Garth Ennis (Predicador, Hellblazer) es un guionista que viene como anillo al dedo al personaje del Castigador, por sus constantes narrativas de violencia, humor negro o palabras malsonantes, así como por esa extraña camaradería que plasma entre los personajes secundarios o los villanos de turno. Leandro Fernández (Hulk, Lobezno, Spiderman: Tangled Web) es un artista argentino con un buen dominio del blanco y el negro, ofreciendo un contraste entre la oscuridad de las misiones nocturnas o las habitaciones cerradas, y el resplandor luminoso de las explosiones. Un equipo de lujo para Castle.
Solemos estar acostumbrados a que el Castigador haga volar por los aires a las familias mafiosas. O a que éstas se pelean entre ellas con buenas dosis de violencia. Quizás el inicio de este volumen sea algo diferente: un atentado del IRA en la Cocina del Infierno, con civiles mutilados, no es una apertura típica de la serie. Pero permite ver otro lado de Frank.
Destaca por encima de todo la figura de un muerto, Nesbitt, una especie de patriarca irlandés jodidamente retorcido que hacía la vida imposible a los demás grupos, todos le temían, todos callaban y tragaban sus ofensas. Y ahora quieren repartirse su testamento. Lo cual no deja de implicar ciertos lazos familiares de fondo.
Pero esta caza del tesoro no va a ser tan fácil, pues el viejo cabrón lo organizó como un mapa con claves, donde cada uno tiene una pista. Será necesario que aquellos que se odian aprendan a colaborar para hundir sus sucias manos en el dinero que tanto desean. Y no he podido evitar recordar la filmografía de SAW ante esta idea, ¿serán capaces de hacerlo? ¿Les servirá de algo?
Entre los grupos tenemos a Las Ratas, los alevines de la historia, unos piratas modernos. También a los Westies, más cercanos al grupo irlandés original y cuya matriarca no parece muy afectada por estar recibiendo el cuerpo de su esposo a trozos. Maginty, un negro con una pinta que acojona y unas ideas que aterran; responsable del descuartizamiento del citado Westie, o al menos de forzar la situación y la mano que ejecuta la acción. Y el grupo del IRA propiamente dicho, liderados por Finn Cooley, desfigurado tras estallarle un artefacto que manipulaba, y obsesionado con el conflicto armado para la liberación. Parece que no solo de Puzzles vive Castle.
Como es habitual en esta etapa el Castigador suele ser un personaje hasta cierto punto plano, llevando el peso de la trama los secundarios y mafiosos. Aun así Castle tiene algunos momentos, como cuando no le cuadra que si Nesbitt les odiaba a todos les haya legado nada, su reacción ante el atentado ayudando a salvar heridos, o una puta frase que en su boca suena genial “Quien no quiera morir por Irlanda que salga por detrás”. Y es que los fanáticos se han equivocado al traer su conflicto a los USA.
Finalmente, los superviventes de cada grupo logran cesar sus hostilidades y desconfianzas lo suficiente para colaborar y cobrar el testamento. Por desgracia para ellos.
El arco también deja un cierto sabor amargo y realista. Existe el terrorismo, y existen las víctimas del terrorismo, las directas pero también sus familiares. Y existe la venganza. Pero aunque la lleves a cabo todo queda vacío, los muertos no regresan y nada cambia.
