Al inducir a los animales a comer, la proteína SlrP ayuda a la contención de la bacteria en el intestino delgado y evitan la muerte de los ratones.

Cuando tenemos una intoxicación alimentaria, lo último que nos viene a la cabeza es comer. Pero en los ratones, un microbio que causa esta enfermedad, incrementa el apetito, tal y como revela un nuevo estudio. Según los investigadores, podrían utilizar el mismo truco para incentivar la ingesta de alimentos en pacientes de cáncer y con edades elevadas, quienes a menudo pierden el apetito.

Creo que es un artículo fantástico«, afirma el inmunofisiólogo Keith Kelley, de la University of Illinois en Urbana, no relacionado con el estudio. «Los investigadores merecen la enhorabuena por combinar aproximaciones de varias disciplinas, como la microbiología, la neurobiología y la inmunología, para llegar a una conclusión sorprendente. La forma en que responde la enfermedad debería ser más investigada«.

Algunos de los síntomas cuando enfermamos, como el letargo y la fiebre, son realmente buenas para ayudarnos en la recuperación. Tumbarse todo el día en el sofá, por ejemplo, reserva energía para ls células inmunitarias. Pero el cuadro es más complejo si incluimos el poco apetito. Estudios en animales habían concluido ya que comer menos parece mejorar las probabilidades de sobrevivir a determinadas infecciones, quizás porque reducir la ingesta roba nutrientes a los microbios invasores, pero en otros casos la pérdida de apetito a menudo resulta fatal.

La inmunomicrobióloga Janelle Ayres, del Salk Institute for Biological Studies en San Diego, California, junto a compañeros investigadores, se propusieron determinar cómo una reducción en la ingesta afecta a un tipo de la bacteria Salmonella, que ocasiona una enfermedad a veces fatal en los roedores e intoxicación en humanos. Tras infectar a los ratones con microbios, Ayres y el resto de investigadores hallaron que una proteína bacteriana llamada SlrP alteraba la peligrosidad de los microbios. Las bacterias que no producían la proteína tenían más alta probabilidad de matar a los roedores. Los ratones infectados por las bacterias que no producían esta proteína también comieron un 20% menos que sus congéneres, según informó el equipo en la edición online de la revista Cell.

Este resultado sugiere que la bacteria Salmonella utiliza la proteína SlrP para maniular el apetito de los ratones. Cuando los roedores caen infectados por la Salmonella, según los investigadores, el nervio vago, que conecta el cerebro con el intestino, envía señales al hipotálamo, que empuja a estos animales a cesar su ingesta de alimentos. Pero la proteína SlrP bloquea esas señales.

Entonces, ¿Qué contiene a la bacteria? Los microbios de Salmonella normalmente se atrincheran en el intestino delgado, pero los investigadores hallaron que, si los animales no comían, las bacterias también invadían el hígado, el bazo y otras localizaciones del abdomen. Cuando los microbios salen del intestino delgado, causan daños más serios, que es más probable que maten a estos ratones. De esta forma, al inducir a los animales a comer, la proteína SlrP ayuda a la contención de la bacteria en el intestino delgado y evitan la muerte de los ratones. Si éstos están vivos y comen, también excretarán, y será más probable que las bacterias terminen en las heces de los roedores, que también son comidas por otros animales, que se verán infectados.

Un patógeno que se reproduce rápidamente pero mata a su huésped, no se expandirá a otros organismos. Por esta causa, la Salmonella ha de medir hasta qué punto es letal y la rapidez con la que se transmite. «Tiene sentido que el patógeno intente estar en un punto intermedio«, que incremente su habilidad para infectar nuevos organismos, según el ecólogo James Adelman, de Iowa State University en Ames, sin conexión con este estudio.

El estudio «destaca una nueva forma en la que los patógenos son capaces de sortear esta respuesta [de la enfermedad]«, asegura el biólogo y antropólogo Eric Shattuck, de la University of Texas (UT) en San Antonio. Pero el neuroinmunólogo Robert Dantzer de la UT, que trabaja en el MD Anderson Cancer Center en Houston, es escéptico sobre la conclusión de por qué la bacteria debería favorecer el apetito. En la naturaleza, la cuestión no es si un animal enfermo debería comer, afirma, sino si debería buscar comida. «Los individuos enfermos necesitan conservar la energía para los requerimientos metabólicos del sistema inmune«.

Aunque los comportamientos ante la enfermedad son normalmente beneficiosos, el estudio muestra que uno de ellos, comer menos, es dañino en las infecciones por Salmonella, y podría suceder lo mismo con otras enfermedades en las que essstén involucradas bacterias. Ayres afirma que los resultados sugieren que alimentar a los pacientes podría ser útil para tratar estos tipos de infecciones. Además, los investigadores podrían ser capaces de duplicar los efectos de la bacteria en el apetito de otros tipos de personas que necesitan comer más de lo habitual, como la gente mayor, y aquellos que están recibiendo tratamiento contra el cáncer.

En la fotografía, puede verse la bacteria Salmonella.

Fuente: Science.

Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

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