Existe una disposición inherente en el ser humano a explorar, una necesidad innata de levantar el velo de aquello que le es desconocido para ver qué se esconde bajo este. No es de extrañar pues que 4A Games haya decidido aventurarse más allá de sus ya archiconocidos túneles para ver qué se encontraba en su nuevo título multiplataforma: Metro Exodus.

Se nos plantea entonces un viejo dilema que hemos escuchado en múltiples ocasiones: ¿es mejor aventurarse a lo desconocido o quedarnos en nuestra zona de confort? Me temo que ni yo mismo, mientras escribo estas líneas, tengo una buena respuesta. Pero espero al menos poder despejar algunas de vuestras dudas sobre Metro Exodus y ayudaros a alcanzar una conclusión.

Como sus predecesores, Metro Exodus es un título de acción en primera persona que nos pone en el papel de Artyom. Sirve como una secuela de los sucesos acontecidos tras uno de los finales posibles del título previo, Metro Last Light. Además de la continuidad narrativa, presenta también cierta continuidad jugable, y es que si has disfrutado de alguno de los anteriores títulos de 4A Games, te encontrarás con una evolución natural a nivel de jugabilidad. Tiene muchas más opciones, sí, pero el núcleo del título sigue siendo el mismo. Salvo por un gran cambio.

Salimos de la conocida oscuridad y claustrofobia del metro de Moscú para adentrarnos en un mundo abierto.

Me temo que os voy a decepcionar aquí, porque este juego no es un mundo abierto. Me explico: nos encontramos con un juego cuya estructura narrativa está hecha para llevarnos de zona a zona. Algunas de estas son pequeños mundos abiertos donde podremos movernos a pie o utilizando ciertos vehículos, concretamente pequeñas embarcaciones, y en varios casos una furgoneta en particular.

Sin embargo, llamarlo mundo abierto con todo lo que supone ese término en el contexto actual del mundo de los videojuegos sería mentir. No es un mundo abierto per se. Sí, en estas zonas podremos movernos con libertad y cada una tiene una pequeña lista de misiones secundarias y encuentros y detalles por encontrar, pero se sienten como ensanches, espacios donde el pasillo que es este título da lugar a una sala donde podemos movernos a nuestro antojo, aunque siempre con un orden predefinido.

Pero no pienso que esto sea algo negativo. De hecho, los mapas están bien pensados y estructurados. El diseño de niveles es siempre interesante y abunda el buen hacer, el mimo y los pequeños detalles por todos lados. Sí, no es un mundo abierto, pero teniendo en cuenta que estos juegos han pasado a ser sinónimos de recursos reciclados y ambientes estériles de creatividad, los escenarios de Metro Exodus realmente se sienten como lugares con vida. Aunque se trate de escenarios post apocalípticos fantásticamente recreados.

Sinceramente no creo que esta decisión de 4A Games venga de la incapacidad de crear un juego de mundo abierto. Parece más bien que Metro Exodus era una historia que querían contar, un final a la trilogía de Metro que ha levantado a este estudio desde la oscuridad hasta el puesto que tienen actualmente. Lamentablemente, la trama del juego acaba siendo un tanto plana, es decir:

La narrativa del Metro Exodus te deja algo frío. No es que sea mala, no está mal escrita, es una historia en muchos aspectos perfectamente regular que se mueve a capítulos. Tiene una introducción, unos nudos que corresponden a los capítulos intermedios y finalmente una resolución y un final. El mayor problema es que resulta mayormente inconexa. Cada una de las zonas de mundo abierto cuenta una historia diferente sobre los habitantes que siguen viviendo en ella. Lamentablemente no resultan demasiado interesantes. Y el resultado es una trama algo inconexa con un principio y final fuertes y un medio bastante débil a nivel de trama.

Sin embargo, tiene momentos de redención. Más concretamente los pequeños momentos que puedes tener con el resto de los personajes con los que el protagonista tiene interacción. Son precisamente esos instantes los que realmente se quedarán contigo cuando acabe. El acariciar el pelo de tu mujer mientras esta se sincera contigo en tu regazo; el beber con tus compañeros mientras contáis batallitas; o reuniros todos alrededor de una mesa como una familia. Es en esas conversaciones y pequeñas acciones donde el juego consigue un impacto emocional. Tristemente nuestro héroe no habla, lo cual resulta en un detrimento de lo que podrían haber hecho.

También es importante considerar que el trabajo de doblaje de Metro Exodus es mediocre como poco. Lamentablemente, esto es algo común en muchos títulos en nuestro idioma. Pero es algo que rompe el corazón, especialmente en aquellos juegos que, como Metro Exodus, pretenden que los personajes sean una parte tan integral de su experiencia.

¿Qué estamos haciendo? No estáis aquí para leer sobre la narrativa o los pequeños momentos o el doblaje. Esto es un FPS. Y lo importante es lo importante.

¿Qué tal se dispara en Metro Exodus?

El combate es uno de los aspectos donde mejor se siente Metro Exodus. En sus momentos álgidos los encuentros con los enemigos son tensos y emocionantes. Las armas pueden personalizarse de muchas formas diferentes, lo cual da mucha variabilidad en los combates, ya que los enemigos también tendrán distintos armamentos. Sin embargo, existe una progresión muy lineal de componentes. Hay combinaciones que son simplemente mejores que otras, lo cual significa que no se suele variar mucho en cuanto a las armas que se utilizan. Al menos una vez obtenidas las mejores piezas.

Algo que va en detrimento a los combates y la jugabilidad en general es la IA. Esta tiene muchos problemas, especialmente la de otros personajes humanos. Hacen movimientos extraños muchas veces, cambiando de cobertura arbitrariamente, no encontrando un buen camino a nuestra posición, etc. Además, existen cuestiones extrañas, como que todos los enemigos se den cuenta de dónde estamos una vez uno de ellos nos encuentre, aunque no haya avisado aún de nuestra posición. En general, los humanos enemigos se comportan de maneras algo raras. El problema se ve menos en la IA de los mutantes, ya que estos tienden a tener comportamientos mucho más sencillos.

Dejando el combate a un lado, las mecánicas introducidas de supervivencia son un añadido interesante. Consiguen hacer que nos preocupemos por sobrevivir a la escasez en este mundo post-apocalíptico sin resultar un detrimento a la jugabilidad.

Sigamos nuestro viaje cambiando la perspectiva. De las mecánicas al componente visual y sonoro. El apartado artístico es sublime y está muy bien trabajado. Aunque los gráficos propiamente dichos no sean nada que no hayamos visto anteriormente, los paisajes en las zonas más abiertas nos dejarán sin aliento más de una vez y resultan en unas ganas de investigar un mundo a nuestro alrededor que definitivamente guarda suficientes secretos como para hacer la exploración relevante.

Todo lo que en el apartado gráfico gana con creces lo pierde en el apartado sonoro. Los sonidos de ambiente y las voces están muy mal mezcladas. Conversaciones que deberíamos escuchar a nuestro lado suenan lejanas y distantes; las pisadas de Artyom se escuchan demasiado ligeras en ocasiones. Esto resulta muchas veces en tiroteos frustrantes donde la imposibilidad de detectar a enemigos mediante el sonido de los disparos resulta desconcertante.

Si a eso le añades otros bugs como, por ejemplo, el que la brújula de la muñequera no funcionase, u otro muy gracioso con un vagón que debes recoger en un punto de la historia y avanza al revés de cómo debería, Metro Exodus puede resultar una experiencia frustrante a veces.

Como conclusión, se me hace extraño pensar malamente de Metro Exodus. Sí, la historia es algo débil a veces y tiene muchos aspectos en los que cierto tiempo de maduración le hubiera sentado bien. Probablemente no se trate de un viaje que marcará el resto de tu vida. Pero mirando atrás con el tren por fin en la estación y con mi cabeza vuelta a todo lo pasado no puedo decir que haya sido un mal trago. Es un sabor agridulce, pero me voy con una sonrisa, contento de que haya terminado el viaje, pero también de haberlo vivido.

Javier Bellver
Desarrollador web por el día y softofilo en la noche. Se me puede encontrar la mayor parte del tiempo mirando a la pantalla y a veces bailando en cota de malla en algún promontorio bajo la luna llena.

1 COMENTARIO

  1. Impecable el análisis y de los mas acertados en mi modesta opinión, un gran juego después de todo pero que podría haber apuntado mas alto puliéndole con el debido tiempo… gracias!

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