Para algunos, lanzarse a la mar es un sueño de libertad; para otros, es la única opción para sobrevivir. Pero el mar crea extraños amigos entre las corrientes, extraños caminos bajo las estrellas y extraños recuerdos con sabor a sal. Medianoche es el final de la bilogía de aventuras, piratas y secretos encofrados de Adrienne Young. El avance del libro publicado por Puck está disponible en su web.
Tras un par de trucos y trampas, el Marigold se ve libre de las manos de Saint. No hay nada que Fable desee más que empezar de nuevo, formando parte de la tripulación del Marigold por derecho propio. No obstante, ese sueño se desvanece con rapidez cuando se ve secuestrada e incapaz de huir. Para recuperar su libertad tendrá que encontrarse con Holland, la poderosa comerciante de joyas que gobierna el Mar Sin Nombre y cuyos pensamientos son tan inciertos como los del propio Saint.
Mientras que el primer libro, Fable, estaba mucho más centrado en explicar el funcionamiento del mundo y las reglas de su fantasía, así como de definir el carácter de los personajes bajo la mirada de Fable, la secuela da todo ese camino por andado y se centra en meter mucho drama, planes llenos de sangre, brillo y torpeza, y de atar todos los cabos. Y, hablando de planes, aunque Young insiste en lo inteligente que es todo el mundo… No termino de creérmelo. Leyendo el libro me quedé con la idea de que todos son unos tercos lobos de mar con más planes bajo la manga que tentáculos tiene un pulpo. Vamos, que compro lo de la astucia y la terquedad, lo de la inteligencia no lo tengo tan claro viendo algunas de las ideas que se reparten por ahí. De todas formas, por suerte, la inteligencia emocional es aún peor que la lógica-matemática que tiene esta gente. Es con las emociones donde todos los personajes la cagan en esta novela y donde entra en juego todo el drama piratístico.
La narración me sacaba de vez en cuando de la historia por la forma tan abrupta que tenía de terminar muchas de las frases. Persistía la impresión de que no estaban completas y que parte del enunciado se quedaba colgado en el aire.
Mientras que la primera novela se centraba en la determinación de Fable por lograr sus objetivos, bañando su vida de un sorprendente mar de luces en el proceso, Medianoche se centra en la oscuridad de las preguntas que Fable lleva haciéndose toda la vida, del conflicto entre sus anhelos y los de los demás, de lo que cada uno es capaz de hacer por obtener el futuro que ansía.
Ahonda en las caras más sangrientas de la vida pirata, que no era tan dada a esconder tesoros, pero sí de rajarle las tripas a los rivales y dejarles descansar con los peces. Aunque nunca sabes cuándo ese lado de la piratería va a salpicar las páginas. Quizás resumirlo en la vida del capitalismo sea algo más concreto que hablar de piratería a secas, por raro que suene decirlo.
Mientras que conocer a la tripulación del Marigold y sus encantos fue cosa de Fable, ahora le ha llegado el turno a la silueta desenfocada y en la distancia de Saint, en la todopoderosa Holland del Mar Sin Nombre, y en Clove. Pese a que los piratas del Marygold siguen teniendo un papel relevante, sobre todo West, su presencia es mucho más limitada. Como si nos encontráramos con esos amigos que conocemos tan bien que no hace falta palabras. Todo el peso de la trama recae en los papeles de Clove, Saint y Holland.
Lo que haces no tiene que ir determinado por lo que los demás esperan de ti. Cómo vives es algo que eliges, tu familia es algo que eliges, exista sangre de por medio o no. Medianoche es una botella que encierra un mensaje de cabezonería, aceptación y liberación. Un mensaje de libertad.