Guerra Civil de Siria

Como aficionado a la Historia Militar y como analista aficionado de temas militares en esta santa página, no he podido resistirme a escribir el presente artículo sobre el tema. Soy consciente de que no se considerará como políticamente correcto y de que, muy posiblemente, generará controversia. Pero es de justicia el intentar apreciar estas cuestiones tan delicadas sin los filtros manipuladores de los informativos de turno.

Vamos a iniciar este texto con un pequeño resumen explicativo de cómo se regiría una guerra hoy día. Veamos: comenzaremos indicando que un conflicto armado contra otro país está, en principio, prohibido. Según la normativa de la ONU, este organismo vela porque ningún país emplee la guerra como instrumento definitorio de su política exterior. Pero, si algún país procede a ello, es el Consejo de Seguridad el que puede aprobar el ataque a una tercera nación… Pero, sin su aprobación, nada. Es algo así como el gran jefe de la administración de la violencia bélica a nivel internacional. ¿Y sabéis lo más curioso? Esos elementos permanentes dentro del Consejo de Seguridad (Federación Rusa, Francia, Reino Unido, China y los EEUU) son las potencias vencedoras de una guerra: la II Mundial.

Sus funciones, básicamente, son las siguientes (tomadas directamente de la página de la ONU referida al caso:

Cuando el Consejo examina una amenaza a la paz internacional, primero explora las posibilidades de solucionar la controversia por medios pacíficos. Puede recomendar principios para que se llegue a un acuerdo o iniciar la labor de mediación. En los casos de beligerancia, el Consejo procura una cesación del fuego. Puede enviar una misión de mantenimiento de la paz para que las partes mantengan la tregua y separar a las fuerzas beligerantes.

El Consejo puede adoptar medidas para hacer que sus decisiones se cumplan. También puede imponer sanciones económicas u ordenar un embargo de armamento. En algunas ocasiones el Consejo ha autorizado a los Estados Miembros a emplear «todos los medios necesarios», incluidas medidas militares colectivas, para hacer que sus decisiones se cumplan.”

Bashar al-Assad, negando la existencia de Guerra civil de Siria
Bashar al-Assad, negando la existencia de Guerra civil de Siria

Explicado más claro: si un país amenaza la paz internacional (es decir, si le toca las narices a otro sin permiso), le presionaremos hasta que su objetivo esté en una posición más ventajosa y, si su objetivo no le puede, le terminaremos pudiendo entre todos. Obviamente, esta amenaza que pende sobre cualquiera limita tremendamente los casos de guerra, pero ésto no viene dado por la voluntad popular internacional, sino por el miedo a ser defenestrado.

Pero, claro… Hablamos de la intervención ante lo que podríamos denominar como una “guerra de agresión”, cuestión que no se aplicaría a lo que estamos viendo en Siria. ¿Por qué? Simple: se trata de una GUERRA CIVIL. Una guerra civil es un asunto interno del estado que la sufre, tal y como recoge la Carta de la ONU en su Capítulo 1, artículo 2.7:

Ninguna disposición de esta Carta autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados, ni obligará; a los Miembros a someter dichos asuntos a procedimientos de arreglo conforme a la presente Carta; pero este principio no se opone a la aplicación de las medidas coercitivas prescritas en el Capítulo VII.”

Lo dicho: no se puede prohibir una guerra civil porque es insinuar que el gobierno de un país no puede garantizar ni defender el orden, misión que atañe a cualquier gobierno… Y este artículo defiende el derecho de los Estados a defender y resolver sus asuntos internos libremente, sin injerencias externas.

Habrá quien diga que se han hecho auténticas barrabasadas, o que el gobierno Sirio no es democrático… Bueno, no seamos hipócritas. ¿Acaso era democrático el gobierno de Hafez al-Asad (el padre del presente)? Sin embargo, ahí parece que “no molestaba”. En este caso, la oposición ha aprovechado el momento de debilidad política y falta de popularidad del actual presidente en la transición de poderes, y aprovecharon la oportunidad para jugar su baza. ¿Que les ha salido mal? Mala suerte. Sobre los civiles y las “armas ilegales” hablaremos más tarde. Y en cuanto a la “democracia”… ¿Qué clase de “espíritu democrático” hay en implantar este determinado régimen a toda costa y caiga quien caiga?

Guerra Civil en SiriaEn todo caso, dejemos claro que amparados en el Derecho Internacional, y en la misma Carta de la ONU, por mucho que la opinión pública pida lo contrario, una intervención armada sería ilegal e injustificada. Pero, si se diesen los supuestos considerados en el capítulo VII de la Carta de la ONU –de términos tremendamente vagos y que pueden entrar en conflicto con el artículo 1, Capítulo 2,7-, hay sólo dos resoluciones que pueden terminar con una guerra civil:

1.- Dejarles que lleven al final el conflicto, caiga quien caiga, hasta que se restablezca el orden en un sentido o en otro respetando, así, el artículo 1, capítulo 2,7.

2.- Mandar una fuerza internacional DE INTERPOSICIÓN al amparo del Capítulo VII. Esto se entiende como un ejercicio de “mostrar músculo” en el territorio afectado, imponiendo el cese de hostilidades y obrar como mediador entre ambas partes.

Para entendernos: imaginemos a dos hermanos que se están atizando alegremente porque uno le ha quitado a otro el juguete. En el primer caso, la madre observa hasta ver cómo el legítimo dueño del juguete lo recupera… O termina perdiéndolo; en el segundo caso, la madre le pega un cachete a cada uno, toma el juguete bajo su custodia y se lo devuelve a su dueño sólo después de haber escuchado a ambos hermanos y haberles puesto normas de convivencia.

Guerra Civil en SiriaNo hay más. Lo que se hace hoy día (y tomemos el reciente ejemplo de Libia) de apoyar militarmente de manera indirecta al bando “perdedor” es, sencillamente, inaceptable y carente de cualquier fundamentación conforme a derecho. Usando en ejemplo anterior, aquí la madre le estaría dando capones al hermano que va ganando y, si aún así ve que su favorito pierde, le da un bate de béisbol cuando el otro no mira.

Luego hay más: todos hemos visto, oído y leído en los medios ese tema relacionado con que la intervención militar internacional en Siria dependería de la votación a favor en los respectivos parlamentos nacionales… De nuevo algo demencial. ¿Soy el único que ve el peligro que entraña que la única frontera entre la soberanía y legitimidad de un Estado y la agresión bendecida por todos sea una votación en el parlamento del potencial agresor? Es una legitimación de la guerra en toda regla con el beneplácito de aquellos cuya misión es, precisamente, evitarla.

Y vamos ahora a seguir vomitando inconveniencias políticamente incorrectas: como hemos indicado cinco párrafos atrás, hablaremos de las pobres “víctimas civiles” y del uso de las armas prohibidas: hoy en día el término “población civil” es tremendamente laxo; estoy de acuerdo con que hay que asegurar la protección de la población civil, pero… ¿Cómo distinguirla hoy día?

Guerra civil en SiriaY me explico: el artículo 2 del reglamento al respecto por parte de la Convención Internacional de La Haya de 1907 –aún vigente- indica claramente que “Los habitantes de un territorio no ocupado que al aproximarse el enemigo tomen espontáneamente las armas para combatir las tropas invasoras, sin haber tenido tiempo de organizarse conforme al artículo 1, serán considerados como beligerantes si llevan las armas ostensiblemente y si respetan las leyes y costumbres de la guerra.

Es decir, la única circunstancia en la que los civiles podían tomar las armas como fuerza voluntaria era siempre que el enemigo se aproximase y siempre y cuando llevasen las armas visibles, respetaran las costumbres y usos de la guerra y, tal y como indica el artículo 1 –no visible aquí-, llevasen preferiblemente algún tipo de señal de su condición de “civiles movilizados” (un brazalete, una insignia…). Este artículo prohíbe implícitamente la lucha guerrillera o terrorista y, amigos, no nos engañemos. Ese tipo de guerra soterrada por parte de la población civil existe. Así que… ¿Hasta qué punto son “inocentes” esos civiles partidarios del bando golpista en el que hasta los niños llegan a ir armados? ¿Hasta qué punto esos civiles que han optado por una resistencia armada ilegítima –en cuanto a ilegal conforme a la Convención de La Haya- deben ser “protegidos” en tanto a que se mueven al margen de cualquier legislación militar?

Y vamos con las armas: se ha denunciado el uso de gases, que efectivamente es un arma prohibida, al igual que las bombas de racimo, las minas o el fósforo. Se esgrime su uso como “casus belli” por tratarse de un “arma inhumana y cruel”. Pero olvidamos varias cosas al respecto:

1.- Varios estados occidentales “civilizados” usan y fabrican muchas de esas armas prohibidas (bombas de racimo, gases, armas bacteriológicas y minas), mientras que los países de antiguo Pacto de Varsovia cuentan con bombas de fósforo en sus arsenales. ¡Pero a ellos se les permite!

2.- La crueldad de un arma determinada no es una excusa para determinar su no-uso… ¡Sino todo lo contrario! Es esa crueldad la que ha llevado a su diseño, bien por su alta efectividad o bien por el efecto psicológico ante el enemigo.

3.- El efecto de los gases asfixiantes (sarín, mostaza, cloro…) es bastante relativo empleado en campo abierto, y tienden a resultar más incapacitantes que mortales (e inútiles en cuanto se disponga de alguna contramedida eficaz, como una máscara antigás). Valga como muestra el indicar que en toda la I guerra mundial, único conflicto en el que se usaron masivamente los gases como arma, el número de bajas no superó los 85000 muertos. De acuerdo, la cifra es brutal, pero supone “únicamente” un 0,2% del total de bajas del conflicto (unos 31 millones de personas).

4.- ¿Para qué vale un arma? Si es barata y/o eficaz, siempre que estés en un conflicto, si la tienes que usar… La usas. Independientemente de que esté prohibida o no.

5.- ¿Por qué es más grave el uso de gases contra unos rebeldes que una agresión ilegal contra un Estado Soberano que intenta mantener el orden dentro de sus fronteras?

Guerra civil de SiriaAún habrá quien diga que la intervención es justificable por razones humanitarias, pero ahí me pregunto: ¿Hasta qué punto es humanitario el prolongar artificialmente una guerra civil? ¿Realmente consideramos humanitario el que se impongan la escasez y los racionamientos en ambos bandos mediante la asfixia militar y económica de uno de ellos con la excusa de “igualar las tornas” como se hizo en el caso libio o somalí?

Pienso también que no valoramos de manera apropiada que la violación de las leyes internacionales por parte de un país no es tan grave como el concierto ilegítimo de varios para atacar la soberanía de un tercero.

En fin, todos tenemos libertad de opinión al respecto, pero no quería terminar este texto sin una reflexión hecha hace varios años, entre 1934 y 1936, por un apócrifo profesor llamado Juan de Mairena, por cuya boca habla Antonio Machado:

-Y en el caso, amigo Mairena, de que surja el conflicto porque una gran nación quiera comerse a otra pequeña, ¿qué hacen entonces las otras grandes naciones asociadas?

-Salirle al paso para impedirlo, querido Don Cosme.

-¿Y si la gran nación insiste en comerse a la pequeña?

-Entonces las otras grandes naciones le ordenarán que se la coma, pero en nombre de todas. Y siempre quedará a salvo el prestigio de la gran Sociedad de las Naciones.”

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