Con «La Torre de la Golondrina» Fantasymundo culmina, provisionalmente, un proyecto y una ilusión: la lectura y crítica de todas las obras de Andrzej Sapkowski (Lodz, Polonia, 1948) publicadas en España. A partir de aquí, además, la promesa de seguir cumpliendo fielmente con esta ilusión a medida que vayan llegando a las librerías, primero, el esperadísimo final de la saga de Geralt de Rivia -«La Dama del Lago», que especulamos pudiese llegar con el fin de 2008-, y después, el nuevo proyecto literario de Sapkowski: la trilogía sobre las Guerras Husitas conocida como ‘Narrentum‘ y que -especulamos de nuevo- pueda comenzar a publicarse durante el 2009. El ritmo lo marcará, por supuesto, el criterio de Luis García Prado y el calendario de Alamut, si bien es máxima nuestra confianza en que será benévolo con los siempre agradecidos lectores y fans de Sapkowski en España.
En cuanto a la novela propiamente dicha, y antes de entrar en análisis particulares, debemos primero situarnos y comprender su complejo contexto externo pues, al ser inmediatamente anterior a aquella que debe cerrar y culminar la saga, debe afrontar las más complejas y difíciles tareas literarias. Entre estas tareas debemos destacar: recoger a aquellos personajes que han llegado hasta aquí como parte de alguna trama y/o subtrama, ordenar los hilos narrativos y -cuando menos- desvelar parte de su conclusión, completar los viajes de los personajes que transitan hacia el prometido final y, por encima de todos estos trabajos, dotar a todo este conjunto de una forma estructural y de un pulso narrativo que permitan ofrecer a los lectores una obra de calidad. Además, por supuesto, de sentar las bases sólidas necesarias para que la prometida culminación sea, como lo es en general la saga, una muestra tanto de la mejor fantasía, como de la mejor literatura de Europa oriental; tan poco conocida por la mayor parte de los lectores.
Pues bien, «La Torre de la Golondrina», teniendo delante de si una misión sólo a la altura de las más refinadas plumas, se muestra como una obra monumental: aporta emoción a raudales a través de un uso intensivo de la tensión y de la violencia justificada e imprescindible para el desenvolvimiento del argumento (de hecho, la historia reflexiona con gran inteligencia sobre ello); los personajes hablan más que nunca sobre los motivos que los llevan a ser como son y a actuar como actúan, dando como resultado personalidades más marcadas y redondas; los capítulos se construyen a través de una sucesión más rápida de escenas, permitiendo una ampliación del enfoque narrador lo que, a su vez, ayuda a mostrar con coherencia y orden los distintos hilos narrativos; etc. Y todo ello, por supuesto, sin abandonar un ápice de los signos que hacen reconocible y distinguen por su rutilante calidad a la obra de Sapkowski.
Andrzej Sapkowski da, entonces, una magistral lección sobre cómo se podría plantear y afrontar una novela con la trascendencia contextual que esta tiene, por lo que los aspirantes a escritores -entre los que sabemos tenemos buenos lectores en Fantasymundo- deben observar con especial detenimiento este libro.
Los personajes complejos y ricos en matices sigue siendo uno de los principales valores de la saga de Geralt de Rivia, y aquí volvemos a encontrarnos con algunos ¿secundarios? de oro. En especial, llaman la atención Bonhart y Vilgefortz, Cahir y Vysogota, su aparición, aunque siempre asociada a otros personajes principales, está cargada de emociones y, en consecuencia, llena de aristas e ingredientes que los completan tanto como a cualquier principal. El lector no podrá tener una opinión sobre ellos, participar en el análisis de su personalidad y, a la postre, verse incluido en el torbellino de la trama tanto como si de otro personaje se tratase. Al mismo tiempo, se hace aconsejable prestar atenta atención a sus relaciones mutuas, pues las asociaciones entre personajes cobran aquí una intensidad poco vista en la serie; quizás sea excesivo aconsejar el uso de papel y lápiz, pero una atención superficial no es, en absoluto, suficiente.
Circundando la historia de «La Torre de la Golondrina» existen múltiples reconocimientos a la literatura que se pueden identificar. Importante es el homenaje a la literatura oral y a los cuenta cuentos: son numerosísimos los fragmentos o hilos narrativos en los que la oralidad, en forma de historia narrada, es el mecanismo de transformación ficcional elegida para, precisamente, transmitirle al lector la historia. Las partes en las que se juega, a veces con un humor irónico muy evidente, con el Medio Siglo de poesía escrito por Jaskier, es otro de los homenajes sucintos a la literatura documental o testimonial. Y, precisamente en este volumen, el ahondamiento en cuestiones como al Sangre de la que es portadora Ciri, o la leyenda de la Torre de la Golondrina… son también homenajes a la leyenda, a lo mágico y misterioso que se oculta en muchos rincones de la geografía. ¡Ah!, y la figura del ‘gato’ cobra aquí una presencia secundaria más que notable, así que para todos aquellos que hayan leído la entrevista a Sapkowski que le hicimos en Fantasymundo y se hayan extrañado de la pregunta y confesión ‘obsesiva’ hacia esta figura animal, he aquí un momento perfecto para acceder al comienzo de una razonable explicación.
El argumento en esta entrega se vuelca, nuevamente y con nuevos bríos, sobre Ciri y la lucha con su destino, y contra los múltiples y heterogéneos elementos que se le ponen en el camino. Un conjunto de digresiones original y perfectamente llevadas, en cuanto al manejo del tempo y el tono narrativos, serán suficientes como para recuperar la perspectiva sobre el devenir de Ciri, y los muchos e importantes y sorprendentes acontecimientos que le han acontecido desde La sangre de los elfos. Geralt, por su parte, continua su andanza ciega detrás de Ciri, buscando obsesivamente el salvar a aquella joven a cuyo destino quedó ligado desde el comienzo de la saga, afrontando además la amenaza de los oscuros perseguidores que ya lo amenazaban en «Bautismo de Fuego«.
«La Torre de la Golondrina» es una obra de ineludible lectura para todos aquellos que quieran afrontar con garantías omnicomprensivas «La Dama del Lago» y, con ella, la conclusión de la saga. Sin embargo, esta no es una continuación al uso, su contexto lo sitúa como un tomo clave, en el que caben (y hay) numerosas sorpresas de distinta índole y que dejarán en el lector la sensación de estar ante un Sapkowski de excelsa pluma, capaz de construir con una solvencia sólida y apabullante las tramas más complejas, haciendo gala de la mayor sabiduría y el mejor humor, y mostrando bien a las claras como se ha convertido en la referencia ineludible de un Fantasy renovado desde sus cimientos y con nuevas y alentadoras perspectivas ante si.
Imprescindible, entonces, tanto para amantes de la saga y/o en Fantasy como, por extensión, a cualquier amante de la buena literatura, para quien estamos ante un autor fundamental, su obra cumbre, y una de sus mejores entregas.