El seguimiento a largo plazo de los participantes en varios ensayos médicos que buscan conseguir una vacuna genérica para revertir la diabetes tipo I avanzada, encuentra significativos avances clínicos, incluyendo el restablecimiento de niveles de azúcar en sangre casi normales. Tres años después de recibir dos tomas de la vacuna relacionada con el bacilo Calmette-Guérin (BCG) con cuatro semanas de diferencia, todos los miembros de un grupo de adultos con un largo historial de diabetes tipo I mostraron una mejora en HbA1c hasta casi niveles normales, una mejora que se mantuvo durante los siguientes cinco años.
Este estudio, llevado a cabo en el Massachusetts General Hospital (MGH) ha sido publicado en la revista Vaccines, e informa de que los efectos de la vacuna BCG en el control de azúcar en sangre parecen depender de un mecanismo metabólico totalmente novedoso, que incrementa el consumo celular de glucosa.
La doctora en Medicina Denise Faustman, directora del MGH Immunobiology Laboratory, investigadora principal de estos ensayos y autora senior del artículo publicado en Vaccines, comenta que “además de los resultados clínicos, ahora debemos tener una comprensión clara de los mecanismos a través de los cuales esta vacuna pueda hacer permanentes estos cambios beneficiosos en el sistema inmune y en los bajos niveles de azúcar en sangre con diabetes tipo I”.
Faustman también presentará los resultados de un seguimiento de cinco años de duración de un grupo separado en un ensayo clínico con BCG, con participantes que padecen diabetes tipo I durante largo tiempo. Llevará a cabo la presentación el próximo 23 de junio, durante las 78th Scientific Sessions of the American Diabetes Association en Orlando.
La vacuna BCG fue utilizada durante casi un siglo para prevenir la tuberculosis, y durante más de 30 años para aumentar la producción de una citoquina llamada factor de necrosis tumoral (TNF), que puede ser beneficiosa para males autoinmunes, al eliminar las células T autorreactivas que atacan tejidos propios -en el caso de la diabetes tipo I, los pancreáticos- y para inducir la producción de células T reguladoras (Tregs) que pueden prevenir una reacción autoinmune. El equipo de Faustman informó por primera vez en 2001 de que inducir la producción de TNF podría curar la diabetes tipo 1 en ratones, pero dado que la dosificación de TNF es tóxica en humanos, los ensayos clínicos han utilizado BCG por su capacidad de elevar los niveles de TNF de forma segura.
Los resultados clínicos iniciales, publicados en 2012 en la revista PLOS One, informaron de que dos dosis de BCG espaciadas durante cuatro semanas podían reducir el número de células T autorreactivas, e incrementar las Tregs, lo que resultó en un aumento transitorio de la producción de insulina. Pero al final de aquel ensayo corto de 20 semanas, no hubo reducción de HbA1c, the la medida estable de medición de niveles de azúcar en sangre. Una extensión en el tiempo y una expansión del seguimiento a largo término, involucró a 282 participantes humanos -52 de ellos con diabetes tipo I que participaron en los ensayos clínicos con BCG y 230 que contribuyeron con muestras de sangre para estudios mecanísticos.
Al monitorizar de forma regular los niveles de HbA1c en estos pacientes, se dieron cuenta de que aquellos que habían recibido BCG habían mostrado una reducción de un 10% en estos niveles tras tres años, y de un 18% tras cuatro años. Esta reducción se mantuvo durante los siguientes cuatro años, con niveles de HbA1c de 6,65, cerca de los 6,5 considerados como el umbral para el reconocimiento de la diabetes, sin informes de hipoglucemias severas. Los participantes en el grupo de placebo, en comparación con los que no recibieron tratamiento, experimentaron aumentos constantes de HbA1c durante el mismo período de ocho años.
Al investigar cómo la administración de la vacuna BCG producía estos deseables efectos, el equipo de investigadores identificó un mecanismo jamás visto antes en humanos en respuesta a tratamiento alguno: un cambio en el proceso del metabolismo de la glucosa de la fosforilación oxidativa, la vía más común por la cual las células convierten la glucosa en energía, a la glucólisis aeróbica, un proceso que implica un consumo de glucosa significativamente mayor de las células. La BCG podía reducir las elevaciones de los niveles de azúcar en la sangre de ratones que tenían como causas otras distintas de las autoinmunes, lo que indica que la vacuna BCG podría ser potencialmente beneficiosa también para tratar la diabetes tipo II en humanos.
Fuente: MedicalXPress.