Sacha Wolff nos traslada a dos mundos, uno casi desconocido y otro en auge: Wallis y el rugby. Wallis y Fortuna son dos islas francesas de Nueva Caledonia, en el Pacífico sur, de etnia maorí, cercanas a Tokelau, Tonga y Tuvalu. El rugby es un deporte en auge en Francia, donde se está invirtiendo mucho dinero en los clubes, como explicó Wolff en la presentación de la película en el festival.
Soane Tokelau es un chaval que juega al rugby en Wallis. Abraham, un agente, le promete fortuna y gloria en Francia y Soane se enfrenta a su padre para marcharse a por una vida mejor y a por los éxitos que cree que se le han negado por vivir en una isla apartada del mundo. Así que Soane aterriza en Francia, donde el club lo rechaza por no ajustarse a los parámetros físicos y le da un billete de vuelta que el chaval no quiere utilizar. A partir de aquí, comenzará a buscarse la vida y a sí mismo, malviviendo y luchando por ser alguien en el rugby.
Wolff nos plantea una película dura de principio a fin, donde vemos las esperanzas de Soane destruirse poco a poco, a nivel personal y profesional, una especie de sueño americano que se desmorona por no tener pilares sólidos. Y lo hace de manera magistral, puesto que la interpretación de Toki Pilioko es un gran descubrimiento y tanto en sus momentos más dramáticos como al interpretar hakas o en el césped del partido, trabaja de manera correctísima, sin histrionismos.
A nivel visual, tanto en Wallis como en Francia, la película gana muchos enteros y está llevada muy bien. La banda sonora acompaña y ayuda y los 103 minutos del metraje se hacen cortos al espectador, dejándolo con un halo de desesperanza.
Una buena historia contada sin florituras.
Mercenaire, Sacha Wolff (France). Official Section. FICX (English)
Winner of Label Europa Cinemas at Cannes Festival, 2016.
Sacha Wolff lead us to two worlds, one almost unknown and the other in uprising: Wallis and rugby. Wallis and Futune are two French islands with Maori population near Tokelau, Tonga and Tuvalu. Rugby is a booming sport in France, where sponsors are investing a lot of money in clubs, as Wolff explained in the film’s presentation at the festival.
Soane Tokelau is a guy who plays rugby at Wallis. Abraham, an agent, promises him fortune and glory in France and Soane by his father to leave the isles for a better life and for the successes he believes he has been denied for living on an island far from the world. So Soane lands in France, where the club rejects him for not adjusting to the physical parameters and gives him a return ticket that Soane doesn’t want to use. He will begin to look for himself, living and fighting to be someone in the world of rugby.
Wolff gives us a harsh movie from beginning to end. We watch Soane’s hopes getting destroyed, little by little, on a personal and professional level: a kind of American dream that crumbles because it does not have solid pillars. And it does so in a masterful way, since the acting talent of Toki Pilioko is a great discovery and in his most dramatic moments, like when he’s interpreting hakas or on the field, he works the right tone, without histrionics.
The film is improved by its visuals, both while in Wallis and France, and is a really nice piece of work. The soundtrack tags along and helps the experience, and the 103 minutes of footage comes as too short for the audience, leaving them with a halo of hopelessness.
A good story told without frills.
