Comenzamos con “Bronco Benny”, el vigesimoséptimo álbum de la serie, que fue publicado por primera vez entre los números 2161 y 2171 de la revista Spirou, mientras que el álbum salió en 1980.
En él veremos cómo el ejército federal del general Alexander se debe enfrentar a una de las principales fuerzas confederadas, dirigida por el mismísimo general Lee, capaz de vencer en condiciones de abrumadora inferioridad numérica. Pero Alexander no puede lanzarse a la ofensiva porque no dispone de suficientes caballos para su caballería, y necesita a dos cretinos prescindibles que puedan realizar una peligrosa misión al otro lado de las líneas enemigas para conseguirlos. Para ello se les asigna la compañía de Bronco Benny, un famoso entrenador de caballos, puesto que es posible que los localicen en estado salvaje.
Se sabe de la localización de un rancho en el que se podrán hacer con un buen número de equinos, pero será un viaje peligroso no sólo por tener que atravesar las líneas confederadas, sino porque los indios amenazan el rancho, y el único acceso a los caballos para por un estrecho desfiladero vigilado por los pieles rojas. Los indios pretenden atacar el rancho porque los rancheros los ofendieron: podían capturar todos los caballos que deseasen a excepción de un fabuloso semental blanco llamado Traveller, al que consideran una deidad. Pero es capturado por la gente del rancho, así que están bajo asedio.
Pero al buen Cornelius Chesterfield se le pasa un detalle importante por alto: la verdadera identidad de los vaqueros del rancho… Y hasta aquí puedo leer. El resto tendrá que venir por tu cuenta, querido lector.
Continuamos con “El padrecito”, que el el vigésimooctavo álbum de la serie, puesto a disposición del público por primera vez a través de la revista Spirou entre los números 2192 y 2202, mientras que salió en formato álbum en 1981.
Chesterfield y Blutch llevan a cabo una misión de exploración en territorio confederado, pero son descubiertos y han de cruzar el río Bravo en dirección a Méjico para poder huir de sus perseguidores. Los confederados no dan por perdida la persecución y se quedan vigilando esperando que los federales regresen cruzando el río. Así que a nuestros protagonistas no les queda más remedio que adentrarse en territorio mejicano para evitar ser descubiertos y poder trazar un plan de regreso.
Obviamente, los lugareños no son tontos, y se dan cuenta de que Chesterfield no es ningún sacerdote, pero les ofrecen su apoyo al saber quiénes son en realidad y con objeto de poder hacer frente al forajido, aunque hayan de aliarse coyunturalmente con él para hacer frente a las incursiones de Jacomino… E, incluso, Díaz habrá de cambiarse de bando y ponerse del lado del indio para hacer frente a los dos aguerridos militares.
¡Pero Díaz tiene un as en la manga! Tiene prisionera a Amelia Appeltown, la hija del coronel y amor platónico de Chesterfield, mediante la que espera conseguir suficientes armas y suministros como para erradicar la resistencia de Jacomino. ¿Lo conseguirá? Es vuestro momento para descubrirlo, queridos lectores.
El último álbum es “Blue Retro”, el vigésimonoveno álbum. Publicado en álbum en 1981 y en la revista Spirou entre los números 2222 y 2232.
Es un álbum muy curioso, pues supone un flashback que nos indicará cómo se unieron Chesterfield y Blutch al ejército federal.
Pero es el destino el que acabará uniendo a los dos protagonistas. Y todo comienza de una forma anormalmente simple: Chesterfield recibe el encargo de llevar un pedido a un nuevo cliente de la carnicería, que resulta ser Blutch, el dueño del bar. Y mientras Chesterfield reflexiona sobre el sentido de la vida al calor del alcohol, planteándose alistarse en vez de ver su vida pasar como aprendiz de carnicero, aparece un desfile militar. Los nuevos reclutas van delante, y parecen inducir un trance a Chesterfield, mientras que Blutch mantiene su carácter escéptico.
Chesterfield baja de su nube y, ya con los pies en el suelo, decide pedir formalmente la mano de Charlotte, pero antes pasa por el bar de Blutch para animarse… Y terminan ambos totalmente borrachos y discutiendo con un militar que les hace firmar un papelito que resulta ser… Adivinadlo, amigos lectores. Y, si queréis saber más (cómo consiguieron sus rangos, por ejemplo), ya sabéis lo que debéis hacer.
El segundo artículo versa sobre “Casacas azules: su historia en tamaño bolsillo”, que se centra en una historieta autobiográfica de Cauvin y Lambil llamada “Érase una vez… Casacas azules”, un pequeño cómic de ocho páginas que nos revelará un exacto y eficaz resumen de la Historia de los Casacas Azules desde su nacimiento hasta la actualidad.
¡Y no nos olvidemos de las portadas tanto de los álbumes como de las correspondientes revistas “Spirou”!
Esperamos con impaciencia el siguiente tomo, que seguro será tan interesante como los cuatro precedentes.