Investigadores de la Universidad de Barcelona (UAB) y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) han encontrado un mecanismo que podría explicar la reaparición de tumores tras el tratamiento clínico. Según su estudio, las células tumorales son capaces de detectar cuándo disminuyen los niveles de nutrientes y energía, entran en un modo de bajo consumo energético y almacenan todo el material necesario para reactivar su crecimiento posteriormente.
Esta capacidad permite que las células tumorales se «despierten» rápidamente una vez que se restablezcan las condiciones favorables y puedan reanudar la división celular. Los investigadores ahora están estudiando cómo inhibir la formación de estos reservorios y, por lo tanto, prevenir las recaídas.
Cuando las células cancerosas detectan que se encuentran en un entorno con pocos nutrientes, pueden enviar una señal interna para que la proteína LARP1 y la unidad ribosómica 40S secuestren todos los ARNm que necesitan para crear ribosomas
El cáncer se produce por la proliferación incontrolada de células, que acaban invadiendo y destruyendo tejidos y órganos. Para que un tumor aumente su tamaño, necesita células cancerosas para producir todas las proteínas necesarias para crear la biomasa necesaria para crecer y dividirse. Las fábricas producidas por proteínas son los ribosomas; por lo tanto, la capacidad de generar nuevos ribosomas es fundamental para los tumores más agresivos.
El estudio, liderado por Antonio Gentilella, profesor titular del Departamento de Bioquímica y Fisiología e investigador principal del Grupo de Metabolismo y Cáncer de IDIBELL, describe la estrategia de los tumores para seguir creando ribosomas en condiciones adversas: Cuando las células cancerosas detectan que se encuentran en un entorno con pocos nutrientes, pueden enviar una señal interna para que la proteína LARP1 y la unidad ribosómica 40S secuestren todos los ARNm que necesitan para crear ribosomas.
El entorno de crecimiento del tumor, y también la quimioterapia, crean condiciones desfavorables de falta de nutrientes y oxígeno que podrían promover la creación de reservorios de ribosomas que sobrevivan a estas condiciones. Por tanto, es fácil pensar que podría ser un mecanismo importante para la reaparición de tumores tras la terapia.
La investigación fue publicada en Science Advances.