Portada de "La sociedad de los siete ojos" de Derek Milman, ilustrada por Colin Verdi.
Portada de "La sociedad de los siete ojos" de Derek Milman, ilustrada por Colin Verdi. | Fuente: Fantasymundo.
Portada de "La sociedad de los siete ojos" de Derek Milman, ilustrada por Colin Verdi.
Portada de «La sociedad de los siete ojos» de Derek Milman, ilustrada por Colin Verdi. | Fuente: Fantasymundo.

¿Por qué poner en marcha una organización estudiantil secreta si solo te vas a detener en aprender a convertirte en Indiana Jones? ¿Es por los privilegios? ¿La superioridad? ¿El misticismo? ¿Las hormonas? ¿El córtex prefrontal a medio desarrollar? ¿El poder? Todas las respuestas se encuentran en La sociedad de los siete ojos, el nuevo libro de Derek Milman publicado por Puck con la traducción de Bruno Álvarez.

La Academia Essex es un lugar de renombre. La Academia Essex es una gran oportunidad. Graduarme en Academia Essex hará felices a mis padres. Es lo que se repite una y otra vez Cal Ware desde que le concedieron la beca para el prestigioso internado de Nueva Inglaterra y se vio alejado de todo y de todos. Aunque no era como si un chico queer y pobre terminara de encajar demasiado en una zona perdida de Misisipi.

Sin embargo, un chico queer y pobre tampoco encaja entre los hijos de las familias más pudientes del país, así que sigue sin amigos. Inclinado a aceptar los años de soledad que le esperan, se encuentra con dos sucesos insólitos: la sociedad de los siete ojos y Luke Kim. A cada cual, más peligroso que el anterior. Para su vida y para su corazón.

A medida que los sucesos que rodean a la sociedad se van volviendo más peligrosos, Cal tiene que poner sobre el tablero su moral, su corazón y hasta su alma si quiere salir vivo y salvar todo cuanto aprecia.

No hay nada mejor para una secta en busca de miembros que encontrar a quien está desesperado, solo y angustiado. En resumidas cuentas, así es como Cal acaba metido en el intrincado lío que anuda la historia. Puede que el resto de personajes que se ven seducidos por la sociedad/logia no cuente con un trasfondo tan angustioso como el del protagonista, pero todos van acompañados de un contexto amargo o se esfuerzan para solo contemplar el sobrecogedor brillo de la fachada. ¿Corazón que no ve, corazón que no siente?

Un adolescente con un trauma reciente, una familia rota al borde del precipicio y la soledad de una nueva vida en un internado lleno de pijos. Encontrándose tan aislado y perdido en medio de ninguna parte, ¿es de extrañar que Cal trate de aferrarse con uñas y dientes a la fantasía que le ofrece una hermandad secreta? Cuando es imposible para ti echar raíces, no es de extrañar que las busques donde sea. Incluso en una secta con un siglo de historia a sus espaldas.

Milman asume todas las aristas que supone que sus personajes sean adolescentes y los mira de frente, tomándose en serio su dolor, su fuerza, su arrepentimiento, su voracidad y su pena. Plasma el ansia de tomar las riendas de sus vidas, mientras caminan a tientas y sin saber a dónde ir. Sin quitarle peso a sus miedos, preocupaciones y sentimientos.

La novela tiende a ahogarse en sí misma. Llegado a cierto punto, el internado se convierte más en una ciudad en el aire que en una institución académica creíble. Tantos recovecos, túneles y secretos. Por no hablar de que, pese a que se supone que los mejores cerebros del centro pertenecen a la sociedad, prácticamente nadie se hace las preguntas correctas ni conecta los incidentes que la rodean.

Milman aprovecha cada rincón y misterio para ahondar en la compleja y agridulce relación entre Luke y Cal: dos adolescentes que se aferran tanto el uno al otro como se desesperan por huir de las consecuencias del pasado. Sus esperanzas pueden estar orientadas en la misma dirección, pero sus métodos y ambiciones corren el riesgo de devorarlos y destrozarlos.

Ambos se obstinan porque el vínculo que les une sea real y sólido, al punto de la desesperación. No obstante, todos sus intentos se resquebrajan con facilidad. Debido a la ansiedad, el miedo y la manipulación.

Milman crea un laberinto polvoriento perfecto para deseos mal formulados, decisiones reprobables, secretos podridos y la firme determinación de un futuro. La sociedad de los siete ojos se pierde en sus propias fantasías, pero gana en cuanto a desarrollo de personajes y a una narrativa precisa, preciosa y predadora.

Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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