Bebé
Crédito: Unsplash/CC0 Dominio público

Tratar a los bebés con antibióticos en la primera semana de vida está relacionado con una disminución de las bacterias saludables necesarias, entre otras, para digerir la leche y un aumento de la resistencia a los antimicrobianos, sugiere una investigación. Los expertos aseguran que los médicos deberían considerar el uso de antibióticos de una manera que cause el menor daño al microbioma de los recién nacidos, la comunidad de microbios que viven en nuestro cuerpo.

Según las pautas actuales, los antibióticos dirigidos a una amplia gama de bacterias, conocidos como de amplio espectro, se recetan actualmente a entre el 4 y 10% de todos los recién nacidos, ante la sospecha de infecciones. Sin embargo, los expertos confirman que, en la mayoría de los casos, los antibióticos se prescriben innecesariamente, ya que sólo una pequeña proporción de los que reciben los medicamentos finalmente son diagnosticados con una infección.

Se observó un cambio en 251 de 695 bacterias diferentes investigadas después del tratamiento con antibióticos

Esta prescripción excesiva sirve para garantizar un tratamiento temprano para aquellos que finalmente tienen una infección, ya que cualquier retraso puede convertirse rápidamente en una amenaza para la vida.

Investigadores de las Universidades de Edimburgo y Birmingham, y el Hospital Spaarne y el Centro Médico Universitario de Utrecht, Países Bajos, realizaron un ensayo clínico con 227 bebés para analizar cómo los antibióticos afectan al microbioma de un recién nacido.

Microbiota intestinal
Microbiota intestinal.

Unos 147 bebés con sospecha de sepsis recibieron uno de los tres tratamientos antibióticos estándar. Sus resultados se compararon con los de 80 bebés sin infecciones sospechosas a quienes no se les recetó un antibiótico.

Muestras fecales antes y después del tratamiento

A todos los bebés se les tomó una muestra rectal o fecal antes y después del tratamiento, a los 1, 4 y 12 meses de edad. En las muestras se analizaron los microbios que componían su microbioma recién formado y los genes bacterianos relacionados con la resistencia a los antimicrobianos.

En los recién nacidos recetados con antibióticos, se encontró una disminución significativa en los niveles de diferentes especies de Bifidobacterium en comparación con los bebés que no recibieron tratamiento con antibióticos. Estos microbios ayudan en la digestión de la leche materna humana y promueven la salud intestinal, al mismo tiempo que apoyan la defensa inmunitaria contra las infecciones.

El equipo también encontró un aumento en las bacterias potencialmente causantes de enfermedades y en la cantidad y abundancia de genes relacionados con la resistencia a los antimicrobianos en el grupo que recibió antibióticos.

Los cambios en el microbioma persistieron al menos 12 meses

Se observó un cambio en 251 de 695 bacterias diferentes investigadas después del tratamiento, cambiando el equilibrio entre bacterias buenas y malas a favor de microbios más potencialmente dañinos.

Aunque se recuperó gradualmente con el tiempo, los cambios en el microbioma y en los genes de resistencia a los antimicrobianos persistieron durante al menos 12 meses y no mejoraron con la lactancia, que se sabe que ayuda al sistema inmunitario del bebé.

La profesora Debby Bogaert, presidenta de Medicina Pediátrica de la Universidad de Edimburgo y líder del estudio, afirma que «nos sorprendió la magnitud y la duración de los efectos de los antibióticos de amplio espectro en el microbioma de los bebés en comparación con los efectos en la microbiota de esos mismos antibióticos en los adultos. Esto es probable porque el tratamiento con antibióticos se administra en un momento en que los bebés acaban de recibir sus primeros microbios de su madre y aún no han desarrollado un microbioma resistente«.

La combinación de penicilina y gentamicina tiene el efecto menos perjudicial

De los tres regímenes de tratamiento con antibióticos probados, se descubrió que la combinación de penicilina y gentamicina tiene el efecto menos perjudicial sobre el microbioma intestinal de un bebé y la cantidad de genes de resistencia a los antimicrobianos que emergen.

Los investigadores concluyen que esta combinación particular de antibióticos debe recetarse preferentemente cuando se traten sospechas de infecciones en recién nacidos.

La Dra. Marlies van Houten, pediatra general del Hospital Spaarne, Países Bajos, y coinvestigadora principal del estudio, insiste en que «el hecho de que el comienzo del tratamiento con antibióticos, en lugar de la duración, parece ser responsable del daño al microbioma, subraya que necesitamos mejores biomarcadores o predictores biológicos para determinar con mayor precisión qué bebé desarrollará una infección y, por lo tanto, requerirá antibióticos, y cuál no«.

Restaurar la microbiota intestinal del bebé

El profesor Willem van Schaik, profesor de Microbiología e Infección en la Universidad de Birmingham, asegura que «es particularmente preocupante que después de la terapia con antibióticos en los recién nacidos hayamos observado un fuerte aumento en las especies de Klebsiella y Enterococcus, que son importantes patógenos resistentes a múltiples fármacos”.

«Esto subraya la importancia de realizar más estudios para equilibrar la necesidad y la eficacia de estos antibióticos y el riesgo de aparición de genes relacionados con la resistencia”, concluye van Shaik. “También puede haber margen para desarrollar nuevas intervenciones, como bioterapéuticos vivos, un tratamiento producido por o involucrando células vivas, para restaurar de manera efectiva la composición del microbioma intestinal del bebé después de la terapia con antibióticos«.

Los hallazgos se publican en Nature Communications.

Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

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