Esta época estuvo marcada por la finalización del último periodo glacial y la progresiva implantación de un clima más cálido que permitió el aumento de los bosques y la biodiversidad, aunque también provocó la inundación de amplias zonas costeras. Esos cambios influyeron en el comportamiento y en la cultura material de los humanos de la época: al desaparecer o emigrar los animales que suponía la base de la dieta humana en el Paleolítico superior, se tuvieron que ampliar los objetivos alimenticios. Y para poder cazar las nuevas especies de los bosques, más ágiles, pequeñas y esquivas, el hombre debió aprender a domesticar y utilizar perros, cuya presencia se ve en el cómic, ya a finales del Paleolítico superior.
La industria del tallado en piedra muestra una clara tendencia a la fabricación de pequeños utensilios adaptados a las nuevas situaciones y usos, muy especializados, llamados microlitos.
Estos eran utilizados para la recolección de moluscos y para su apertura, como puntas de flecha, como raspadores, buriles…. las armas más producidas y utilizadas fueron los arcos, hechos de madera y tendones de animales, con flechas que incorporaban en su punta microlitos de variadas formas geométricas, pero sabían perfectamente dónde debía ir la punta. También se usaron flechas sin punta lítica, pero afilada directamente sobre el material en hueso, en asta o en madera. Estas últimas, a menudo, endurecidas al fuego. También podremos apreciar esos detalles en este perfectamente documentado cómic.
Algo muy importante, ya que en esta época comienza a gestarse lo que se ha venido a llamar “revolución neolítica”, en la que aparecieron grupos de cazadores-recolectores especializados en unos pocos tipos de recursos abundantes y seguros, que se podían almacenar durante buena parte del año, lo que les permitió aumentar su demografía y sedentarizarse. También esa “revolución” implica la aparición de los primeros jefes tribales, ya que la acumulación de bienes habría provocado las primeras desigualdades sociales y la aparición de jerarquías, encabezadas por aquellos que se habrían encargado de la gestión de los excedentes. Pero regresemos al cómic:
Bueno, pues vamos a imaginar que somos otro niño dentro de la tribu de Kansa y estamos sentados en torno a la hoguera escuchando los cuentos contados por los ancianos o, si tenemos suerte, por el chamán de la tribu. Historias semilegendarias que han sido transmitidas oralmente desde muchas generaciones anteriores a la nuestra y que escuchamos atentamente para, en caso de que lográsemos sobrevivir a los peligros del mundo en el que vivimos, poder transmitir a los que vengan detrás de nosotros. Eso es lo que ha conseguido Ben Haggarty, asistido perfectamente por el efectista y detallado dibujo de Adán Brockbank, con los lectores de esta obra… Es precisamente el trabajo de unos maestros de la narración: compartir con el auditorio cuentos populares sobre princesas cisne, bebés demoníacos devoradores de carne y niños cuervo.
Y, por cierto: al final de esta obra ocurre algo muy importante para el desarrollo de Poika en la tribu. ¡Y te animo a descubrirlo! Veremos pinturas rupestres, técnicas al respecto, una Venus paleolítica, técnicas de caza y recolección… ¡Descúbrelas!
Esta obra de Adam Brockman presenta una calidad de un realismo casi fotográfico a veces. El uso de los colores llega a ser hipnótico a tenor de la manera en la que sumergen al lector en la historia, a la par que complementan la narración a la perfección. De hecho, las escenas del día a día se caracterizan por colores terrosos y naturales qu representan perfectamente el terreno y el ambiente en el que viven los protagonistas. Sin embargo, durante las escenas de las situaciones amenazantes, los cuentos y, sobre todo, en las partes en las que aparecen la magia oscura y las pesadillas, los colores cambian para sugerirnos una auténtica sensación de amenaza.
Además, nos añade una fantástica entrevista con los autores, muy reveladora, así como con sus biografías.
El único punto menos positivo es que, tal vez, los lectores más jóvenes lo encuentren un tanto tedioso, pero considero que el públio pre-adolescente y adolescente encontrará en esta obra un cómic didáctico e interesante a la par que podrán apreciar tanto la calidad de la narración como la belleza de la obra, y cómo se junta todo para dar lugar al desarrollo de estas historias mágicas. Y, en cuanto al público veterano… Mirad, queridos lectores, aunque siga siendo un niño grande, salí de mi adolescencia hace ya mucho tiempo, y he disfrutado de esta novela gráfica de principio a fin. Además, aunque puede considerarse autoconclusiva, sé que habrá un segundo volumen (eso es lo que presagia el “1” del lomo), y ardo en deseos de cómo continúa la vida tanto de Poika como del resto de la tribu.
Un fantástico regalo de Reyes que hará las delicias de quien lo reciba. Y, si se muestra reticente a disfrutarlo, tranquilos. Este cómic es de esos que se valora más con el trascurso de la edad. Una auténtica delicia.