Mira que me gustó el primer capítulo, ¡pero este es aún mejor! Como fan no podría estar más encantada. La serie me da todo lo que quiero y hasta lo que ni siquiera sabía que necesitaba. El episodio uno me intrigó y me convenció, dando las primeras pinceladas de una historia que se anuncia ambiciosa como pocas, pero ahora, con el segundo, empezamos a vislumbrar de verdad el cuadro que nos están pintando: es grande, es vistoso, salta de un estilo pictórico a otro sin ningún miramiento, y funciona. Vayan encargando el marco y haciendo sitio en el museo: creo que no exagero si digo que, si mantiene este nivel, será de lo mejor que ha dado el UCM.
La intriga aumenta, las dudas son muchas, muchísimas (las piruetas mentales de cada teoría estrafalaria que se me ocurre casi que darían para otro artículo, pero os ahorraré el disparate), y de las respuestas que nos proporcionen dependerá la valoración final que dé a la serie… pero cuánto estoy disfrutando. Cada diálogo, cada detalle, cada segundo que Tom Hiddleston está en pantalla es una gozada. Se nota que se lo está pasando en grande y su entusiasmo es contagioso.
De sentirme conmovida y frustrada por un destino declaradamente inevitable, he pasado a la más pura satisfacción viendo a Loki derrochar carisma y encanto, haciendo progresos y manteniendo siempre la incógnita de qué pretende en realidad, entre travesuras, confesiones aparentemente sinceras y trabajo de investigación. A Loki le gusta escucharse hablar y no le culpo, añadámoslo a la lista imaginaria y recién creada de cosas que tenemos en común: yo tampoco me canso de oírle.
La magia de «Loki» no está solo en las ilusiones del protagonista, sino en saber mezclar a un personaje complejo con una ambientación detallada y variopinta, un guion inteligente y unos secundarios a la altura que potencian todo lo anterior. Me refiero principalmente a Owen Wilson en su papel de Mobius. Qué gran acierto reunir de nuevo a estos dos actores (Hiddleston ya compartió pantalla con él en «Midnight in Paris») y uno aun mayor el emparejar a sus respectivos personajes.
La suya es una dinámica de opuestos, pero más sutil que la de Loki y Thor. No se trata de valor contra astucia, magia contra fuerza. Esta vez tenemos a dos personajes analíticos en un duelo de intelectos, con concepciones de la vida que no podrían ser más distintas.
Loki es todo caos, diversión y duplicidad, además de un alto grado de desconsideración por las vidas ajenas (exceptuando a su familia… de vez en cuando), más aun cuando la suya está en juego. Mobius es orden, eficiencia, respeto por las normas y rectitud, pero no está exento de empatía y anhelos propios. Uno acepta lo que es y el otro lo cuestiona todo, incapaz de estarse quieto. Por si fuera poco, ambos reconocen la inteligencia del otro (con mayor o menor reticencia) y se complementan a la perfección en un tira y afloja que entretiene y encandila. La química de este dúo improbable es refrescante. ¿Será este el comienzo de una bonita amistad? ¿O acabará todo en traición y desastre?
ATENCIÓN, SPOILERS DE «LOKI»
Pero volviendo a las apariencias engañosas, algo huele muy mal en la AVT, que apuesto a que esconde más secretos turbios que el mismísimo Dios del Engaño. Sus palabras suenan a presagio: “Se algo que los niños no saben. Que nadie malo es totalmente malo, ni nadie bueno es totalmente bueno.”
Nadie mejor que él para opinar al respecto, ni para desconfiar de la historia oficial. Loki pregunta, en susurros y a voz en grito, en el archivo y en medio de un apocalipsis, y es Lady Loki quien finalmente responde: “No tiene que ver contigo.” ¿Con quién, entonces? ¿Por qué se encuentran en el centro de la vorágine sino? ¿A quién beneficia la Sagrada Línea Temporal? ¿Qué consecuencias tendrán las bombas? (Ojo, que hay una en Madrid en 1903) Preguntas y más preguntas… Alguien está moviendo los hilos del tiempo, a saber con qué objetivo, mientras el resto bailan como marionetas. ¿No sería Loki el perfecto titiritero? Aunque, dadas las circunstancias, eso no acota demasiado el número de sospechosos. Confío en que aún nos quedan más Variantes por conocer (y conocerse)