Valeria Santaclara es una mujer anclada en sus recuerdos. Desde hace 18 años tiene en su poder un sobre rotulado “El perdón” que no se atreve a abrir. Para ello, busca el apoyo de Laia Vallverdú, una psicóloga joven que acaba de abrir su despacho en la plazuela San Miguel de Gijón, en el piso donde Valeria viviera su infancia. Laia, que acaba de mudarse junto a Emma, su pareja, comienza a atender y escuchar a la anciana en una especie de confesión vital que, junto a Feli, limpiadora de la residencia donde vive Valeria, intrincará la vida de las tres mujeres en una historia armónica y llena de intensidad.
Pero ¿qué atormenta a Valeria en su senectud hasta el punto de no permitirle abrir el sobre escrito por su hermana Gadea antes de morir? La historia de Valeria Santaclara es un canto a la memoria de nuestro país. La familia Santaclara pertenece, más o menos, a los vencedores de la Guerra Civil y la posición de Valeria es muy clara respecto a lo que les corresponde por estatus. Sin embargo, la familia no estaba tan unida como parece y diversos acontecimientos que se sucedieron tras la victoria de Franco en una guerra fratricida, llevan a Valeria a esconderse en sus recuerdos, tratar de mantener las apariencias y despreciar a todos los que sospecha no afines.
Por otro lado, Laia y Emma son una pareja con preocupaciones que van desde confesar a la madre de Emma su relación o la necesidad de tener espacio vital, de cultivar cada una sus propios intereses, que no siempre son los mismos. La llegada de Valeria a la consulta marcará un antes y un después en la relación de la pareja, obligándolas a tomar decisiones drásticas y a avanzar en su relación.
Felicidad desde hace unos años es Feli. Acaba de salir de un terrible matrimonio que la anulaba como persona y, en un taller literario, conoce a Guille, un apasionado de la memoria histórica que reconstruye las vidas de los represaliados y asesinados del franquismo. Feli se adentra en la narración coral cuando descubre que Valeria Santaclara tiene recuerdos en abundancia que pueden servir para un proyecto de libro que tienen entre manos.
“La noche que no paró de llover” es uno de los libros fundamentales del año. Castañón es una narradora increíble, con una capacidad para contar y entremezclar historias que ha sido un grato descubrimiento desde la salida de “Dejar las cosas en sus días”. Aunque las tres historias son desiguales en intensidad, se complementan más o menos perfectamente (pienso que la historia de Feli es un poco floja, dado que al final se resuelve de una manera un poco impostada) para crear una narración única y motivante; al estilo de Sherezade, al tratarse de tres historias, el lector va avanzando para conocer su trama favorita, pero se queda enganchado a la siguiente y así hasta el final del libro.
El tema de la memoria histórica es muy importante en la obra. En “Dejar las cosas en sus días” conocimos a una familia republicana, pero aquí, Valeria Santaclara representa a una clase alta y soberbia, en connivencia con los sublevados y que odia todo lo que pueda representar a las clases populares, tanto en el pasado como en el presente.
Como digo, aunque las tres historias no son iguales en intensidad y, por supuesto, el lector está ansioso por conocer sobre todo la trama de Valeria, Castañón imbrica perfectamente las tramas para que el lector se sienta identificado con cualquiera de las mujeres que aparecen en el libro. Además, si se conoce Gijón, “La noche que no paró de llover” es un viaje perfecto por las calles de la ciudad donde el lector reconocerá lugares específicos con mucho encanto y que son un personaje más en la obra, una especie de historia oculta de la ciudad en los ojos de los personajes de la novela.
He escuchado por ahí que este es un libro para mujeres, pero leer a Castañón es una experiencia tan satisfactoria que excede el género y el tiempo. Sus argumentos y su narración es humana, encarnada en las voces de las mujeres que han sido silenciadas a lo largo de la historia reciente de nuestro país. Pero es una narración que deben conocer y expandir, porque es un pedazo de nuestra historia que, poco a poco, con la muerte inminente de sus protagonistas, estamos perdiendo. Gracias a libros como “La noche que no paró de llover”, estos relatos desgarradores vuelven a recordarnos quiénes somos y qué hacemos aquí.
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