Plataforma Neo sigue apostando por Jennifer L. Armentrout y la verdad que es una verdadera alegría y tenemos que dar gracias a la editorial una vez más por traernos sus historias a España. Para quien no conozca a Jennifer L. Armentrout puedo decir que nació en el año 1980 y vive con su marido y sus perros en Martinsburg, Virginia Occidental. Armentrout, empezó a escribir en sus clases de álgebra y fue entonces cuando decidió que quería ser escritora. Y aunque su tiempo libre es para ver películas de zombis, su pasión es escribir y leer. Por ahora tiene tres sagas: La saga Lux, la saga Covenant y la última, de la que sacó su primera entrega el pasado mayo, la saga La cazadora de hadas. También tiene otras obras independientes entre las que destaca «Cuidado, no mires atrás» y novelas adultas que escribe bajo el seudónimo de J. Lynn.

Por fin he podido leer el cierre de esta historia, que desde el primer libro me ha traído disgustos y alegrías por igual, pero que me ha mantenido enganchada de principio a fin. «El suspiro del infierno» es el tercer y último libro de la trilogía de los elementos oscuros, una saga que en su totalidad sigue teniendo pequeños fallos que si prestas atención no pasan desapercibido, pero que en general me ha dejado un buen sabor de boca y que recomiendo a todo aquel que sea fan de las historias fantásticas llenas de acción y con un romance predominante e intenso, porque yo no me arrepiento para nada de haber apostado por esta historia.

Pero antes de seguir con el análisis, tengo que advertir que como reseña de una tercera parte, esta contiene spoilers y comparaciones de los libros anteriores, así que no sigas leyendo si queréis sorprenderos con el libro.

Ahora hagamos un poco de memoria. No os costará mucho acordaros del magnífico final que nos dejó el segundo libro, «La caricia del infierno”, ya que nos quedamos boquiabiertos con la revelación del malo malísimo de la historia y es que no me lo esperaba para nada.

Sí que es verdad que el segundo libro fueron todo sorpresas, tuvo un ritmo increíble de acción que no nos dejaba respirar entre capitulo y capitulo porque todo era sorprenderte. Sin embargo, en esta entrega ha sido en algunas cosas, y sobre todo en el caso de los acontecimientos mucho más predecibles. Conforme vas avanzando páginas, te vas imaginando lo que va a ir pasando, por lo que la adicción no es tan constante, aunque sí que es verdad que terminas llevándote alguna sorpresa que otra. También he notado que existen unos dos o tres capítulos que sobran al principio de la historia.  Estos son bastante insustanciales y no es que la historia tenga poco que contar como para que la autora se viera obligada a meter algo de paja a los capítulos.

Los personajes en su mayoría han evolucionado como es el caso de Layla, la protagonista, que ha cambiado muchísimo a lo largo de esta última parte. Es mucho más madura, segura de sí misma y valiente. Capaz de elegir la elección correcta ¿Y por qué digo esto? Porque en otras sagas o libros de la autora sus protagonistas femeninas, cada vez que decidían hacer algo por si solas la engañaban a base de bien. Sin embargo, esta vez me alegra que por fin haya una heroína en sus libros que hace lo correcto y lo hace bien siendo totalmente independiente. Particularmente también lo veo como una evolución de la autora al dejar los clichés de lado, optando por personajes con carácter más fuerte.

Otro de los personajes que ha evolucionado es Roth, el demonio. Para mi sorpresa, la autora nos ha recreado un Roth mucho más romántico, con sentimientos fuertes, con un pensamiento bastante humano y siendo totalmente protector con Layla. Recordemos que Roth es un demonio que en el primer libro era todo lo contrario, arrogante, creído, egoísta…  en general todo lo que se espera de un príncipe heredero del infierno. Y no es que haya cambiado, sigue siendo todas esas cosas, pero a mucha menor escala, dándonos así a entender que nunca fue del todo malo y como siempre sin perder ese toque de humor sarcástico que lo identifica por completo y que es lo que más gusta de su personalidad.

También hay personajes que pierden protagonismo como Stayce, Zyan, o el resto de gárgolas. Dándoles paso a los demonios como Cayman, el fiel amigo de Roth o Bambi, personaje que adquiere mucho más protagonismo al final, que los que creíamos más importantes. Bambi forma parte de los «familiares» (apodos que se les da a los animales tatuados en los cuerpos de Roth y Layla), ya que cuando se lo ordenan, cobran vida y son como sus mascotas que sacan a pasear cada vez que los necesitan o se ven en peligro.

En cuanto al final, este ha sido poco dramático, la resolución del problema es sencilla, y si lo comparamos por ejemplo con el final de la saga “Lux” de la misma autora, es un final bastante escaso, pero que cumple por completo un buen cierre de la historia, dejando todos los cabos sueltos, totalmente atados.

Una de las cosas que me ha llamado mucho la atención es que es más protagonista la historia de amor de los personajes principales que la destrucción del mundo. Y hay un momento en la historia bastante clave e irónico, donde la autora hace una autocrítica, metida entre líneas con bastante humor en mi opinión. De hecho, es que no podemos olvidar que esto es literatura juvenil y que, si hablamos de adolescentes, las prioridades aún no están del todo claras… ¿amor o salvar al mundo? Menudo dilema.

Pero dejando las bromas aparte, tengo que deciros que a pesar de todos los defectos que haya podido sacar porque al fin y al cabo de eso se trata reseñar una novela, intentar ver más allá no es relevante todos estos puntos a la hora de poder disfrutar de esta historia de amor entre ángeles y demonios. No os dejéis llevar por pequeños detalles que no perjudican la lectura y animaros a evadiros con Jennifer Armentrout y sus historias fantásticas.

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