El punto álgido del arte de Sienkiewicz (tanto es así que su labor en esta colección le llevaría a conocer a un tal Frank Miller con el que firmaría una de las mejores obras dedicadas a cierta asesina griega vestida de rojo, y sería su trampolín para hacerse cargo de los Nuevos Mutantes obra cumbre de su arte donde encuentra su identidad total dejando de ser el “clon” de Neal Adams al que nos tenía acostumbrados a ser) y de la narrativa ,de Moench (mucho más cercana y comprometida pero con las mismas dosis de acción que su Shang Chi Maestro del Kung Fu y un oscurantismo que luego le permitiría escribir varias cabeceras de Batman para la “distinguida competencia”).
En este tomo Panini recoge los números 16 a 38 de Caballero Luna, números como recordaréis de una extensión más larga de lo normal como apuesta de Marvel a que este título se vendiera sólo en librerías especializadas y fuera del Comic Code. Un buen recurso que dio gran libertad a Moench para hacer historias más largas o para hacer pequeños incisos en el pasado del personaje como mercenario o bien permitir que otros guionistas y dibujantes tuvieran la oportunidad de ampliar el mundo del cruzado plateado de Nueva York. Esta edición de Panini aparte de impecablemente encuaderna es un lujo para los coleccionistas pues no sólo recopilan la opción evidente que son todo los números dibujados por Sienkiewicz si no que también están todos los guionizados por Moench y los seis últimos números de la colección hasta el cierre de la misma, por lo que tenemos todo el volumen 1 completo de Moon Knight USA.
Tras empezar con un número de descanso en el que el Cabalero Luna se medirá con el irrelevante villano conocido como “El Herrero”, sí un terrorífico señor con una maza y unas pinzas calientes, pero eh, ahí está la magia de esta serie, hasta el peor de los malos secundarios pude hundir en la miseria a nuestro pobre justiciero. A continuación vuelve el tandem de Moench y Sienkiewicz en un arco de tres números en los que Moench, da voz a la amenaza del terrorismo del tercer mundo y nos brinda un brillante relato pulp, con islas tropicales, tres letales guardaespaldas en bikini para representar a tres etnias distintas (¿excusa para volver a poner en peligro a Marlene y que Sienkiewicz la dibuje en bikini? Vaya idea más descabellada ¿no?).
Francotiradores maestros, un Spector que empieza a no tener rumbo en su vida. Una elite de asesinos especialistas, la muerte de un amigo y la recreación por parte de Sienkiewicz de la sin igual Jerusalén, una gran narrativa de combates y clímax de lo más explosivo que esconde una gran critica hacía la tolerancia de las dictaduras del tercer mundo, en la figura de Nimrod Strange, más tarde Arsenal, un formidable rival que conjuga en él todos los miedos y odios de Spector.
Moench demuestra que se le da genial el humor con un divertido episodio en la vida de Marc Spector cuando aún era mercenario, “Adoración de falsos ídolos”, todo un homenaje a la aventura y a la mala suerte de nuestro protagonista.
Sienkiewicz tiene sustitutos de lujo como nuestro Vicente Alcázar, todo un clásico de Erie y Creppy que se encarga de ilustrar una gran historia de vodoo, zumbies y el encuentro del Caballero Luna con Jericho Drumm alias Hermano Vudú, un relato opresivo y terrorifico, en que la vegetación y los no muertos tienen la suerte de contar con el orgánico trazo de Alcázar, que demuestra que con el dibujante adecuado Moench puede escribir lo que quiera.
El número 24 representa el retorno de la Fascinera Escarlata, que de nuevo como pasara en el tomo anterior, marca para mí uno de los mejores relatos de este dúo. La desconsolada vengadora y madre, aquella que pudo ser una monja o una actriz vuelve a empuñar su ballesta contra los malvados y de nuevo el Caballero Luna no tendrá palabras o acciones para evitar que la noche se tiña de escarlata. De nuevo Flint aparece como ese laconico consejero que ya aventura a Spector que no habrá final feliz o salida fácil para este baile con la muerte. El nuevo estilo de Sienkiewicz no hace si no reforzar la fuerza del trágico personaje de Scarlet, lo asfixiante y vil de sus enemigos y las dudas que sepultan a nuestro héroe.
En el número 26 tenemos el escalofriante relato “Dale”, de nuevo Sienkiewicz retrata el dolor y la obsesión y Moench utiliza hábilmente como recurso unos textos narrativos en primera persona de una pobre victima de abusos convertida en agresor. Una obra propia de su tiempo donde además el dibujante demuestra que sigue pudiendo recrear lo que quiera sin detalles o si no atentos a su Robert Plant de Led Zeppelin. Moench firma una nueva critica a que la violencia sólo engendra violencia y al desprecio que siente por ella. Sin duda el mejor relato que este equipo firma. Crudo e impactante no os dejará indiferentes.
En el número 28, tenemos una gran vuelta a los orígenes y a reflexionar cuanto de verdad hay en que Spector es el agente del dios de la venganza lunar Khonsu. La supexpresividad y la oscuridad de este relato ayudan a darle ese toque sobrenatural y místico que busca Moench. De nuevo volvemos a caer en el tópico de Marlene secuestrada y en lencería, es la única pega achacable a los guiones, parece encantarle el recurso de la chica desvalida pero fuerte que misteriosamente acaba casi desnuda propia nuevamente de los relatos de aventuras pulp y que eso sí sirve para demostrar que no importa cuanto experiemente Sienkiewicz con su trazo su Marlene sigue quitando el aliento.
La saga comprendida entre los números 29 y 30 de Moon Knight son muy especiales, primero porque marcan la marcha de la colección de Sienkiewicz, que queda relegado a ser portadista de la colección. Estos números marcan la vuelta de Jack Rusell, el Hombre Lobo con el que el Caballero Luna empezó su devenir como luchador enmascarado. Sienkiewicz lleva el minimalismo a su extremo, convierte a Rusell en una bestia temible y poderosa.
Tras la marcha de Sienkiewicz, Moench guionizara tres números más que supondrán el inicio en Marvel de otro gran talento el de Kevin Nowlan que luego firmaría una de las etapas más valoradas en la historia de Doctor Extraño. Moench crea una historia con una cajita de música, el peligro de las bandas callejeras, el deseo de hacer justicia y los vigilantes que es sinceramente soberbia. Spector se da cuenta de que no puede con todo y es más un secundario de lujo de una gran historia humana de superación. Atentos a la historia corta “Cancer” que firma al dibujo un tal Marc Silvestri que supongo a los seguidores de Lobezno os sonará, otra gran historia humana donde el Caballero Luna debe lidiar con personas al limite. Tristemente para mí, el último número de Moench, desdibuja la fuerza de los anteriores. Vale que es una gran critica a la manipulación de los medios de comunicación y a la ambición, pero Druida Walsh es un personaje para mí totalmente innecesario y no deja de ser la típica historia de el Caballero Luna recibiendo la paliza del siglo y venciendo al final por tozudez.
Tony Isabella será el encargado de retomar la colección tras la marcha de Moench contando con dibujos de Nowlan y de Bob Hampton. En su primera historia “Grito Primordial”, el Caballero Luna se las verá con los efectos de una droga que crea Hombres Lobo sintéticos y que va a llevar la tragedia hasta el bar de Gena. Sin llegar a ser tan completo como Moench, Isabella maneja muy bien los secundarios y el tono urbano de la colección.
El encargado de cerrar la colección en sus tres último números es el guionista Alan Zelenet con el dibujo poco más que justitio de Bob Hampton, Zelenet sigue la estela de Isabella y comienza cruzando el destino de Caballero Luna con el Doctor Extraño, en una interesante historia que ahonda en el pasado místico y egipcio del personaje.
Y que de nuevo va a darle a Marlene un gran papel protagonista. Termina Zelenet con el pasado religioso poco explorado de Spector, firma un relato muy intimo en el que descubrimos que el padre de Spector era un rabino judio, la pelea que hubo entre ambos y la imposible reconciliación pues Marc llega ya con su padre fallecido por no atender a la sabia Marlene. A partir de aquí tenemos un místico relato de magia y cábala judaica muy bien traído y que personalmente le dan más solvencia narrativa a Zelenet que a Isabella, además de lograr una originalidad que le desmarca totalmente de Moench.
Como regalo para nuestros sentidos tenemos una pequeña historia corta guionizada y dibujada por Sienkiewicz, dedicada al bueno de Crawley y su labor como ayudante del Caballero Luna, una gran muestra de ironía, ácido humor y soltura de trazo. Después un portfolio de Kevin Nowlan para esta serie. Unas portadas del selecciones Marvel de forum dedicadas al Caballero Luna y dibujadas por un Carlos Pacheco al inicio de su carrera y para postre un interesante artículo sobre los helicópteros de nuestro querido Frenchie.
Sin duda un ejemplo de historia de antihéroe de dar importancia a los personajes y a nuevas formas de narrativa, el inicio de todo el oscuro cambio sobre lo que se podía contar en un cómic que terminaría dando lugar a obras como Born Again. Sin duda uno de los pedazos más interesantes e intensos de la historia Marvel y un personaje atrayente como pocos déjate eclipsar por el influjo lunar del puño de Konshu.