Cada cierto tiempo, la renta básica es un tema que vuelve a emerger en el debate social y político. Esta vez ha vuelto con fuerzas e interés renovados. Impelido por cómo la contribución de la tecnología a la mejora de la productividad, por primera vez en la historia de la economía, ha tenido como consecuencia un empeoramiento del empleo y la bajada de los salarios -cuando su contribución había sido, hasta ahora, justo la inversa-. A esto se le suma la crisis económica del 2007-2008 y su efecto devastador sobre la equidad: las economías avanzadas registran cada vez una distribución más desigual de los ingresos, con un grupo menor de personas acumulando un mayor capital, mientras un grupo mayor de personas sobrevive desprovisto de esa capacidad -además de endeudado hasta un límite tal que convierte su deuda en impagable, y su situación en crítica-.
La suma de estas dos circunstancias lleva tiempo generando preocupación e inquietud en numerosas organizaciones e instituciones de análisis y de previsión. Desde gobiernos a empresas de seguros, pasando por think tanks (tanto conservadores como progresistas), o empresas de distintos sectores económicos. En todas ellas ronda la idea de que el futuro global inmediato se encamina hacia una mayor volatilidad e impredecibilidad. Una inestabilidad general que lastrará a las bolsas, con ello aumentará la concentración empresarial y de las inversiones en los escasos valores seguros del mercado (muchos de ellos, actuales gigantes tecnológicos), y creará las condiciones para que se multipliquen por doquier los estallidos sociales consecuencia de descontentos sociales imposibles de detener.
Una situación per se preocupante que se vuelve difícilmente sostenible al contextualizarse en un momento actual de profunda crisis demográfica (al que pertenecen retos como los movimientos migratorios, el envejecimiento y la edad de jubilación, el futuro de las pensiones…), crisis medioambiental (con el aumento de la impredecibilidad meteorológica y de los fenómenos climáticos extremos, o el déficit energético consecuencia del frenazo a las renovables de estos últimos años, el aumento de los alimentos básicos…) y crisis de valores (el mayor individualismo y conflicto social dificulta la toma de decisiones colectiva basada en la cooperación).
Así estando las cosas, la renta básica vuelve a emerger como una alternativa capaz de afrontar eficaz y positivamente muchos de estos problemas, e incluso de sentar las bases para la solución de otros.
Pero, llegado el momento, la renta básica se sigue encontrando con una importante barrera: la de la incomprensión general respecto a qué es esta propuesta y en qué consiste, cuáles son sus características principales y cómo se configuraría en concreto a la hora de diseñar una política que fuese viable y positiva para todos/as. Una dificultad acrecentada por los muchos rivales ideológicos que, por un motivo u otro, han diseñado alternativas aparentemente similares (pero muy distintas, en el fondo) o, simplemente, se han limitado a repetir hasta la saciedad argumentos escasamente fundamentados utilizando miedos atávicos como base. Al juntarse todo esto, se ha convertido a la renta básica en un área pantanosa y enfangada, falta de claridad de ideas y contundencia expositiva. Un lastre acentuado por la carencia de una óptima plataforma de exhibición, defensa y promoción.
Pero ahora, por fin, parece tener una nueva y extraordinaria oportunidad de resarcirse y resurgir. Lo extremo de las circunstancias parece haber hecho a la sociedad más sensible a las alternativas a los modelos fracasados o insuficientes de siempre, así como más reacia a escuchar a los pájaros de mal agüero que solo saben bloquear alternativas sin aportar soluciones.
El extraordinario libro de Guy Standing (Gran Bretaña, 1948; fundador de la Basic Income Earth Network) llega en el momento oportuno. Y lo hace, además, poseyendo las virtudes que pueden aprovechar la necesidad social de valorar nuevas alternativas y propuestas de solución a los problemas contemporáneos -agravados si cabe por lo negativo del contexto en que se desarrollan.
La renta básica. Un derecho de todos y para siempre (Pasado y Presente, 2018; originalmente publicado en 2017) explica con claridad qué es la renta básica, afronta los debates propuestos por sus alternativas rivales en temas peliagudos como la viabilidad financiera y su relación con el trabajo, y despeja con claridad y contundencia las confusiones lanzadas tanto desde la izquierda como desde la derecha política contra esta propuesta. Además, atravesada la mitad del libro, Standing cambia de tercio y adopta un enfoque práctico orientado a mostrarnos cuáles son las principales características de este modelo, cómo han resultado sus presuntas virtudes en las distintas experiencias piloto que ya se han puesto en marcha alrededor del mundo, y concluir con un “Apéndice. Cómo llevar a cabo una prueba piloto de renta básica” para reforzar la idea de que nada se pierde por probar.
A lo largo del libro, el economista que es Guy Standing toca distintos temas que están en la base de la propuesta, y que interesa sociopolíticamente a muchos de los lectores interesados provenientes de ambos lados del espectro ideológico. Nos estamos refiriendo a la posibilidad de que una renta básica universal, incondicional e inembargable pueda contribuir positivamente a derribar las trampas de la pobreza y de la precariedad (el desarrollo y la movilidad social), o a desincentivar la aceptación de trabajos indignos o por debajo del umbral de la necesidad básica (la pobreza), o a cribar eficazmente la mujer que quiere participar de la industria del sexo en libertad de aquella que participa por obligación económica y en condiciones de explotación y miseria (la prostitución), o a desvincular el trabajo de la actividad remunerada para pasar a considerarlo de forma más amplia -además de incluir el derecho al ocio como parte inherente del trabajo- (el trabajo). Todos ellos temas clave en el debate democrático-social contemporáneo.
El ensayo acaba con un “Epílogo” titulado “La viabilidad de la renta básica en el Reino de España” que, firmado por Daniel Raventós y David Casassas, entra de forma rápida y general a precisar dentro del contexto peninsular lo que el libro de Standing ha intentado explicar como una tendencia general.
Este libro sirve el debate de forma más precisa que muchos de sus otros predecesores. Al entrar al detalle de los aspectos más confusos y los elementos más dudosos de la renta básica, e incluso al introducirse en aspectos concretos y prácticos de viabilidad y puesta en marcha, Standing consigue despejar muchas de las dudas que pudiese tener el lector. Una virtud que convierte este trabajo en fundamental a los curiosos de este tema.