Un viaje a través de la bruma del horror, una aventura sangrante con tiempo límite, y decisiones complejas donde parece que da igual qué decidas, vas a cagarla. La guerra de las dos reinas, novela publicada por el sello Puck, es el cuarto título del universo de fantasía oscura de Jennifer L. Armentrout. sus predecesores en la saga son De sangre y cenizas, Un reino de carne y fuego y Una corona de huesos dorados; además del spin-off Una sombra en las brasas. El avance del libro está disponible online.
Con el firme propósito de recuperar a su Rey y destruir el infierno que la Corona de Sangre ha desatado, Poppy emprende la marcha de una guerra que echó raíces milenios atrás. Con el apoyo del ejército, los wolven y los drakens, Poppy irá de ciudad en ciudad en pos de la victoria, con el peso de una corona sobre su cuello y de la libertad de Casteel en el corazón.
La guerra de las dos reinas habla de pesadillas, de sangre inocente corriendo colina abajo y de ejércitos encontrando un nuevo hogar bajo tierra después de que te rajen el corazón a espadazo limpio. De pelear contra lo que parece imposible. Pero no todo va a ser luchar con el veneno de una víbora, también es un viaje que estrecha lazos, que discurre las relaciones entre los distintos personajes y los manifiesta desde ángulos más trabajados y nuevos.
Este cuarto libro es, probablemente, el más duro de la saga. A diferencia de los libros anteriores, los vistazos de la crueldad de la venganza, de la avaricia por las lágrimas de sangre y la brutalidad de una sociedad sofisticada son mucho más crudos . Armentrout deja de hacer sugerencias vagas sobre muchas de las pesadillas que recorren la mente de todos los que han vivido presa del yugo de la Reina de Sangre y las estampa en la cara del lector con tanta fuerza que asfixia y nubla la vista. Porque una cosa es suponer lo que está ocurriendo y otra muy distinta es enfrentarte de verdad a lo que ocurre, ¿no crees? La tinta de las palabras está cargada de dolor y de rabia.
Sigue habiendo espacio para las preguntas, preguntas nuevas e inquietantes, pero la gran mayoría de ellas no tienen respuesta. Aún. Todo está muy centrado en dar órdenes e ir conquistando ciudades, sacando a la luz secretos escondidos y resolviendo interrogantes planteados en libros anteriores. Es por el fuerte papel bélico que tiene La guerra de las dos reinas que es el que menos sorpresa ha logrado despertarme. Después de todo, no es lo mismo reaccionar por la sorpresa a hacerlo por la crudeza. Veía con claridad los hilos que iban conectando todo. No es algo malo per se. Un libro no tiene por qué tener al lector dando botes en el asiento para ser considerado una buena lectura. Armentrout buscaba otro tipo de impacto emocional aquí, de todas formas.
En el caso de Poppy, ella es la razón principal por la que esta saga mantiene mi interés. El crecimiento del personaje es abrumador. Se puede ver que el personaje mantiene la misma llama que al principio, esa involuntariosa curiosidad y esa integridad violenta, pero, aún así, ha cambiado. Ha madurado en pos de cambiar el mundo. No es la única.
Me sorprende que este libro contara con tanta polémica. Sin entrar en detalles, que esta es una reseña sin spoilers, los hechos criticados como algo sacado de la chistera, que eran algo que rompía el canon imperante en los libros anteriores, eran todos…, absurdos. Señalaré brevemente por qué sin hacer una mención específica. Desde el segundo libro, la autora trabajó el terreno y plantó la semilla de los acontecimientos del cuarto libro. Ya en Un reino de carne y fuego se presentan conexiones entre los personajes que dan a entender el camino que tomará la historia y en Una corona de huesos dorados, el tercero, no es que estuviera entre líneas, es que saltaba de las páginas. Es más, a mitad del tercer libro incluso pensé que era posible que ocurriera ahí, no en la secuela. Ya al empezar el cuarto libro me parecía todo tan obvio que me cuesta entender cómo puede considerarse una decisión fuera del canon, cuando es todo lo contrario. Todas las decisiones de Armentrout a lo largo de la saga iban en esta dirección.
Respecto a las escenas eróticas, un elemento que ha hecho famosa la obra por sus cualidades salseantes, en La guerra de las dos reinas se me hicieron algo pesadas. No porque Armentrout haya perdido su toque ni nada por el estilo, si no porque estaban demasiado pegadas unas a otras. Por razones de la trama, las escenas de sexo se ven más aglutinadas que en los otros libros. Llegó a un punto en que me resultaban hasta empalagosas o repetitivas, y es que leer chorricientas páginas de sexo seguidas… A título personal, me aburre.
La batalla de las dos reinas promete una aventura bélica desde sus primeras páginas y cumple con su palabra. Trae consigo un baño de sangre en pos de la venganza y un vistazo de un nuevo libro plagado de intriga y nuevas incógnitas que no sabemos si tendrán respuesta.