«La casa al final de Needless Street» fue uno de los títulos estrella del año pasado. Catriona Ward construyó una historia llena de elementos extraños, narradores no fiables, pinceladas de terror y un atractivo argumento. No terminó de gustarme la mezcla ni la resolución, tema personal que quedó claro en mi reseña.
Runas rescata una novela anterior de Catriona Ward, «La pequeña Eve» ganadora y finalista de varios premios (Premio Shirley Jackson y August Derleth a la mejor novela de horror de los British Fantasy Awards 2019), con algunas ideas en común con Needless Street.
Niñas inocentes, un ambiente gótico y ojos fuera de sus cuencas: eso es lo que os espera.
El argumento
Día de año nuevo, 1921.
Siete cuerpos mutilados aparecen en un antiguo círculo de piedras en Altnaharra, una remota isla escocesa.
Son «los Niños», miembros de un culto gobernado por una sádica figura a quien llaman «el tío». La única superviviente, Dinah, afirma que los ha asesinado Eve, que se habría ahogado al intentar escapar.
Sin embargo, a medida que nos adentramos en la historia de Eve y Dinah hasta la masacre, va surgiendo una verdad más oscura y extraña. La isla es todo lo que los Niños conocen, el tío no permite ningún contacto con el mundo exterior.
Pero el mundo está en guerra y alcanza incluso a la solitaria comunidad de Altnaharra
«La pequeña Eve» tiene un primer punto fuerte en su ambientación. Altnaharra, un bastión ruinoso en la escarpada costa escocesa a principios de 1900. Ya sabéis: ruinas, melancolía y lluvia; elementos que os van a acompañar de la primera página hasta la última.
La novela se construye en base a saltos temporales de distintos personajes, siempre cerca de ese entorno y del influjo que ejerce.
El primer capítulo sirve de cebo para continuar leyendo. Presenta un extraño misterio, un círculo de muertes con oscuros elementos (la disposición de los cuerpos, ojos que faltan, el patio del bastión…), casi un misterio de los clásicos, tipo habitación cerrada, pero con una culpable: la pequeña Eve.
A partir de ese punto, Ward va dosificando la información, retorciendo las historias y los personajes, saltando de un narrador a otro, de un año a otro, antes del incidente o después. Resulta imposible no dejarse llevar por la lectura, la ambientación, la oscuridad y los extraños hilos que unen personajes y tramas.
Un aviso: acercaos a «La pequeña Eve» conociendo lo indispensable.
Casi mejor sin haber leído la sinopsis.
Nada.
Cero.
Mente en blanco.
«La pequeña Eve» destaca por una ambientación impecable, elementos góticos al servicio de un misterio y una narrativa engañosa.
Catriona Ward vuelve a enredarnos con una novela en la que nada es lo que parece y a la que conviene acercarse sin conocer nada.
No es una historia de terror como tal aunque hace uso de elementos bastante oscuros. Salvando la ambientación, quizás el siguiente más potente sea el entorno que rodea a Eve y sus compañeras. Una especie de comunidad, de culto, alejado de la civilización y con sus propias normas, centradas en la figura del Tío. El Tío controla todos los aspectos de la vida en Altnaharra, incluidas pruebas, visiones y ritos.
Catriona Ward elimina barreras en su narración. No sabrás si lo que estás leyendo es real, alucinaciones, ensoñaciones o meros trucos de algún personaje. Cuesta anclarse a algún elemento real, todo resulta muy onírico, atmosférico.
Lo mismo sucede con los capítulos de los personajes. Van perdiendo pie en la realidad y cerrando una espiral sobre los mismos hechos, para volver de nuevo al inicio.
Ward utiliza el culto y las jóvenes para ilustrar temas como el control, el abuso y el maltrato, centrado en una oscura figura masculina y paternal sobre un grupo de mujeres jóvenes. El peso de la religión, el peligro de ser diferente y el aislamiento también tienen un papel clave en la historia.
Y ahora, lo inevitable: la comparación con «La casa al final de Needless Street».
«La pequeña Eve» es un libro anterior en la obra de Catriona Ward y me ha resultado más concreto, directo y mejor rematado.
Quizás, de haberlos leído en el orden de salida original, me hubiesen convencido más.
Opinión personal, claro. «Needless Street» se me desinfló en su último tercio; con «La pequeña Eve» no he tenido esa sensación, me ha resultado sólido hasta su final, aunque tuviese claro el giro argumental.
Otro aspecto característico: ambas novelas comparten una construcción en base a un giro (o varios) argumental y en narradores no fiables.
Y siguiendo con las opciones personales, creo que tengo un problema con la narrativa de Catriona Ward. No termina de funcionar, de atraparme en sus redes extrañas, con su oscuridad implícita y explícita. Como una puerta que no soy capaz de abrir del todo, apenas una rendija.
A destacar la traducción de Cristina Macía, saliendo airosa de una novela llena de dobles sentidos y descripciones de lugares y atmósferas.
En base a todo lo anterior, no he disfrutado por completo de «La pequeña Eve» aunque sí que me ha gustado más que «La casa al final de Needless Street». Las partes oscuras, los personajes de Eve y Black, algún elemento de novela de detectives…, todo eso funciona y me han gustado pero el anunciado giro final y la manera de narrar, de dar vueltas a algunos elementos una y otra vez, me sacan de los muros de Altnaharra.