“Las puertas del infinito” (Fantascy 2016) es obra de Víctor Conde y de José Antonio Cotrina. Ambos cuentan con una gran trayectoria en el género con varios premios y numerosas publicaciones: Conde fue ganador del Premio Minotauro de novela en 2010 con su space opera “Crónicas del Multiverso”, además de haber resultado finalista del mismo en no menos de otras dos ocasiones con “El teatro secreto” y “Mystes”; ha publicado novelas de fantasía épica, de terror, de ciencia-ficción, steampunk, space opera, zombis, licantropía, librojuegos… Por su parte, Cotrina ha ganado el Alberto Magno de relato de ciencia-ficción que otorga la Universidad Politécnica de Vitoria y el premio de relato de ciencia-ficción de la UPC, ex-aequo con Javier Negrete; además ha publicado tanto para el público juvenil como adulto con obras como “Las fuentes perdidas”, “La casa de la Colina Negra”, la trilogía de la Luna Roja formada por “La Cosecha de Samhein”, “Hijos de las Tinieblas” y “La Sombra de la Luna”, entre muchas otras.
“Las puertas del infinito” es una novela sobre múltiples universos conectados entre sí por puertas que solo unos pocos son capaces de abrir y traspasar. Una de las tramas nos habla de Riddly, hijo del noble Lord Astrud y que viven en la Mansión del Infinito, una casa señorial en medio del Londres victoriano en la que muchas de sus habitaciones dan paso a otras realidades. En este mundo se ha desarrollado la habilidad de la aperimancia, es decir, la capacidad mágica de ser capaz de abrir una de las puertas de la Mansión del Infinito y viajar a los lugares a los que dan paso. Logan Noxville es uno de los aperimantes más experimentados de Inglaterra y regresa después de estar perdido viajando entre realidades durante más de doce años. Poco después del regreso de Logan, el pequeño Riddly comenzará a demostrar su talento para abrir puertas de la mansión.
La otra trama está ambientada en un mundo fantástico llamado Colapso, en el que habita Rebeca. Ella es una saltadora entre mundos nata y es esclava del Cerrajero, para quien trabaja robando varios objetos y artefactos de otras realidades. Colapso es un nexo entre otros universos que está controlado por los terribles ikari, una civilización guerrera e invasora de mundos.
Las tramas de Riddly y de Rebeca discurren por separado hasta bien entrada la segunda mitad del libro, aunque los autores van diseminando pequeños detalles que vinculan las dos. Esta separación de los dos personajes principales, aunque luego se unen brevemente, y también en el desenlace, quizá sea uno de los puntos negativos de la historia. Porque a mí me hubiera gustado ver más la interacción entre los dos protagonistas. Por eso, me parece que la novela cojea un poco en ese punto, como lector quiero ver juntos a los dos personajes, uniéndose para cumplir sus misiones y complementar las habilidades y sabiduría de uno con la de la otra. Cuando los dos toman contacto por primera vez, parece extraño y choca un poco la rapidez con la que cogen confianza, en especial Riddly, que poco antes ha sufrido un incidente por su imprudencia y también Rebeca, que es prudente, cuidadosa y desconfiada, porque sabe que un error en su tarea significa la muerte.
En ese sentido, la segunda parte, y sobre todo el tercio final, funcionan mucho mejor que la primera tanda, que parece una larga introducción, que puede resultar un poco tediosa y confusa a veces.
La creación del mundo, el worldbuilding es uno de los aspectos mejor desarrollados y más impactantes de “Las puertas del infinito”: mansiones con puertas a otras realidades, autómatas, magia, universos paralelos, artefactos, dragones del tamaño de ciudades, civilizaciones guerreras invasoras de mundos, dioses… La imaginación y las ideas que han volcado los dos autores en el texto resulta impresionante y evocadora, con pasajes oníricos y lisérgicos que recuerdan a las escenas más imaginativas de “Alicia en el país de las maravillas” o cualquiera de William Burroughs.
“Las puertas del infinito” es una obra de aventuras con numerosos elementos de ciencia-ficción y de fantasía. Se trata de una buena historia, entretenida, con una ambientación muy conseguida, pero que deja con la impresión de que le falta algo. A veces da la sensación que alguna cosa no queda bien explicada o que hay pasajes que pueden parecer confusos. A esta idea ayuda que la primera parte es como una larga introducción a los personajes, porque en el momento donde comienza lo bueno es a partir de la segunda. Así que digamos que va de menos a más, con un final muy potente y redondo, que deja las tramas atadas a la perfección y de una manera coherente.
“Las puertas del infinito” es una novela autoconclusiva con un final cerrado. A pesar de ello, sería interesante leer más historias ambientadas en este multiverso de los autores (soy consciente de que Víctor Conde tiene varias novelas con esta temática).
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