Metal Slug Tactics — Análisis

Metal Slug Tactics es un juego de estrategia táctica con componentes rogue que se diferencia del resto de la saga al haber un cambio drástico en su género. De la acción desenfrenada y caótico del clásico run’n’gun pasamos a una toma de decisiones más estratégica, pausada y escalonada en dificultad.

La historia se repite

A pesar de la innovación dentro de las mecánicas de su género, Metal Slug Tactics continúa con una de las premisas de la saga. Una vez más, el malvado General Morden se escapa de nuevo de su cautiverio, para reunir un potente grupo de mercenarios que luchan por su nombre. Gracias a su violencia e ímpetu consiguen hacerse con el control de Sirocco City, convirtiéndola en su base de operaciones.

A pesar de que al comienzo solo dispongamos de unos pocos personajes, según avances en las misiones conseguiremos tener disponibles nuevos integrantes para nuestro equipo. Tendremos la oportunidad de hacer varias misiones para debilitar al ejército de Morden, antes de afrontar la batalla final. Si conseguimos menguar su ejército, la batalla final será más sencilla en comparación con entrar más pronto a la afrenta final.

Algunos detalles durante la jugabilidad

Conforme avancemos por la historia tendremos la posibilidad de desbloquear conversaciones especiales, dependiendo de nuestras acciones por el camino. Es posible que pueda parecer poco, pero es una curiosidad interesante aunque apenas sean unas líneas o una exageración de su comportamiento. Algunas de las conversaciones pasan por conocer más sobre el ejército, detalles sobre Morden o interacciones entre nuestros personajes.

Es cierto que no aportará mucho a lo que viene siendo la historia principal, pero sin duda enriquece al trasfondo de las historias de los personajes. Aunque no sea algo definitorio, no deja de ser algo curioso, sobre todo si la historia que se nos cuenta en la saga original es sin diálogos. Algunas interacciones son más entretenidas que otras, pero no dejan de ser curiosas y trataremos de hacer saltar todas las posibles.

Una jugabilidad tactics típica

La jugabilidad que podemos esperar de un juego tactics no difiere mucho de la de otras entregas, sin embargo la cosa no queda ahí. En Metal Slug Tactics tenemos ciertas mecánicas y elementos del género rogue que lo harán diferenciarse del resto. De entre los personajes disponibles tendremos que formar equipo con tres de ellos. Cada uno tendrá una naturaleza y habilidades específicas, por lo que comprobar su compenetración con nuestra manera de jugar es crucial.

Cada uno de los personajes tiene un ataque básico con munición infinita, y uno más potente pero limitado. Estos ataques limitados hacen más daño, disparan más veces, tienen daño de área y, por lo general, son bastante más útiles. Posicionarnos en el entorno es de obligado cumplimiento, ya que podemos elegir cobertura, y el juego nos premia por no mantenernos en una posición camper.

Elige un mapa concreto

Tras la elección de nuestro equipo, tocará elegir la zona en la que queremos jugar. Podemos elegir entre una variedad bastante diferente: el vasto desierto, la profunda selva o las atemorizantes tumbas. Estos biomas son típicos en las diferentes entregas de la saga, y estamos tan acostumbrados a ellos que no será difícil imbuirnos en el ambiente que nos ofrece.

Nuestro objetivo es conseguir completar tres misiones en cada una de nuestras escaramuzas. Tras completar las tres, el jefazo de cada una de ellas aparecerá. Las misiones son de distinta índole, no cayendo siempre en la típica fase de «eliminar a todos los enemigos»; algunas veces tocarán misiones de escolta, impedir que un objetivo concreto escape, aguantar un número de turnos o terminar con un objetivo en un tiempo determinado. Cuantas más recompensas desbloqueemos más avances podremos hacer en nuestros personajes, ya que nos facilitará la vida mejorar las habilidades de nuestros personajes.

Los jefazos nos lo ponen algo más complicado

Tendremos que esforzarnos al máximo para salir victoriosos en las batallas contra jefes. Los ataques especiales que lanzan pueden tener consecuencias devastadoras en nuestro equipo. Por si sus ataques no fueran suficiente, constantemente estará reclutando nuevas amenazas contra nosotros, que aunque terminemos con ella seguirán apareciendo. La única manera de acabar con este bucle es vencer al jefazo.

Uno de los aspectos más importantes en Metal Slug Tactics es el posicionar a nuestras unidades en posiciones ventajosas. Mover a nuestros personajes nos otorgarán puntos de esquiva, además de adrenalina, vital para utilizar las habilidades de nuestra cuadrilla. La duración de las misiones puede ser algo elevada, aumentando el tiempo total de juego de manera considerable. Es mejor ir con cautela a echar a perder todo el progreso por un mal movimiento; sin embargo, son conscientes de ello y podemos repetir turno si una de nuestras acciones acaba de manera desastrosa.

Un apartado gráfico interesante

El juego se ve de escándalo y tenemos la posibilidad de reconocer a los personajes de un simple vistazo. Esa belleza pixelada era difícil de portar a un género diferente, pero sin duda visualmente está a la altura de lo que se esperaba. Las voces están tanto en inglés como en japonés, y los textos están bien traducidos al castellano, con una buena interfaz de palabras clave. La banda sonora también está bien cuidada, al estilo de la saga y sin desentonar lo más mínimo, con composiciones que nos recordarán a las entregas originales.

El componente absurdo sigue siendo uno de los fuertes, quizás no tan visible como en las entregas run’n’gun pero sin duda deleitándonos a su manera. La ridiculez se imbue con el caos de una manera muy sólida, llegando a ofrecernos situaciones irreverentes.

Conclusión

Metal Slug Tactics es un juego que no puede ser tomado a la ligera, y es que no podemos jugarlo de forma alocada o rápida. La planificación es vital, posicionarnos en el entorno y observar nuestras posibilidades es lo más importante. No basta con establecernos en un punto concreto, ya que tenemos que movernos para conseguir adrenalina y puntos de esquiva. La curva de dificultad es bestial, e incluso en las dificultades más sencillas puede llegar a suponer un reto. Puede parecer algo repetitivo para quienes no se acostumbran al género rogue, y pausado para quienes no comprenden los tactics, pero sin duda es una apuesta sólida e interesante.