Portada de "La guardiana de las palabras", escrito por Jennifer y Alric Twice. | Fuente: Amazon.
Portada de «La guardiana de las palabras», escrito por Jennifer y Alric Twice. | Fuente: Amazon.

Mucho se habla de la magia de las palabras, pero, en esta novela, Jennifer y Alric Twice prometen llevarlo al plano más literal. No hay meros hechizos que memorizar, hay encantamientos que conquistar y reclamar. Y muchas pesadillas contra las que pelear en la oscuridad. La guardiana de las palabras es una novela de fantasía juvenil publicada por el sello Puck y con la traducción de Paula Parra.

¿Qué sería del mundo si cada palabra, además de significado, tuviera poder? El de transformarlo todo, hacerlo desaparecer, volver a empezar. Todo un batiburrillo sin fin ni límites.

Arya vive en la capital del reino de Helios y es una apasionada de los libros. Una devoradora nata que esconde el despertar de las Palabras, un desastre tan capaz de salvar a su reino como de destruirlo.

Mientras tanto, un grupo de rebeldes está dispuesto a todo con tal de erradicar el tratado que restringe el uso de la magia. ¿Quienes serán sus aliados y contra quién luchará? ¿Podrá Arya convertirse en La guardiana de las palabras?

El gran punto fuerte de la novela se encuentra en su mundo y contexto. Los Twice centran gran parte de los capítulos en la elaborada construcción del reino de Helios, utilizando una infinidad de capas. Muchas de ellas chocan entre sí, pero, aún así, coexisten. En la mayoría de los casos, con catastróficas consecuencias.

Este elaborado plan arquitectónico no para en ningún momento, los autores no dejan de incluir componentes al plano hasta que llegan a la última página y porque no les queda otra. Si estuviéramos en el cuento de Los tres cerditos, ellos serían el hermano que construye una sólida casa usando ladrillos en sus pilares y estructura. Aunque, más que casa, sería más correcto decir que intentan contruir una catedral inmensa.

Puede que la obra resista cada uno de los embates del lobo, pero, ¿se puede respirar dentro de ella o tantas capas de ladrillo y cemento la hace tan firme como asfixiante?

Los Twice destinan mucho tiempo y esfuerzo en construir una estructura impactante y resistente, pero cuyos pasillos y caminos son oscuros y enrevesados. Aunque la presentación del mundo no siempre coincida o tenga una implicación directa con el viaje de la protagonista, siempre otorga matices.

En muchos sentidos, La guardiana de las palabras sigue la estela marcada por El señor de los anillos. Frodo, Sam y el resto de excursionistas no tienen más remedios que cruzar un continente por vía terrestre y con el único apoyo de sus propias piernas. A excepción de Gandalf, por supuesto.

Arya y su equipo se ven obligados a seguir su mapa de palabras y luz con esfuerzo, campamentos y tinieblas. Aunque no recuerdo a Tolkien deteniéndose a admirar los abdominales de uno de sus personajes, pero, ¡cada uno tiene su estilo!

Los personajes principales son cuatro: Arya, protagonista y guardiana de las palabras; Killian, ladrón y guardaespaldas a tiempo completo; Saren, paternal general y soldadito de plomo; y Alric, un Dorian Gray de buen corazón.

Conocerles supone pasar todo el viaje viéndoles darse cogotazos y lidiando con un propósito que Arya cree que les queda grande. Sobre todo a ella. Tal es así que sus avances son a base de cabezonería, secretos y fracasos. Pero, aún tomando la ruta más enrevesada del mundo, consiguen avanzar. Tal vez no enteros, pero, es el riesgo de viajar por un país en crisis como mochileros.

Arya es pertinaz y transparente, lo que hace fácil empatizar con ella. Esa misma razón es la que la vuelve tan desquiciante y, a la vez, preciada. Ese torbellino de buenas intenciones, caídas estrepitosas y desencuentros desastrosos con la realidad la vuelve una protagonista interesante. Aún si el uso que le otorga las palabras mágicas no termina de encajarme. ¿Cómo puede la palabra «Luna» estar asociada a la luz del día y al calor?

Alric y Jennifer Twice crean un mundo interesante, complicado y algo denso. Sazonado por personajes que no se acaban arrancando mechones de pelo en una pelea desastrosa más por terquedad que por un deseo sincero de llevar la fiesta en paz.

Para aquellos lectores amantes de la alta fantasía, La guardiana de las palabras es una novela que espera con ansias ser explorada hasta el más ínfimo detalle de su lore. Los que prefieren un ritmo ágil y abundancia de diálogos, quizás tengan que esperar a ver si la secuela mantiene la misma velocidad o le echan acelerante a la ecuación. Aunque, con semejante final, es imposible adivinar qué se traen entre manos los Twice.

Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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