grabada a sangre en el alma.Todas luchan aunque no tengan las mismas destrezas, todas pelean aunque no posean las mismas armas y todas gritan aunque sus gritos mueran en sus pulmones, en la soledad o en el viento.
Cada una encara una faceta distinta, desde la ira reprimida, la soledad en medio del gentío, el odio ante la propia sombra… Diferentes caras y perspectivas de la depresión que acarrean, la cual cada personaje cabalga a su ritmo, cada una se enfrenta a esta enfermedad y sus síntomas urticantes a su manera.
Una de las grandes diferencias entre este título y Las lunas de Sartre, anterior novela de Migliore, es que la escritora cuenta con unas habilidades mucho más pulidas en lo que respecta al establecimiento de los ritmos narrativos. Mientras que Las Lunas de Sartre contaba con unos bloques muy rígidos entre la construcción del mundo, el desarrollo de la trama y la definición de los personajes, en La ciudad de la muerte la relación entre estos elementos es mucho más fluida, comprensible y entretenida.
El punto fuerte de Migliore sigue siendo el desarrollo de personajes. Medea, Kaia y Ariadne pueden tener puntos en común, tan alejados entre sí como estrellas en el cielo, pero a la vez están unidas por constelaciones de manera que sus personalidades y las dinámicas que se forman entre ellas están muy bien definidas. Aunque he mencionado que a partir de las tres se pueden comprender las distintas facetas de la depresión, las tres tienen muchísimos más matices, muy ricos y variados. A título completamente personal, estoy encantada con el personaje de Ariadne. Su historia, el contexto que la ha convertido en quién es, su carácter, sus aspiraciones y miedos. Sus capítulos fueron los que me resultaron más cautivadores durante la lectura.
Pero Migliore no se queda únicamente en las tres protagonistas. Abre un abanico aún mayor de personajes, muchos con historias escondidas y que prometen ser gemas en bruto. Hay algún personaje que se le escapa de las páginas, ya sea porque no consigue hacerse su espacio en los párrafos o porque son sorpresas a la espera de la secuela. Sin embargo, no entraré en detalles sobre ninguno para no destriparle la historia a nadie.
La ciudad de la muerte es una lectura interesante y rebosante de buenas ideas, casi todas en forma de personajes, y aunque no todas cuajan ni consiguen dejar una buena impresión en la memoria. La novela supone una visión oscura de un mundo que se desmorona, un corazón roto, un espíritu con las alas encadenadas y un alma corrupta por el odio. Elementos estupendos para una novela de fantasía y que pueden culminar en la peor de las pesadillas.