Pasemos a ver cada una de esas historias. Manticore 1 es la clásica historia de presentación de personajes. Tres aventureros Horace, Jack y una extraño ser parecido a un sátiro llamado Radu, que ya nos deja claro que éste no es nuestro mundo y que tiene sus propias reglas y razas, se encuentran en un templo perdido en mitad de la selva a una pequeña niña con una extraña melena, ¡Exacto! Es la primera vez que vamos a conocer a la pequeña Manticore. Pasamos el tiempo donde una ya joven adulta Manticore va junto con su padre adoptivo Horace Kubert (lógicamente el apellido no es casualidad) y el alegre borrachín de Jack y lo que parece ser el hijo del enorme guerrero explorador Radu, que también parece llamarse así.
No faltan referencias a las muchas cosas que le gustan a los autores por eso veréis por ahí los nombres de Carpenter, o na estructura muy típica de Shonen, divertidas batallas, humor y un protagonista que se convierte en una versión más fuerte de si mismo, vamos la generación que creció disfrutando del “goku” de “Dragon Ball”. Pues al final aquí tenemos eso un cómic de aventuras de dos jóvenes que mientras sus mayores cuentan aventuras en un bar se meten en un lío con un monstruo gigante, ayudan a un jabato que habla, se enfrentan a una terrible bestia y descubren que Manticore tiene un enorme poder en su interior que la hace prácticamente invencible.
En “Sub-World Attacks”, debuta para mí una de las mejores creaciones de Busquet y Bachs, se trata de Würm Burton, homenaje en su nombre al cineasta de culto Tim Burton y en su estética y maneras al personaje de Kurt Russell, Snake Plissken en la imprescindible “1999: Rescate en Nueva York”. La trama es la siguiente, un misterioso encapuchado está observando a Manticore que aún está muy aturdida por lo sucedido en la anterior aventura.
Tranquilos que no todo va a ser un tiroteo interminable, aprenderemos un poquito más sobre el pasado de Radu y su padre. Conoceremos también al misterioso dueño del Zoo para el que trabaja Horace y el resto de nuestros protagonistas, el señor Hitckock (con curioso apellido parecido a cierto cineasta), y su despampanante ayudante la señorita Hellswell.
Es tiempo de pasar a analizar la miniserie de “Rashushkan” sin duda el trabajo más elaborado de esta dupla de autores, en estos tres números Busquets es capaz de plasmar toda una trama de fantasía épica, con traiciones, magos, un gran rey y dar una explicación y nombre a todo cuanto le ocurre a nuestra protagonista, aunque no salgan no diez páginas llenan de profundidad y contexto cada viñeta en la que están Burham, Lord Manticore o el temible Dhakorthyus. Una maldita tradición llevará a unos padres a separarse de su hija recién nacida y a intentar combatir a su pérfido rival.
Pero se termina la lectura y falta algo, falta una última aventura, falta una Manticore que descubra sus orígenes que vuelva a su tierra y tenga un enfrentamiento final de locura con Dhakorthyus, pero no, tras tener amigos heridos y lograr salvar a una civilización perdida (¿he dicho ya lo adorables y geniales que son los hombres tigre de Bach?), simplemente decide olvidar todo y tener una vida normal, pero Manticore no es una chica normal y creo que Busquets aún tiene que contar mucho sobre ella.
A lo largo de todo el tomo Aleta ha incluido una gran selección de bocetos, portadas y fotografías de toda la historia de Manticore, que van desde trabajos en la Escola Joso, a los diseños y muestras para Camaleón, etc. Podréis ver a la primera cosplayer de un personaje de cómic español o ver a Bachs y a Busquet sin sus pobladas barbas y canas y es que los años no pasan en balde. Para quien no ha pasado el tiempo es para la buena de Manticore, sus aventuras se siguen disfrutando como hace veinte años y la relectura de este tomo nos vuelve a dejar con el deseo de poder leer más de ella de Radu, perdernos en mundos extraños y ver qué destino le tenían preparado Busquet y Bachs a esta heroína precedente por años a cualquiera de las más afamadas protagonistas de videojuegos o cómics de la última década. Ojalá pronto tengamos nuevas noticias de ella y no tenga que pasar otros veinte años para volverla a ver.