Once años después de recibir Micro Machines V4, Codemasters vuelve a traernos a consola un título de la franquicia, Micro Machines World Series, que llega a PC y PlayStation 4. Y es que a pesar de que desde 2006 no llegaba ninguna entrega a la saga principal, muchos recordaréis a su clon Toybox Turbos, que llegó a consolas y PC no hace tanto, pero que no consiguió impedir que la franquicia de Codemasters haya llegado a la nueva generación de consolas.
World Series busca recuperar la esencia de los títulos de principios de los 90 y ciertos aspectos que analizaremos a continuación determinarán si se convierte en un título puntero dentro de la saga o más bien en todo lo contrario.
Los «Micro machines» son máquinas en miniatura, las más pequeñas del mundo. Esta entrega en concreto recupera la misma fórmula de antaño e intenta contentar tanto a antiguos como a los nuevos jugadores. Y ahora, la pregunta que cualquiera se haría en estas circunstancias, ¿consigue el nuevo título de Codemasters tener contentas a dos generaciones de jugadores tan diferentes?
Para empezar, cabe señalar que World Series está orientado a la experiencia online, que es muy diferente de la multijugador local, de ahí que sea en este punto donde se han incluido las novedades más interesantes de esta nueva entrega y en torno a la cual se ha centrado el planteamiento «novedoso». No obstante, esto no significa que se haya dejado de lado el juego local, puesto que los modos de todos contra todos y de eliminación, de los que hablaremos a continuación, continúan siendo tan emocionantes como siempre.
Hasta 12 jugadores pueden disfrutar de los pequeños coches en miniatura y en una misma consola hasta cuatro amigos tienen la posibilidad de compartir la misma pantalla. De los 12 vehículos diferentes que encontramos disponibles, cada uno cuenta con un cargamento de armas propio. De hecho, uno de los aspectos que da más vida al juego es precisamente la posibilidad de personalizar los vehículos, podemos coleccionar emblemas, frases que decir y aspectos para los coches hasta un total de 400. Para conseguirlos, podemos proceder de dos formas: bien sea por cajas de suministros o invirtiendo el dinero que consigamos.
Eso sí, no es nada sencillo, sobre todo cuando nos enfrentamos contra la IA, por lo que para ser mínimamente competitivo tendremos incluso que recurrir a memorizar los circuitos. ¿Y por qué sucede esto? Pues sencillamente porque los coches derrapan y tienen una gran inercia, además de que la cámara no siempre se coloca en la posición óptima. A esto hay que añadir que las armas requieren de mucha práctica para su manejo y que cuando nos chocamos, las reacciones son de lo más impredecibles, pudiendo frenarnos o rebotar y salir disparados.
Además, cada cierto tiempo podemos ascender y descender en el sistema de liga de la experiencia online según los méritos que hayamos hecho durante ese período. De este modo, las partidas clasificatorias adquieren un gran protagonismo si lo que se busca es competir con los mejores. El sistema de ascenso es muy sencillo y funciona por puntos. También se lanzan eventos especiales cada cierto tiempo con los que se pueden obtener recompensas adicionales al competir con las condiciones que los desarrolladores establecen.
Por otra parte, encontramos varios modos de competición: la carrera clásica, la de eliminación y un modo de batalla en el que hay que dominar zonas o capturar la bandera. Cualquier modo de juego se puede jugar en multijugador local, contra la IA o contra rivales repartidos por el globo. Y combinemos todo esto con clasificatorias, cajas de botín, desbloqueables y los elementos de vanguardia de cualquier multijugador. La duda que se plantea es si el juego conseguirá crear una comunidad suficiente para generar una continuidad, puesto que está orientado completamente a la experiencia multijugador, lo que puede considerarse desde esta perspectiva como un factor limitante. Lo que es cierto, es que el juego en equipo va a permitir que se utilicen las habilidades únicas de los vehículos en los modos «Capturar la Bandera» y «Rey de la Montaña».
Por otra parte, llaman la atención ciertos aspectos de la jugabilidad, por ejemplo, cuando jugamos en el modo Carrera tenemos que estar continuamente saliendo al menú principal una vez que se termina la partida para poder volver a entrar y, además, mientras esperamos la siguiente pantalla, el lobby que aparece no está muy logrado. Y si pensabas que podrías competir desde el minuto uno, olvídalo, tendrás que alcanzar primero el nivel 10 para desbloquear esta opción.
Tanto los escenarios, como los coches e incluso los power ups mantienen la fórmula clásica de la saga y muestran emplazamientos publicitarios: las armas del juego llevan el logo de NERF, hay escenarios que son mesas de juego que nos hacen pasar sobre juegos de Hasbro como el Tragabolas e incluso los coches hacen referencia explícitamente a los muñecos de G.I. Joe.
En cuanto al apartado sonoro, encontramos efectos simples y frases dobladas al castellano, cumpliendo con el mínimo exigible para un título de estas características.
En resumidas cuentas, parece que Micromachines World Series no llega a la altura de las expectativas. Se echan en falta más circuitos, coches y modos de juego, a lo que hay que añadir que técnicamente tampoco es un portento. Ni siquiera en PlayStation 4 consigue ser visualmente atractivo, los coches no terminan de apreciarse en detalle y los escenarios se podrían haber cuidado mejor. Lo que Codemasters se ha propuesto con esta entrega es volver a rememorar las raíces de la saga, con la mítica cámara única que seguirá a vista de pájaro a nuestro coche.
No se busca quedar el primero, ni ser el más hábil en manejar el volante, sino que la mayoría de modos de juego lo que buscan es la supervivencia. Habrá que utilizar las características físicas del coche y dominar el mazo, el martillo o la ametralladora de la forma más diestra posible para poder alzarse con la victoria. Sin embargo, hay que reconocer que hay algo que sí que consigue World Series y es ofrecer al jugador varias horas de entretenimiento, en este caso manteniendo la esencia del título original y sin añadir apenas modificaciones, pero lo consigue. Este componente del pasado se observa perfectamente en los múltiples guiños retro que encontramos, como los avatares de los personajes que la IA controla: Dwayne, Emile, Cherry, etc., o el modo en el que obstáculos como tostadoras o batidoras pasan a convertirse en elementos de juego.
Dicho esto, queda ya en tus manos decidir si personalmente te merece la pena la inversión de 29,99 € para hacerte con un título que es casi un calco de su versión de hace ya un par de décadas.
