Fruto de ser el responsable de su gran despegue en ventas y críticas, de crear todo un nuevo elenco de secundarios y por sus arriesgadas y rompedoras propuestas visuales, Steranko es el responsable de las aventuras de ahora 20 páginas mensuales del antiguo Comando Aullador. Lo que parecía que sería una larga estancia en la que seguir desarrollando a esta misteriosa agencia de defensa y a sus agentes se quedó en 4 números y 7 portadas, y es que como nos descubrirán los geniales textos documentales, con los que Panini acompaña este tomo, el carácter de Steranko chocaba de frente en muchos casos con la visión editorial de Stan Lee.
Aunque breve, esta etapa de Steranko sirvió para que el autor siguiera desatando su potencial innovador, que le llevó a hacer propuestas, encuadres, y estructuras que décadas después han inspirado muchos movimientos autorales y editoriales. Así en el primer número tenemos una secuencia muda de tres páginas que es un homenaje al comienzo de la película de “Desde Rusia con Amor”. Los S.D.V. cobran una gran importancia y al fin tenemos un villano que no es una gran mente maestra, si no un letal y psicodélico villano disfrazado conocido como Escorpio que porta una misteriosa arma conocida como la Llave Cósmica. Uso de una narrativa fluida en la que sientes cada golpe de la violenta pelea entre Furia y Escorpio, diseños de tecnología imposible, viñetas en blanco y negro, las “clásicas ondas Steranko”, y una relación abiertamente sexual y física entre la Condesa y Furia.
El tercer número de Steranko es de los que más me gusta, se aleja totalmente del superespionaje y la tecnología y emulando a Colan y a los maestros de E.C., nos muestra un cómic de terror que es un casi pastiche del “Sabueso de los Baskerville” de Arthur Conan Doyle, incluso el bueno de Nicky, da una lección con la mítica escena del detective resolviendo el caso. Hay que anunciar que gran parte de la tirada de este tomo tiene un error de impresión que crea un efecto de “copiado” de viñeta pero que en opinión de este reseñador no afecta a la lectura para nada.
El número cuarto supuso un descanso para Steranko por lo que debieron hacerse cargo de la colección, Roy Thomas al guión y Frank Springer al dibujo, como parece que fue un descanso no programado, aquí lo que hacemos es volver a los acontecimientos de Stranger Tales donde debuta Nick Furia, viendo más en profundidad la caza de sus S.D.V., por parte de Hydra, el ataque al Helitransporte, un buen trabajo de Thomas pero que no deja de ser un refrito innecesario del trabajo de Lee y Kirby. Coche voladores, el juicio de Hydra, Hydra Supremo y su pantera negra, todo con un estilo más actual pero de nuevo toda ya visto y sin el impacto de la originalidad.
Y hasta ahí duro Steranko en la colección más allá de dejar dos alucinantes portadas, la del número 6, de Nick con su traje espacial que es la ilustración que adorna el lomo de este tomo y la del número 7, casi un homenaje a Dali y sus relojes derritiéndose.
Tras la marcha de Steranko la colección va dando tumbos con historias autoconclusivas, en las que el pobre Nick parece una veleta, tan de pronto vuelve a ser el rudo soldado fumador de puros, como una suerte de héroe científico, o sofisticado espía. Tan de pronto se encuentra lidiando con una sociedad secreta de alienígenas y mirando impotente como la Tierra se salva no por su acción si no por la inacción y confiar en uno de sus hombres; o la psicodelia de las visiones de un rayo ilusorio, teniendo que recatar a una monja en el proceso. Es tiempo de que aparezcan algunos villanos sin personalidad como Supremus y su raza de mutados. Al frente de estas historias tenemos autores de la talla de Archie Goodwin, Ernie Hart, Herb Thrimpe, y un largo etcétera, como ya he dicho en un baile por el que los equipos no lograban aguantar más de dos episodios seguidos.
A continuación hay una entrañable e intensa historia navideña, que nos recuerda que el director de S.H.I.E.L.D. no puede tener noches de paz alguna, y donde de nuevo se ve una gran egolatría en los planteamientos de las historias pues se desecha de un plumazo el romance con Valentina para introducir a Laura. Pero sin duda para mí por su psicodelia y reflexión sobre la música y la cultura, el mejor episodio de la trilogía del “Aborrecedor” es el número 11, donde Furia hace lo que puede para adaptarse a los nuevos tiempos de su nueva amante Laura, lo que entre otras cosas obliga a escuchar a grupos de rock sinfónico como “La explosión de un millón de megatones”, la secuencia de apertura de cinco páginas del número imitando la apertura de un vinilo es sencillamente magistral. Eso sí el look del Aborrecedor a cada número que pasa se vuelve aún más estupido y anacrónico como si fuese más una parodia de sí mismo que del personaje que en Cuatro Fantásticos trajo a Marvel a Nick Furia.
A partir del número 13 la colección ya pierde todo tipo de rumbo, la alternancia de guionistas y dibujantes hace que cada historia no parezca tener relación con la anterior, hasta tener que justificar que algunas de las aventuras que viva nuestro tuerto en realidad es un experimento de S.H.I.E.L.D. para poner a prueba su lealtad, hay un intento de recuperar el tono conspirativo y de acción de S.H.I.E.L.D. vs Hidra pero no termina de funcionar. De hecho la colección no puede tener un final más abrupto que el de su número 15, donde el francotirador Bullsey (sin relación con la némesis de Daredevil) parece acabar con la vida de nuestro director, acabando con un sinsentido paródico que hasta incluyó una nueva relación sentimental para Furia, en su secretaria adolescente, la señorita Huff.
Como Roy Thomas guardaba un especial cariño a su época como editor de la colección de Furia no dudó en aprovechar el Vengadores 72, ¿Os sabéis el de Escorpio? Para no sólo explicar qué había pasado con Nick Furia (benditos S.D.V, la de giros dramáticos y falsas muertes que han logrado producir), si no que además se encarga de dar identidad al mítico villano, Escorpio, que da nombre a este tomo y ya de paso presenta a toda la organización criminal de “el Zodiaco”, que dará mucho que hablar a lo largo de toda la historia Marvel, y de paso gracias al potente trazo clásico de Sal Buscema nos deja un gran cómic de acción con la mítica splash doble que presenta al grupo de supervillanos.
Se incluye también en este tomo una genial historia de Marvel Spotlight con guión de Jim Starlin (el guionista con las muertes más laureadas de la historia del cómic) y un soberbio Howard Chaykin. Una genial historia negra y de ritmo trepidante, en la que nos presenta el elemento final de la mitología de Furia, la fórmula Miraclo, que le permite no envejecer y seguir pateando a los malos desde la Segunda Guerra Mundial. Un entindado oscuro, un trazo irregular y unas composiciones rupturistas hacen de este cómic el epilogo perfecto que no es si no un prologo del enamoramiento que Chaykin tendrá con Furia lo que le llevará a crear su propia trilogía de Escorpio, en la que Nick Furia se unirá a Lobezno y que tenéis recopilado en un estupendo Marvel Gold de Panini.
Por último los extras que incluye Panini son una autentica delicia para los amantes del enciclopedismo y los detalles, tenemos páginas originales de Kirby, portadas rechazadas, historias de publicación y hasta una recopilación de las míticas portadas que realizó Rafael Lopez Espí para con la publicación de Furia en España.
Sin duda un cierre perfecto para complementar el canón clásico de las aventuras del mejor agente secreto de Marvel de todos los tiempos, antes de que sus “pecados originales” y la conveniencia con el universo cinematográfico provocaran su injusta desaparición. No lleva smoking, ni bebe martini pero tened claro que Furia tiene licencia para matar y salvar el mundo lo quiera él o no. Hasta nuestro próximo informe de batalla en el puente de mando del Helitransporte.