Al igual que en la búsqueda de un tesoro pirata, Las islas de los dioses es una aventura con unos comienzos muy claros, pero, cuyo final es impredecible. ¿Triunfarán en sus objetivos o todo terminará en desastre? Las islas de los dioses es el nuevo título de la escritora de ciencia ficción y fantasía Amie Kaufman, publicado por Puck.
Tras ser abandonada por su padre en el puerto de Kirkpool, Selly no tiene intenciones de sentarse a esperar a que cambie de opinión. Mucho menos con el invierno en camino. Decide partir en busca de sus propias aventuras a través del mar, aunque el entusiasmo le dura poco. Todo se tuerce cuando un desconocido con marcas de mago en el brazo se apodera de su barco. No ayuda que sea, ni más ni menos, que el príncipe Leander de Alinor.
Su travesía corre el peligro de acabar en el vórtice de la guerra y las pesadillas que solo puede existir en alta mar, con la sazón de dos peligrosos dioses a punto de despertar de su letargo.
La novela de Kaufman divide su narración en base a seis personajes: el antiguo rey, Selly, Jude, Laskia, Keegan y Leander. Que no tengan la misma presencia no es de extrañar, no si tenemos en cuenta las personalidades y circunstancias tan dispares. El problema está en que no todos funcionan igual de bien.
Selly lleva el rol protagónico sin problema desde el minuto uno. Carga con una historia sencilla, pero bien asentada. Su personalidad determinada y cabezota se encarga de todo lo demás. Leander no tarda en ganar protagonismo y relevancia con el avance de los capítulos y el surcar de las olas. Le presta atención a Selly porque lo trata como al resto de los mortales, en lugar de como a un príncipe. Un recurso un tanto manido, pero que cumple su función para su desarrollo.
Keegan se convierte en la gran revelación de la novela gracias a su presencia accidental en el barco, el choque de perspectivas y esperanzas entre él y Leander, así como el desarrollo de su personaje bajo circunstancias imprevistas. Un hombre que ama la neutralidad de los libros de historia y que se ve empujado a formar parte de ella, a regañadientes.
El rey solo aparece en el prólogo, así que no era de esperar que dejara una gran impresión más allá de poner la primera piedra del fin de la guerra entre dioses. Sin embargo, su personaje logra tener más trasfondo que Laskia, la antagonista. Su hambre voraz de reconocimiento la hace parecer osada y decidida, pero no hace más que dar tumbos y ganar peso en un reino del terror que no sabe manejar.
Su idea del control se basa en extralimitarse cada vez más y más y poner su vida y su moralidad en juego. Recordemos que, si hablamos de apuestas, la banca siempre gana. Jude, que aparece considerablemente menos, se presenta con una serie de capas y decisiones grises que le hacen mucho más interesante.
La novela tarda mucho en arrancar, como si navegara sin mapa durante un tercio de la misma. No es hasta que los caminos de todos los personajes convergen que realmente la trama cobra interés y aparece el viento que le otorga velocidad.
Las islas de los dioses es una historia que funciona si te decides por dar un salto de fe y aguantar hasta el final, donde Kaufman te estará esperando con una promesa impactante, perfecta para abrir boca de cara al siguiente título de la saga.