El 2014 fue un año difícil para la industria de los videojuegos. El retraso de grandes lanzamientos al año siguiente y la salida de muchas reediciones nos dejaron un año que, a pesar de tener grandes títulos, es recordado por muchos por ser uno de los peores en lo que a cantidad de lanzamientos relevantes se refiere. Pero la ausencia de ellos no hizo sino enfatizar la salida de otros videojuegos. Uno de ellos fue La Tierra Media: Sombras de Mordor, el título que Warner sacó junto a Monolith y que supuso una gran sorpresa para muchos jugadores.
Además de presentar un sistema de combate muy similar a los últimos Batman, que ya tenían bastantes seguidores, implementó el sistema Némesis, una novedosa forma de mantener el mundo en el que jugábamos vivo y tener siempre cosas que hacer y no relajarnos en ningún momento. Tres años después de la salida de Sombras de Mordor llega Sombras de Guerra, de la mano de los mismos creadores, para hacer las delicias de los que disfrutamos la primera entrega.
La Tierra Media: Sombras de Mordor nos sitúa poco tiempo después del final de Sombras de Mordor junto a nuestro protagonista, Talion, y el espectro de quien fue el creador, junto a Sauron, de los anillos originales de poder: Celebrimbor. Juntos construyen un nuevo artefacto que no revelaremos para destripar lo menos posible, y a partir de ahí se desarrolla la historia. La línea principal, aunque en principio es fácilmente reconocible y con pocos personajes, rápidamente se convierte en un amplio abanico de tramas a las que podemos acceder libremente conforme las vayamos superando. Son muchísimas las misiones secundarias (y no tan secundarias) que tenemos disponibles casi desde el principio, y prácticamente todas ellas cuentan con relevancia e importancia más allá del propio objetivo jugable que cumplen. Contamos con muchos personajes secundarios que, aunque en momentos desaparecen de la trama, vuelven más tarde para recordarnos su importancia.
Las referencias a los libros de Tolkien se hacen palpables, y aunque es cierto que la historia no es completamente canon (no sigue rigurosamente lo contado en los libros y en los documentos del autor original del universo de la Tierra Media) es muy entretenida y larga. Sobre todo larga, ya que si queremos superar el juego tendremos que emplear muchísimas horas en ello. Contamos con tres partes de la historia diferenciadas claramente entre sí y cada una de ellas nos abre nuevos caminos mediante mecánicas jugables. Esto hace que podamos disfrutar cada vez más del mundo, los niveles y mapeados que nos ofrece Sombras de Guerra. Quizás uno de los problemas es que hasta que tenemos acceso a todas estas mecánicas pasa demasiado tiempo. Los jugadores completistas (como un servidor) sentirán, al haber completado todo lo que creían que era el contenido de coleccionables de determinadas zonas, que ya no les merece la pena volver atrás para llevar a cabo las misiones a las que te dan acceso las nuevas opciones. Pero si no has pasado demasiado tiempo en las primeras etapas de la historia, volver será un placer.
Toda la narrativa está, en general, mejor explicada que en la primera entrega. Aunque hay muchos personajes secundarios, todos tienen relevancia y su papel en cada una de sus ramas de la trama es importante. Esto se ve ayudado de unas escenas prerrenderizadas que actúan de explicación para muchos de los diálogos y transiciones de las misiones de historia. Por el hecho de que sean renderizadas se gana muchísimo en el tamaño del juego, que si se descarga en digital llega a ocupar unos 60GB en PS4 y hasta 90GB en PC, una auténtica barbaridad.
Pero aunque la historia es un aspecto importante, será asesinando orcos y enfrentándonos a capitanes dónde invertiremos la mayor parte del tiempo. En lo jugable, Sombras de Guerra no aporta una clara innovación con respecto a su predecesor. En líneas generales es más y mejor. Incrementa las posibilidades en prácticamente todos los aspectos. Tenemos un juego de acción en tercera persona muy similar en el estilo de combate a los últimos Batman. Nos enfrentaremos a batallas con muchos enemigos simultáneos donde los reflejos y el saber qué comandos usar en cada momento será vital para sobrevivir. Con cada golpe subirá nuestro contador de combo, que a su vez incrementará una barra de carga que, al llegar a un determinado punto, podremos gastar en varias acciones. La curva de aprendizaje de las mecánicas jugables se limita al tiempo que queramos invertir en participar en combates y, así, ir viendo qué enemigos son más débiles a determinados ataques, a cuáles más fuertes, etc.
Pero el plato fuerte del juego de Monolith es, sin duda, el sistema Némesis. Lo que vimos en Sombras de Mordor ya era lo innovador del título, pero en Sombras de Guerra se mejora considerablemente. Este sistema hace que exista un ejército de orcos, cada uno con su nombre y título personal y con sus beneficios, invulnerabilidades, miedos y temores. Cada uno tiene su función en el ejército, habiendo desde simples capitanes que son superiores a los orcos normales, hasta señores de fortalezas con caudillos de guardaespaldas. Para derrotar al señor de la fortaleza que gobierna cada una de las regiones a explorar tendremos dos opciones. Podemos pelear directamente contra él, lo cual supone en casi cualquier ocasión un suicidio, ya que tendrá para protegerle a sus caudillos, quienes a su vez tienen sus propios capitanes de guardaespaldas. La otra opción es ir minando al ejército poco a poco, subiendo por la escalera de mando desde el peldaño más bajo. Tendremos que ir eliminando a cada uno de los capitanes que protegen a los caudillos para después ir a por estos y finalmente acabar con el señor.
En este juego se incorpora, además, la opción de crear nuestro propio ejército. A partir de la segunda parte de la historia podremos tomar posesión de los orcos para que nos ayuden. Pero no solo de los orcos de más bajo rango, sino también de los capitanes y caudillos. Para ello tendremos que bajarles mucho la vida y, una vez hecho, dominarles con nuestros poderes espectrales. No podrán ser de más nivel que nosotros y en caso de que lo sean podremos reducirlo atemorizándolos para que vuelvan más adelante con unos niveles menos y así poder tomar posesión de ellos. Con esta mecánica podremos ir tomando a los capitanes guardaespaldas de los caudillos y después de ellos a los propios caudillos. Poco a poco tendremos que ir tomando el control de la mayor parte del ejército para, al final, tener un asalto al fuerte del señor. Cuando lo hagamos tendremos que comandar un ejército orco con los capitanes y caudillos que hayamos reclutado para tomar el fuerte. A cada uno de estos capitanes orco tendremos que otorgarles mejoras para que nuestro ejército crezca y así tener diferentes opciones en los asaltos: ologs para derribar las puertas, caragorgs con orcos encima o máquinas de guerra que lancen bombas de fuego y veneno por encima de las murallas.
Además de atacar con nuestro ejército también dependerá de nosotros defender nuestras fortalezas una vez que las consigamos. Al conquistarlas tendremos que dejar al cargo a uno de nuestros capitanes, además de defenderlas ante el ataque de los orcos o de otros jugadores que la ataquen mediante la conexión online. Y no será este el único aspecto en el que podremos tener interacción con otros jugadores. Podremos vengar sus muertes matando en sus partidas a determinados orcos que les hayan asesinado, por ejemplo. Un componente que no estaba en Sombras de Mordor y que le da ese toque social que podríamos echar en falta en el primero.
Una incorporación en Sombras de Guerra es el sistema de inventario de objetos. Aunque en el primero teníamos las runas para mejorar algunas habilidades, en este se incluye la recolección de equipo con sus diferentes rangos, desde normal hasta legendario. Con cada muerte de capitán o determinados orcos conseguiremos equipo, runas o monedas del juego. Y sí, existen las monedas de juego que, además, podremos conseguir mediante microtransacciones. Estas monedas de juego se utilizan para mejorar nuestros ejércitos, armas y armaduras, así como para conseguir cajas de botín aleatorio en las que podemos encontrar diferentes recompensas: desde orcos para nuestras filas hasta equipo de diferente categoría, pasando por bonus y mejoras temporales de aumento de experiencia o daño. Aunque puedan chirriar la existencia de estas cajas, más propias de juegos free to play, lo cierto es que no son de uso obligatorio ni muchísimo menos alteran la partida más allá de poder tener acceso a un objeto que te pueda salir en alguna de ellas antes de lo previsto.
También existe el árbol de habilidad que vimos en la primera entrega, con mejoras para Talion y Celebrimbor que iremos desbloqueando conforme avancemos de nivel. Las habilidades, casi en su totalidad, estarán disponibles desde el inicio, aunque algunas de ellas se desbloquearán cuando vayamos completando algunas de las misiones de la historia principal. Con ellas podremos aumentar las posibilidades de combate, el movimiento fuera de él o aumentar la cantidad de monturas que podemos usar. Cada vez que subamos de nivel tendremos un punto de habilidad nuevo y determinadas misiones nos harán conseguir también uno de ellos. Pero estos puntos también podremos invertirlos en mejorar cada una de las habilidades mediante unos bonos de habilidad. Estos bonos estarán disponibles para cada una de las habilidades, habiendo algunas que tienen dos y otras tres. Cada uno de estos bonos hacen que las habilidades tengan pequeñas modificaciones que hacen variar su uso y efectividad. De entre esos dos o tres solo podremos tener activo un bono por habilidad, pero dota al árbol de habilidades de un componente más personal a la hora de elegir cómo vamos a jugar al elegir determinadas mejoras.
Morir en La Tierra Media: Sombras de Guerra no es algo negativo. Cada vez que lo hacemos, el tiempo pasa. Los orcos se enfrentan entre sí, algunos mueren, otros ascienden, otros huyen y algunos incluso llegan a suplir a otros. Además, para disfrutar el sistema Némesis al completo, lo mejor es jugar en Difícil. Es ahí cuando más encuentros hay, cuando los orcos capitanes y caudillos tienen más habilidades, invulnerabilidades y propiedades y cuando, en definitiva, más se disfruta del sistema.
En el apartado técnico no estamos ante una revolución. Quizás porque su predecesor era transgeneracional no consiguió alcanzar ese poderío gráfico de la nueva generación. Sombras de Guerra, además de por ser para PC, PS4 y Xbox One, tiene nuevos emplazamientos mucho más coloridos que dotan al juego de un apartado visual bastante llamativo. En lo que más palidece es en el tratamiento de las texturas, donde aunque los personajes tienen una buena calidad, los escenarios y algunos orcos tienen bastantes carencias en caras y en el suelo y vegetación.
Dónde sí que destaca es en el apartado sonoro. El juego cuenta con un muy buen doblaje al castellano, con voces reconocibles y acordes a cada uno de los personajes. Las melodías que nos acompañan a lo largo de la historia son magníficas, como ya nos tiene acostumbrados Warner en cada uno de sus videojuegos. Cada una de las batallas contra diferentes capitanes y caudillos, así como enemigos más potentes, serán acompañadas por una banda sonora digna de la obra de Tolkien.
En resumen, La Tierra Media: Sombras de Guerra es un grandísimo sucesor de una saga que vino introduciendo un modo de evolución de los enemigos nuevo y ahora se completa mejorando cada uno de sus aspectos jugables y narrativos. Una opción genial para los amantes de los juegos de exploración y acción en tercera persona, donde el sistema Némesis aporta horas y horas de diversión. La historia es muy disfrutable y con todos los coleccionables podemos aumentar el lore que conocemos de la Tierra Media. ¿Quién mejor que nosotros para dejar a los orcos sin nadie que les gobierne?
¡Muy buen trabajo con este videoanálisis!
Uno de los mejores video análisis de este juego que he leído. Enhorabuena!!!!! Tengo ganas de que salga la Goty para jugarlo.