En la primera saga, titulada "Capítulo X, Trilogía en cuatro partes", Wade despierta en un tanque de contención, prisionero de un científico loco. Priest usa mucho el metalenguaje del cómic; no se trata tanto de romper la cuarta pared e interaccionar con el público lector, sino en hacer que los personajes se planteen que su vida no es real, que están en un cómic. Además aprovecha para criticarse a él mismo, pues Wade, mientras está en el tanque, sueña que se encuentra en una especie de limbo editorial, con otros personajes guionizados anteriormente por Priest, y viendo que sus series cerraron Masacre intenta huir del lugar antes de que el guionista consiga su objetivo y él sea el siguiente.
Todos estos elementos no están mal, pero no acaban de funcionar. Para mi gusto el Masacre de Priest es más plano, menos trágico y más socarrón y absurdo que el de su predecesor.
Más interesante es el elenco de secundarios de esta temporada, pues Masacre va a compartir piso con Constrictor y Titania, dándose situaciones muy de sitcom, al tiempo que algo no cuadra con Mary “no me hables de Hulka” MacPherran. Otro viejo conocido de Wade que regresa es el Supervisor, lo que llevará a nuestro protagonista a una aventura en el espacio, acompañado por esbirros del maloso con nombres que reflejan lo peor de la moda noventera del mundo del comic de superhéroes. E incluso desde el espacio será capaz de seguir molestando a sus compañeros de piso y sacarles de quicio. La desconfianza que se tienen entre ellos, el que se queden para vengarse de Wade en lugar de irse, me recuerda a Al La Ciega, la prisionera de Wade en la etapa de Kelly, aunque ese rol aquí cae sobre todo en la figura del casero, ¡pobrete!
Atrapado en el espacio se encontrará con unos alienígenas y la acabará liando a su estilo, por lo que deberá ir a rescatar al líder del grupete, Lobo Feroz, remedo del Lobo deceíta. Y de nuevo esta saga se me queda algo insulsa, gustándome mucho más los interdulios de Titania y Constrictor, donde ya se ve claramente que algo anda mal con Titania, sobre todo una vez entra en escena el Hombre Absorbente. Además en medio de la saga se ubica el número del mes mudo de Marvel, donde se interrumpe la saga en curso con un número de relleno, el típico fill-in, donde se aprovecha para contarnos, en flashback, una batalla entre Masacre y el Entomólogo.
Llegamos así al último capítulo de la etapa de Priest donde se rebela la verdad sobre Titania, algo necesario puesto que en la serie de "Thor" de Jurgens estaba enferma de cáncer, así que había que solucionar un error de continuidad. Arreglado éste, y de forma que logró cuadrar con la trayectoria de Masacre, quedaba otro cabo suelto que cerrar: el rostro maldito de Wade. No le sentó muy bien a nuestro mercenario tener un rostro agradable y apolíneo, echaba de menos sus cicatrices, odiaba ser guapo… y la maldición especificaba que así seguiría hasta que lograse el perdón de su padre. Y tras una conversación con un desconocido en un bar, todo se resuelve… ¿era ese hombre su padre o hay un hombre sentado ante un teclado?
En conjunto, la etapa de Christopher Priest y Paco Díaz está un escalón por debajo de la anterior, no alcanza las cotas de la etapa Kelly & Woods, y aunque flaquea por momentos en algunas sagas, si que logra mantener el interés sobre todo gracias a los secundarios. Cabe destacar que en el último capítulo Priest hace regresar a Masacre al limbo de los personajes olvidados, solo que Wade se ha adelantado y sabe cómo salir del mismo, digamos que corta por lo sano.
Palmiotti también trae de vuelta a Vanesa, quien trata de reconciliarse con Masacre, seduciéndolo usando distintas identidades para ello, al tiempo que cierra el triángulo entre Wade, Copycat y Syrin, de una manera dolorosa para la irlandesa. La historia tiene además un guiño a la pareja de Peter Parker y Mary Jane. Y nos presenta también a un par de villanas nuevas, dos hermanas gemelas psicópatas, que le darán algún que otro dolor de cabeza al protagonista.
El dibujo de esta parte roza en ocasiones un estilo cercano al cartoon, fondos simples y rostros muy marcados y duros, sello de Chadwick. En otras presenta unas figuras más corpulentas, la marca de Darik Robertson. El balance global es el de una buena etapa que sin embargo pasó desapercibida para el público en general.
En un par de meses Panini Cómics ofrecerá el cuarto y último tomo de esta recopilación, ¡no te la pierdas!
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