Los microplásticos no son solo partículas diminutas que contaminan el medio natural y se pueden ingerir, sino que también pueden transportar virus, según revela un estudio de la Universidad de Queensland. El estudio, dirigido por el profesor asociado Jianhua Guo y el Dr. Ji Lu, del Centro Australiano de Biotecnología Ambiental y del Agua (ACWEB) de la UQ, investigó si los microplásticos tienen la capacidad de albergar virus, incluido el que se encuentra dentro de la bacteria E. coli.
«A menudo escuchamos sobre el daño humano y ambiental causado por los microplásticos en el agua, pero se sabe poco sobre si las diminutas partículas de microplásticos pueden transportar virus«, comenta el Dr. Guo.
El equipo también probó cómo la exposición al sol y el tamaño de los microplásticos ayudaron a prolongar la supervivencia del virus
«Lo que encontramos es que los virus pueden hacer autostop en los microplásticos y prolongar su infectividad, lo que significa que podría haber un mayor riesgo de transmisión de virus a través de las vías fluviales y el medio ambiente«.
El Dr. Lu indica que usaron el bacteriófago E. coli en el estudio, que es un virus que infecta y se replica dentro de la bacteria misma y no es dañino para los humanos. «Al analizar partículas de poliestireno de diferentes tamaños, descubrimos que más del 98% del virus que usamos se encontraba en el microplástico, y más de la mitad de los virus todavía podían detectarse 10 días después, mucho más tiempo que si las partículas de virus estuvieran libres, flotando en el agua«, según el Dr. Lu.
Cuestión de dosis
El equipo también probó cómo la exposición al sol y el tamaño de los microplásticos ayudaron a prolongar la supervivencia del virus y descubrió que cuanto más daño ambiental sufría el microplástico, más probable era que transportara virus. «Los microplásticos portadores de virus podrían ser un gran problema«, afirma el Dr. Lu.
«La dosis requerida para ser infeccioso para los humanos varía entre los diferentes tipos de virus, pero podría haber casos en los que la dosis sea suficiente en un microplástico para causar una posible infección”, sigue Lu.
«Debido a que los microplásticos pueden acumular potencialmente virus mortales y viajar a través de las vías fluviales, podría ser práctica de riesgo comer mariscos recolectados en áreas donde con frecuencia están contaminados por microplásticos«.
COVID-19, el origen del estudio
El Dr. Lu recuerda que el estudio comenzó cuando se analizaban las aguas residuales para detectar casos de COVID-19 en la comunidad, lo que impulsó la investigación del equipo sobre qué podría mediar la transmisión del virus en entornos acuáticos.
«Nuestros hallazgos también indicaron que los microplásticos podrían afectar la forma en que los virus se distribuyen en el agua, lo que podría ser de interés para futuros estudios«, comenta el Dr. Lu.
«Nuestros hallazgos han abierto la puerta a más investigaciones que se necesitan en esta área, incluso para probar si otros patógenos pueden hacer autostop en más tipos de microplásticos”.
«El hecho de que los virus y los microplásticos puedan interactuar entre sí podría ser problemático para la salud humana, pero es necesario realizar más investigaciones para investigar más a fondo estos impactos«, concluye Lu.
El estudio se ha publicado en Water Research.